Por Marisa Domínguez
Así la describe Javier Fernández quien vivió durante su vida religiosa en varios países, entre ellos Cuba. En su visita al programa radial El Espejo, que se emite por Radio Show, Fernández puntualizó las marcadas diferencias que se dan entre la Cuba local y la Cuba turística, con monedas de compra diferentes, lugares para recorrer claramente delimitados, alimentos e insumos restringidos para el acceso de unos y otros; sumado a un constante sistema de control.
“Cuando recién llegué, el guía me dijo que nunca me separe del grupo, incluso el mismo no hablaba mucho con nosotros porque sus colegas podrían sospechar de una influencia capitalista por parte del turista”, narró el entrevistado. En Cuba “ven al capitalismo como el peor enemigo, él que los va a llevar a hundirlos por completo y a generar más pobreza. Pero esto como una fachada porque ellos mismo te cuentan que los Castros cambiaron un par de hectáreas de cañas de azúcar, por la isla. Eso sí, nadie es analfabeto, ellos tiene la educación y el acceso a la salud pero: ¿A costa de qué?”, se preguntó Fernández.
En el mismo momento señaló que los cubanos “tienen mucho avance en turismo y en medicina, pero todo esto es resguardado para el extranjero porque es el que paga. Y si bien ellos no están de acuerdo con el régimen existente, tiene mucho miedo a lo que será sus vidas sin los Castros, tienen mucho miedo a lo que vendrá”.
La diferencia es tan marcada entre los lugareños y los turistas que “en el hotel se cambia una plata ficticia para el turista denominada CUC, esta es tu plata como extranjero la cual no debe ser la misma que la del cubano. Esto les permite controlar qué se compra y por eso los cubanos le piden al turista que le compre, por ejemplo, jabón o chocolates porque son elementos que por su economía tienen restringidos y el Estado no les permite comprar”, comentó.
Fernández advirtió que su cultura puede ser muy chocante ante la nuestra ya que “uno no puede entender que cada persona no pueda decir lo que piensa o considera. Esto en Cuba es imposible. Incluso yo como extranjero tampoco podía hablar libremente con un cubano porque se acercaba enseguida la policía de la zona a preguntarme si necesitaba algo. Y no valía el argumento de que solo estábamos hablando porque después interrogaban a la otra persona para ver si había alguna discordancia en el discurso”.
En este marco, el entrevistado precisó además que en cada barrio hay un comité que controla si estás trabajando y en base a eso qué estás produciendo. “Ellos van a tu casa y te controlan. Por ejemplo si vos podés tener tres gallinas y tenés cinco, van y te dicen que están infringiendo la ley y te las quitan o te pueden multar. Esto es la base del sistema comunista, donde se controla todo lo que hay en tu casa porque si hay algo que supera tus ingresos te lo retiran, ya que consideran que eso le pertenece al Estado. El Estado hace y deshace”.
Incluso como ex religioso Fernández destacó que “en Cuba es muy reciente la idea de mostrarse como cristiano, porque el cristianismo estuvo hasta hace muy poco tiempo atrás muy perseguido, ya que los vínculos cristianos están directamente vinculados al poder”.
A modo de conclusión, Javier enfatizó que durante los quince días que estuve recorriendo toda la isla lo que más le impacto fue la desconfianza entre ellos mismos. “De hecho, desde el día uno me advirtieron que tenga mucho cuidado con lo que decía o hacia a través de los llamados, el email o internet en general, el celular, etc. Y esto se debe a la desconfianza continua del ingreso de ideas o imposiciones del sistema capitalista”.