Los Padres Organizados declaran un único y principal objetivo: “Queremos que vuelvan las clases presenciales. En patios, terrazas, plazas con los protocolos necesarios. Que no termine el año sin que hayan vuelto. Defendemos el derecho humano de todos los niños y jóvenes a educarse.” Sobre este tema conversamos en El Espejo (RadioShow), con Paula Insani, vocera de la organización.
Por Atilio Amerio
Los Padres Organizados se presentan en las redes sociales como “un grupo de papás con hijos de diferentes escuelas que trabajamos para el retorno de las clases presenciales”. Dejan bien en claro que no actúan en contra ni de los gremios docentes, ni del gobierno, ni de nadie; sino que están a favor de los chicos y de la educación. Ven seriamente comprometido el presente y también el futuro porque, según su visión, “con la virtualidad los chicos no aprenden”. Piden y apoyan la presencialidad en las escuelas, tal como sostienen en su lema: “Todos los días todos los chicos en todas las escuelas”.
Por otro lado, aunque no en veredas opuestas sino complementarias, están los docentes que hicieron y hacen esfuerzos extraordinarios para cumplir con las exigencias de la virtualidad. En muchos, muchísimos casos, comprando de su bolsillo dispositivos electrónicos (laptops, celulares, tablets) y haciéndose también cargo de los costos de las bandas anchas aptas para su trabajo, sin que a ninguna autoridad responsable se le piante un lagrimón, o una moneda… Y han debido reconfigurar hábitos de años de trabajo, aprender sobre la marcha modalidades educativas inéditas, con aciertos y con errores, en pos de garantizar el acceso a la educación de nuestros hijos. Aún “bancándose” la incomprensión de muchos padres.
En un tercer espacio acecha la enfermedad, el virus, la posibilidad de contagios, el bicho maldito. El miedo encarnado que tenemos desde hace un año, más o menos, a “pescarnos el covid”. Las vacunas, lentamente, van llegando y se aplican. Pero muchos opinadores discuten su efectividad porque, como todo en nuestra querida Patria, es materia de debates, pujas partidarias, conflictos; estériles la mayoría de las veces. Estos personajes que hablan quién sabe desde qué posición o interés, sin basarse en información de calidad, no quieren aportar soluciones. Más bien repiten consignas para alentar a la confusión, y al negocio.
Y en este escenario, ¿quién piensa en las pibas y en los pibes? De verdad, ¿quién o quiénes están trabajando en mejorar los protocolos para hacerlos más seguros y que nuestras hijas e hijos no corran riesgos innecesarios? ¿Cerrar las escuelas soluciona o empeora los problemas (los nuevos más los preexistentes)?
Paula Insani es la vocera de Padres Organizados de Entre Ríos. En una entrevista realizada en el programa El Espejo (RadioShow), contó que “el sistema actual de presencialidad alternada es ineficiente, porque se pierde el cincuenta por ciento del ciclo lectivo. Venimos de un año (el 2020) donde todo fue virtual, con un esfuerzo enorme por parte de los docentes, pero que no tuvo los resultados académicos esperados. Esto es porque la virtualidad excluye y aumenta la brecha social. Pensemos en los miles de niños y niñas de nuestro país que no tienen acceso a la conectividad. Estadísticas recientes publicadas por el INDEC sobre el ciclo lectivo de 2020 nos dicen que el 50% de los alumnos de escuelas públicas no tienen dispositivos con conectividad, contra el 16% de los que concurren a escuelas privadas. Y que apenas el 44%, es decir menos de la mitad, de los alumnos de las escuelas públicas tuvieron clases virtuales todos los días, en contraste con el 90% de los chicos que van a establecimientos privados. La brecha es enorme.”
Además, Paula dijo que “la escuela, tanto la pública como la privada, aún maltrecha, marca la diferencia porque enseña a los chicos a desarrollar ‘capacidades blandas’, a estar entre pares, a compartir. Y como tema no menor, la escuela detecta la mayoría de los casos de abuso infantil o de violencia intrafamilar, o de nutrición deficiente, por lo que es una malla de contención importantísima. Todo esto, con la virtualidad, lo perdemos”.
