Calles sin veredas compartidas entre automóviles y transeúntes; ciudades populosas; lugares públicos donde la bandera coreana flamea junto a la estadounidense; templos budistas en la montaña; jóvenes con una sola oportunidad en la vida para rendir un ingreso a la facultad… En esta nota Florencia Garré, una argentina radicada allí, nos cuenta su fascinante experiencia.
Por Claudia Cagigas
Corea del Sur es un país que nos resuena lejano, exótico y hay personas que, impulsadas por la curiosidad, lo eligen para un intercambio estudiantil. Este es el caso de Florencia Garré, una joven de 21 años, mendocina, estudiante de Licenciatura en Administración de la Universidad Nacional de Cuyo, que actualmente está viviendo allí. Entrevistada en el programa EL ESPEJO (Radio Show), nos contó de calles sin veredas compartidas entre automóviles, motos y transeúntes; ciudades populosas; lugares públicos donde la bandera coreana flamea junto a la estadounidense; uso casi exclusivo de las marcas de la industria nacional; templos budistas en la montaña a los que se llega con mucho entrenamiento físico; jóvenes que tiene una sola oportunidad en su vida para rendir un examen de ingreso a la facultad, entre otros tantos aspectos de la cultura de ese país asiático.
En la Facultad Florencia tiene compañeros extranjeros de muchas procedencias: China, Mongolia, Sri Lanka, Uganda, Indonesia, Irán, Ecuador, Guatemala, Méjico y de varios lugares de África.
Florencia Garré está en Corea del Sur desde el 26 de febrero de este año, viviendo en una residencia de la Universidad de Corea, en Jeonju, una ciudad chiquita al sur del país. La beca consiste en alojamiento, comida y la matrícula de la facultad que, si bien es pública, se cobra.
La llegada a Corea del Sur le costó mucho porque el idioma que se habla es casi exclusivamente el coreano y muy pocos manejan inglés. Actualmente se maneja bastante bien y tres de las materias de la Facultad tienen que ver con lectura y escritura en coreano. A continuación, compartimos parte de la charla que mantuvimos.
-Imaginamos a los asiáticos como personas frías, ¿son verdaderamente así?
-Pensé que eran muy fríos pero la realidad es que son muy amables. Cuando estaba perdida me querían ayudar, aunque no sabía el idioma o me paraban en la calle para preguntar de dónde era. Una vez en la estación de subte tenía que pasar con las valijas y una señora me ayudó. Creo que lo hemos catalogado mal.
-¿Qué sistema de gobierno tienen en Corea del Sur?
-En Corea del Sur hay democracia, gobierna un presidente que tiene una imagen bastante buena, aunque al principio de la pandemia fue cuestionado por no cerrar rápido las fronteras con China. Corea del Norte, en cambio, vive en dictadura y es comunista. Son países totalmente distintos y la relación entre ambos es tensa. De hecho, hace poco tiempo hubo reuniones entre los dos presidentes, pero no se sabe en qué momento puede volver a estallar algo.
-¿Cómo son las ciudades?
– Las ciudades tienen edificios por todos lados, están muy amontonados. En donde estoy, Jeonju, no hay veredas, los autos y las motos te pasan al lado como si nada y encima manejan muy mal, eso me llamó mucho la atención. Casas prácticamente no hay, sólo departamentos chiquitos.
Las ciudades son muy limpias y seguras. La Policía no tiene armas, podés caminar sola a las 3 de la mañana y no te va a pasar nada.
-¿Comen reptiles, murciélagos u otros animales raros para nosotros?
-Acá en Corea no se comen esas cosas, tengo entendido que en China sí. Aquí comen perros sólo en algunos pueblos. Un día fui a un mercado que era muy humilde y un local vendía sopa de perro, pero más que eso no he visto…
La base de la alimentación es el arroz. Desayuno, almuerzo y ceno arroz. La sopa siempre está presente: de algas, de soja, de repollo…. Una comida típica es el kimchi, que es repollo coreano con una salsa muy picante. Las comidas, en general, son muy picantes o dulces, no usan casi sal. La carne de vaca es muy cara, un kilo puede costar 50 dólares, por eso casi no se come. Sí comen pollo y cerdo. Otra curiosidad es que no usan cuchillos para cortar carne sino tijeras.
-¿Cómo calculan los años de las personas en Corea?
-Para los coreanos cuando nacés ya tenés un año y todos los 1° de enero cumplís un año. Por ejemplo, si vos nacés el 30 de noviembre ya tenés un año, pero el 1° de enero cumplís otro. Es muy raro… El 1° de enero todos cumplen años. Entonces prácticamente no importa la fecha en que naciste sino el año.
-¿Qué es lo que más le gusta de Corea del Sur?
-Hay muchos bosques, muchos, montes, mucha vegetación. En Seúl, que es una ciudad muy grande, hay montañas al lado de la ciudad y la gente escala para distenderse y desconectarse del ruido.
Acá la religión principal es el budismo y los templos budistas están en las montañas. Entonces tenés que escalar bastante para llegar, pero una vez que lo hacés, podés ver la ciudad desde arriba y es maravilloso. La gente es muy deportista, sobre todo la gente grande.
–¿Cuál es el fuerte de la producción en Corea del Sur y qué relación tienen con esa producción?
–Su fuerte es la tecnología. Samsung, LG, Hyundai, Kia son empresas coreanas muy grandes. Algo que me llamó la atención es que son muy nacionalistas, usan mucho su producción, no vas a ver productos que no sean de esas marcas. Hasta mi seguro de la facultad es Hyundai. Appel también se usa porque tienen una influencia muy grande de EEUU, de hecho, hay lugares importantes donde está la bandera de Corea y la de Estados Unidos.
-¿La mayoría de los jóvenes suelen seguir sus estudios universitarios?
– Es bastante frustrante para los jóvenes la facultad, porque para entrar dependen de un examen de ingreso que sólo pueden rendir una vez en su vida. Se realiza en todo el país un día específico, a la misma hora, y define tu vida para siempre porque determina si podrás ir o no a la facultad.
Para los jóvenes el servicio militar es obligatorio, cuando terminan la secundaria o cuando terminan la universidad.