Cada domingo, treinta feriantes se dan cita en la Ex Estación del Ferrocarril de Chajarí, para ofrecer sus productos al público. Sabores, colores, aromas, texturas… todo junto en un mismo lugar para recorrer en familia.
Por Claudia Cagigas
La Feria comenzó a funcionar en octubre del año pasado con 20 carpas que aportó Nación y fue en crecimiento. Hoy cuenta con más de sesenta artesanos que cada domingo se ponen de acuerdo para ocupar los treinta stands disponibles en la Ex Estación del Ferrocarril y así ir rotando y ofreciendo diversidad de productos. “La feria es permanente y la idea es que los puestos permanezcan ocupados. Somos alrededor de 60 feriantes así que cada 15 días seguro que le toca y vamos rotando”, contó Gisela Leites, una de las artesanas que se dedica al rubro decoideas, arte, bordado y pintura, en una entrevista realizada en el programa EL ESPEJO (Radio Show).
Imponer la feria costó. “Al principio el público no estaba acostumbrado a tenerla todos los domingos. Ahora hay gente que va, compra un regalito que necesita durante la semana o encarga cosas. Muchas veces hay espectáculos o actividades culturales y eso hace que la gente se acerque más”, agregó Gisela.
Valentina Dalcón se dedica a la confección de biyuterí. “Yo soy empleada doméstica y cuando hay eventos que organiza la Municipalidad, como el Urquiza Vive, en un día gano lo que gano en una semana como empleada doméstica. Pero más allá de lo económico, está el hecho de compartir con otros feriantes”.
En el caso de Gisela las ventas suelen ser más fuera de la feria. “Conocen lo que hago, se llevan una tarjetita y después se contactan. Pero lo que más nos gusta a nosotros es participar de una feria, prepararnos y mostrar lo que hacemos. Esa participación, el estar ahí, el compartir ese domingo es lo que nos atrapa”, sostuvo. “También hay personas que están elaborando cosas en el momento y eso hace que la gente se acerque, mire y así la feria termina siendo un espectáculo”.
Agustina Moreira es otra de las feriantes y, en su caso, se dedica a la costura. “Estudio para maestra jardinera y trabajo en un jardín maternal. Lo que saco en la feria lo utilizo para gastos de mis estudios o para comprar materiales y hacer productos nuevos. Tengo muchas cosas de decoración infantil, del hogar y también confecciono lo que la gente me va pidiendo como repasadores, por ejemplo. A mí no se me había ocurrido pero el otro día me pidieron, llevé y los vendí a todos”, comentó.
Gimena Quiroga se dedica al rubro panadería. “Siempre me gustó cocinar y desde el año pasado estudio en Concordia la carrera de Chef Profesional. A la feria llevo bizcochuelos, muchas cosas dulces y saladas pero el chipá es mejor hacerlo allá. Entonces llevamos el hornito y lo preparamos ahí mismo porque queda mejor y el aroma atrae. Lo más exitoso es la torta de manzana, llevamos pan casero, pan lactal integral, pan con semillas, de todo”, contó.
Los precios que se encuentran en la feria son accesibles y los cada feriante. Para participar hay un requisito insoslayable: ser artesano, hacer todo con las propias manos, no se puede ser revendedor. Quienes reúnan estas condiciones y deseen formar parte del grupo deben anotarse en Inclusión Social (Casa Salvarredy).