Cristian Almirón regresó hace 15 días de Medio Oriente donde junto a integrantes de su Iglesia trabajó con viudas y huérfanos que salieron de la feroz guerra que se vive en esa zona.

Por Claudia Cagigas
Se llama Cristian Almirón, tiene 30 años, es Licenciado en Enfermería oriundo de Chaco pero en el transcurso de esta semana visitó Chajarí y en el programa NTT (Radio Show) contó sus vivencias en Medio Oriente, una zona duramente azotada por la guerra. “Regresé hace quince días de Jordania, un país que queda pegado Siria, Arabia Saudita, Israel y otros más. Jordania es muy segura, lo complicado está en los países limítrofes como Yemen, Arabia Saudita o Siria. Ahora fui por seis meses, el año pasado fui por menos tiempo. Trabajamos con viudas y huérfanos que salieron por la feroz guerra. Son todos refugiados sirios. Para que tengan una idea, en la ciudad en la que nosotros estábamos que pertenece a Jordania, hay un campo de refugiados, el segundo más grande del mundo, que tiene 90 mil sirios. Fuera del campo hay muchísimos refugiados más y nosotros trabajamos con los que viven fuera del campo porque al campo no se puede entrar ya que pertenece a Naciones Unidas”, explicó Cristian.
Como parte de la Iglesia Cristiana Bautista del Amor fue enviado a misionar de manera integral, lo que abarca no solo hablar de la palabra de Dios sino poner manos a la obra en cuestiones terrenales bien concretas.

“Primero hay que dejar en claro que Jordania permite entrar refugiados pero por ley no los deja trabajar. Quienes están en el campo de refugiados reciben 10 dinares por personas, serían unos 4000 pesos por mes. Los árabes tienen muchos hijos, 10 por ejemplo, o sea que reciben unos 40 mil pesos peso eso no es mucho dinero de allá. Los que están fuera del campo viven de changas o algunos se arriesgan a trabajar, pero si los descubren trabajando los deportan a Siria y la gente no quiere volver a Siria”, contó.

La situación que se vive en esa zona de Asia es tan dramática que, a modo de anécdota, Cristian recordó: “El día que Nigeria jugó con Argentina el partido del mundial, la ciudad que está pegada a donde estábamos nosotros, Dara, tuvo 270 personas que querían salir pero no podían porque está en la frontera entre Siria y Jordania que tiene cinco millones de refugiados. Dara fue bombardeada por el ejército ruso desde el 26 de junio hasta el 5 julio”.
Cómo se vive en los campos de refugiados
“La gente que vive en el campo es depresiva. No pueden trabajar, tienen tres horas de luz por día. Naciones Unidas les da un iglú, que es un poquito más abrigado que una carpa porque muchos chicos morían de frío y las condiciones sanitarias son pésimas. La mayoría son viudas porque en la guerra islámica se matan hombre y niños. Además, la cultura islámica no permite a la mujer trabajar fuera de la casa entonces, al faltar el esposo queda totalmente indefensa”.

Fuera de los campos de refugiados, el grupo en el que Cristian estaba enseñaba costura a estas mujeres, primeros auxilios, se daban talleres de biyuteri para niños y también muchos querían aprender a hablar en español.

“Hay un abismo tremendo entre lo que ellos viven y lo que vivimos nosotros. Si algo aprendí allá es a no preocuparme y a ser agradecido con Dios por el país que tengo porque acá no tenemos guerras, tenemos problemas con el dólar y con cuestiones de la economía, pero eso no es nada al lado de aquello. Ellos sin una ayuda externa no van a poder salir adelante porque quedaron en la nada, no tienen esperanza, su único objetivo es sobrevivir”, concluyó Cristian Almirón.