Por Robando Barbano (Clarín)
Hay jueces argentinos que aplican la pena de muerte. No saben a quien condenan ni en qué momento se hará efectiva la sentencia, pero sí tienen claro quién será el verdugo: el delincuente al que liberan antes de que estén dadas las condiciones para hacerlo.
Carlos Rossi, juez de Ejecución Penal de Gualeguaychú, carga desde ayer con una muerte sobre sus espaldas: la de Micaela García. Fue él quien, 9 meses atrás, decidió liberar de forma anticipada a quien sería su asesino, Sebastián Wagner. Y lo hizo pese a que desde la cárcel le decían que no lo hiciera.
Ex cazador de pollos en un frigorífico de Concepción del Uruguay, el 7 de julio de 2010 “El Melli” Wagner sorprendió a una estudiante de Rosario del Tala cuando regresaba de rendir un examen de su carrera, el profesorado de Lengua y Literatura. Se metió detrás de ella en la pensión donde vivía con su hermana, la golpeó, le robó dinero y otros objetos.
Luego la violó.
Unos cuatro meses más tarde, el 17 de noviembre, atacó a otra estudiante de 22 años. La cruzó en la calle con su Fiat Spazio azul, la amenazó con un cuchillo y la obligó a subir al coche. Así la llevó hasta el Parque de La Ciudad, donde la hizo bajar del vehículo entre amenazas.
Luego la violó.
Las víctimas lograron identificarlo y Wagner fue arrestado. En 2012 lo sometieron a un juicio abreviado, donde aceptó su responsabilidad a cambio de una condena a 9 años de prisión. Mientras empezaba a cumplirla, una tercera joven lo denunció por abuso. Había sido entre medio de los anteriores y con una mecánica similar: la atacó en la calle el 11 de mayo de 2010, también en Concepción, la amenazó y la secuestró.
Luego la violó.
Al sumarse este caso, Wagner podría haber recibido una condena aún mayor. Pero otra vez la Justicia conspiró contra Micaela. Tras ser imputado, “El Melli” aseguró que el autor de este tercer ataque -que había cometido encapuchado- había sido su hermano gemelo, Maximiliano. En la causa había una muestra del ADN del violador, pero los análisis necesarios para discernir de cuál de los gemelos era escapaban a las posibilidades de los peritos locales. El fiscal Diego Young averiguó que podían hacerse en Alemania a un costo de 130.000 euros, aunque sin garantías de un resultado certero. No se hicieron y Wagner fue absuelto.
Gracias a ello, el año pasado le pidió la libertad condicional al juez Rossi. Este solicitó informes a la Unidad 9 de Gualeguaychú, donde estaba preso. La respuesta fue contundente: “Visto lo dictaminado en el informe del Equipo Técnico Criminológico de esta Unidad, donde se emite opinión desfavorable, y que el interno, más allá de respetar las normas establecidas en esta institución y de cumplir con laborterapia (…), en el aspecto educativo y psicoterapéutico no se ha incorporado a los espacios que brinda la Unidad, (…) este Consejo Correccional emite opinión desfavorable en relación a lo peticionado por el interno penado”.
O sea: no lo liberen.
Al juez Carlos Alfredo Rossi le pareció que tenía que hacer lo contrario. Y, el 5 de julio de 2016, le concedió la libertad a Wagner. Su condena vencía el 16 de julio de 2018. Es decir, que cuando mató a Micaela debería haber estado en la cárcel.
Hasta ahora, Rossi no habló públicamente sobre su fallo. En diciembre de 2014 le había concedido una entrevista al diario El Argentino de Gualeguaychú y había explicado su trabajo. “Ninguna de las opiniones que intervienen en los informes sobre un recluso es vinculante con mi decisión”, había señalado. “Son estudios que me dan orientación para una mejor decisión”, había agregado, antes de dar una definición sorprendente: “Se trata de lograr que la persona se reinserte respetando la ley y la legalidad, y no necesariamente que viva los valores morales de la sociedad, que inclusive puede no aceptar”.
Al liberar a Wagner, el juez le impuso “abstenerse de frecuentar lugares nocturnos, consumir alcohol y estupefacientes”. Y reconoció que no estaba liberando a alguien rehabilitado: “Debe realizar tratamiento psicoterapéutico por su problemática de violencia sexual y adicciones”.
Esa problemática le costó la vida a Micaela. Al menos, también debería significar el fin de los 20 años de carrera del juez Rossi.
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