El 23 de octubre pasado el Gobierno Nacional promulgó la Ley Olimpia, que incorpora la violencia digital como una modalidad de violencia de género. Podés denunciar en Fiscalía o en el Juzgado de Familia. En esta nota la diputada nacional Gabriela Lena y la psicóloga Cecilia Paredes se refieren al tema.
Por Claudia Cagigas
Publicar contenido que viole la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales; difundir sin consentimiento cualquier contenido privado; incluir discursos de odio o sexistas; acosar; espiar, entre otros, son delitos que aborda la Ley Olimpia, publicada en el Boletín Oficial el lunes 23 de octubre de 2023. Esta norma incorpora la violencia digital como una modalidad de violencia de género; protege los derechos y bienes digitales, así como el acceso, permanencia y desenvolvimiento en el ámbito digital.
El avance que trae consigo esa normativa tiene que ver con la tipificación de delito de las conductas antes mencionadas, ya que hasta el momento no eran consideradas como tal y, por tanto, no existía la posibilidad de denunciar. Se recordará incluso que en Chajarí hemos tenido casos de adolescentes y mujeres adultas que fueron destruidas públicamente por la difusión y viralización de contenido sexual sin su consentimiento. También se recordará la humillación que sufrieron, la burla, el escándalo y el escarnio. Pues bien, a partir de esta ley, este tipo de publicaciones sin consentimiento es delito, como también lo es burlarse u hostigar a través de las redes sociales.
Entrevistada en el programa EL ESPEJO, la diputada nacional Gabriela Lena -quien participó del tratamiento de la ley- explicó que “la violencia digital es un tipo de violencia de género y una vez que se denuncia en Fiscalía o en el Juzgado de Familia, corre el mismo procedimiento: la prohibición de publicar determinadas cosas de esas personas, el control de las redes sociales, exclusión, la perimetral…”. No obstante, hay una deuda pendiente y es “la modificación del Código Penal para que quienes incurran en estas conductas sean penadas, castigadas”.
No sólo hay mujeres afectadas por la violencia digital. “En consultorio he tenido que abordar también casos de varones, aunque no tienen el mismo impacto porque el cuerpo de las adolescentes siempre fue mirado como un objeto de consumo, con morbo”, dijo la psicóloga Cecilia Paredes. En el mismo sentido, agregó que hacia la mujer “hay un ensañamiento salvaje” no sólo por parte de varones sino también de mujeres, “porque las mujeres también somos machistas y las mujeres también violentamos”.
El sexting y los cuidados que hay que tener
El sexting consiste en enviar fotos, videos o mensajes de contenido sexual y erótico personal a través de dispositivos tecnológicos. ”El sexting no es delito, no está penado porque es con consentimiento. Pero para poder hacer un uso responsable tengo que entender su lógica, sus límites y saber cuáles pueden ser sus consecuencias. Y aquí está la cuestión: puedo tener la seguridad de lo que yo voy a hacer con ese contenido, pero no puedo tener la seguridad de lo que la otra persona puede hacer”, mencionó Cecilia Paredes. Entonces, más allá de la confianza que en un determinado momento una persona nos pueda merecer, no debemos perder de vista esta cuestión como forma de prevención.
Pensar antes de actuar
Estas cuestiones deben ser abordadas por la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas, para que los adolescentes puedan tener herramientas y recursos. “No se trata de prohibirles que hagan sexting sino de enseñarles a cuidarse, a evitar mostrar su rostro, algún tatuaje o algún detalle con el que se los pueda identificar. Creo que la ESI es fundamental para educar y prevenir este tipo de situaciones”, consideró la psicóloga.
Las burlas a través de las redes, el hostigamiento, subir stickers y hashtags de una persona con atribuciones peyorativas, entre otras tantas cuestiones son también formas de violencia digital que hay que desnaturalizar. “En las escuelas, con ESI, podemos trabajar esta problemática. Pero también hay necesidad de políticas públicas, de campañas de formación y concientización, para llegar a las personas que no están dentro del sistema escolar… Tenemos que entender que, si una persona violenta un acuerdo privado y sube imágenes de un tercero, aunque ese material me llegue no tengo derecho a compartirlo e inclusive puedo interpelar a quien lo envía diciendo ‘mirá, me parece que no corresponde´… Se comparte sin entender la complejidad que tiene que atravesar esa persona que se siente ultrajada simbólica y psíquicamente cuando todo el mundo ve su intimidad y luego tiene volver al club, a la escuela… Es terrible”, dijo Cecilia Paredes. Hay personas que no han soportado esta situación y han llegado a quitarse la vida.
Gabriela Lena agregó que “uno de los artículos de la Ley Olimpia habla de la obligación del Estado de fomentar campañas educativas en general, para que la sociedad tome conciencia de que estas cosas no están bien, que son una forma de violencia y que hacen mucho daño”. También subrayó que la norma no habla sólo de la intimidad sexual de las personas, sino también de la burla, del hostigamiento, de los discursos de odio, entre otras tantas cuestiones.