¿Cuáles serían las propuestas? ¿Qué sería lo ideal? “Nosotros queremos la presencialidad. Se pone mucho énfasis en la posibilidad de contagio de covid por contacto, como se creía en 2020. Hoy, con toda la evidencia científica recopilada en más de un año, sabemos que esto es anacrónico. La escuela representa el 0.9% de los contagios, un porcentaje ínfimo. Los chicos no son los principales vectores de contagio, por lo tanto la escuela cerrada no tiene justificación sanitaria alguna. A nuestro entender, no hay motivos para que los chicos no estén todos los días en la escuela”.
Padres Organizados sostiene que “la no presencialidad afecta a la salud integral de niñas, niños y adolescentes sin un costo sanitario que lo justifique. La comunidad científica internacional avanzó muy rápidamente y la información que hoy disponemos nos permite dejar atrás un criterio de salud biologicista (salud sólo física), y avanzar sobre otro modelo de salud integral para que, basados en éste, podamos actualizar los protocolos y las medidas sanitarias.”
Sobre si han tenido contactos a nivel gubernamental, Paula dijo que “si bien somos muy activos e insistidores, por el momento no nos han recibido. Nosotros queremos poner a disposición de las autoridades que lo requieran la información de calidad de la que disponemos. Tenemos protocolos que se aplicaron en diecisiete países del mundo y funcionaron. Tenemos experiencias internacionales para compartir, como también nuestros saberes y nuestros trabajos. Queremos que la escuela sea prioridad”.
“En esta pandemia lo que ha entrado en crisis es la gestión a cargo de quienes tienen que dirigir (sic). Pero lo importante hoy es que nos centremos en qué podemos hacer para no seguir contagiándonos, enfatizar la responsabilidad individual, usar barbijos, higienizarse las manos con frecuencia, todo lo que ya sabemos. Si yo me cuido estoy cuidando a los demás. De esto depende también no solamente nuestra salud física, sino una economía y una sociedad maltrechas. No echemos culpas. Eduquemos”.
Para concluir, es justo destacar que el sistema educativo nacional hace rato (décadas) que viene con problemas: marchas, contramarchas, reformas, contrarreformas, y nadie parece haber acertado con la solución superadora que todos queremos. No hay, no hubo (¿habrá alguna vez?), políticas de estado referidas a educación (tal es el tema que hoy ocupa a esta columna), como asimismo a salud y a seguridad. Michel Foucault, filósofo francés del siglo veinte, veía y explicaba a estos tres pilares (salud, educación, seguridad) como los mecanismos que toda sociedad usa para controlar, vigilar, y llegado el caso castigar a los ciudadanos. La escuela, el hospital y la cárcel son, según este autor, las organizaciones representativas del control social.
Decía Foucault en su obra “Vigilar y Castigar”: “Ejercicios, maniobras, puntajes, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros: una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, que fue desplegándose en los hospitales, en el ejército, las escuelas y los talleres: la disciplina. (…) El examen, en la escuela, crea un verdadero y constante intercambio de saberes: garantiza el paso de los conocimientos del maestro al discípulo, pero toma del discípulo un saber reservado y destinado al maestro.” Es, por lo tanto, una relación jerárquica.
Y más allá de especulaciones políticas o ideológicas, hoy fallan las tres instituciones: educación, salud y seguridad, y sus respectivas organizaciones de control… Estamos en problemas desde hace tiempo. El contexto actual restrictivo de la pandemia ha colaborado en acentuar las falencias en estas áreas, en especial al tema que nos atañe en esta nota: la Educación. (Explayarnos sobre el sistema de salud y el sistema de seguridad excedería el propósito de esta nota).
Hay quienes dicen que porque la gente muere de covid todos los días, no es prioritario que muchos de nuestros chicos no aprendan ni tengan clases, y es un grave error de criterio, o más bien de falta de él. No son temas excluyentes. Son complementarios. La solución debe superar este falso dilema. Ni más muertos por covid, ni más niños sin escuelas.
Conocemos ahora las opiniones y posturas de esta organización de padres y de muchos docentes. Desde el máximo poder de decisión del Estado, ¿Quién piensa en las pibas y en los pibes? De verdad, ¿Quién está pensando en arreglar o siquiera mejorar, esta cuestión? Nos gustaría escuchar esa voz.-