La desaparición de los manicomios; el abordaje de los pacientes con problemas mentales en hospitales comunes; la descentralización del modelo psiquiátrico; menos pastillas y más atención humana son algunos de aspectos que plantea la cuestionada Ley de Salud Mental 26657. En EL ESPEJO charlamos con los psicólogos Sergio Brodsky, Rosana Percara y Cecilia Baloni y con la Dra. Fernanda Lalosa.

Por Claudia Cagigas
Aunque se la denomina Nueva Ley de Salud Mental, la ley 26657 no es nueva, sino que fue promulgada en 2010, reglamentada en 2013, debatida, pensada, reforzada y confirmada en el Código Civil de 2015. No obstante, al día de hoy sigue generando muchas críticas y resistencias porque plantea un paradigma totalmente diferente para el abordaje de los pacientes con enfermedades mentales.
En el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí) charlamos con los psicólogos Sergio Brodsky (de reconocida trayectoria en el ámbito de la Salud Mental), Cecilia Baloni (directora del Hospital de Día), Rosana Percara (directora de Vínculos) y la doctora Fernanda Lalosa (directora del Hospital Santa Rosa de Chajarí).
El fin de los manicomios y la atención en un hospital común u otros dispositivos
La Ley de Salud Mental 26657 “modifica el modelo psiquiátrico hegemónico biologicista, reduccionista, que coloca a la medicación como eje del tratamiento y que data de la época de la Revolución Francesa (1789)”, dijo el psicólogo Sergio Brodsky. Por el contrario, la nueva ley “da chances a un abordaje integral y a una mirada ligada a los derechos humanos, plantea la desaparición de los hospitales psiquiátricos como instituciones que nunca han curado a nadie – lamentablemente este proceso todavía no se ha dado- y propone que estos pacientes sean abordados en los hospitales generales u otros dispositivos comunitarios”.
En cuanto a los neuropsiquiátricos se refiere, Brodsky remarcó que “son instituciones creadas a fines del XVIII para sacarse de encima a las personas con padecimientos mentales” y manifestó que “quienes los hemos transitado sabemos que ahí las personas nunca han sido curadas, que siempre han padecido los métodos más violentos y excluyentes como los electro shock, los encierros, los aislamientos, la lobotomía, las peores torturas con las que la psiquiatría se ha ensañado… Luchamos con que la sociedad no los quiere. De acuerdo a mi criterio, el rechazo a la nueva ley tiene como fundamento que familias y las sociedades quieren a estas personas encerradas, excluidas y empastilladas todavía”, opinó.
A partir de esta nueva mirada donde los hospitales generales tienen un rol importantísimo en el abordaje de los pacientes con problemas mentales, la directora del Hospital Santa Rosa, Fernanda Lalosa, comentó: “En un principio costó muchísimo entender, porque antes el paciente entraba al hospital y se lo derivaba a una sala o a un hospital donde solamente se atendían pacientes psiquiátricos. Después de muchas idas y vueltas tuvimos la visita del Órgano Revisor de la Provincia y entendí lo que dice la ley y cómo se debe actuar. Hoy, si bien hay excepciones de enfermedades que requieren una internación prolongada de la cual tenemos que dar cuentas al Órgano Revisor y al Juzgado, el resto de los pacientes son tratados en forma ambulatoria”, dijo Lalosa.
El fin del modelo psiquiátrico hegemónico
Otra de las diferencias que marcó Lalosa es que antes de esta ley, los pacientes con enfermedades mentales eran atendidos solamente por el psicólogo y el psiquiatra y el resto del personal hospitalario era como que nada tenía que ver. “Nos está costando muchísimo, pero actualmente se intenta que se involucre más el personal de enfermería, el agente sanitario, el resto de los médicos clínicos. Si soy médico y estoy en una guardia debo saber cómo ingresar al paciente, qué hacerle, cómo tratar a la familia para que no sienta la ansiedad de que vea de forma inmediata al psiquiatra o al psicólogo. Indudablemente que necesitamos a los psiquiatras y a los psicólogos, pero este tipo de atención deja de lado ese verticalismo”, agregó.
En el mismo sentido, aclaró: “El diagnóstico siempre debe darlo el psiquiatra, que es quien también indicará si ese paciente necesita medicación y qué tipo de tratamiento debe realizar. El psicólogo sabe cómo le tiene que hablar, pero el trabajo es multidisciplinario, en equipo y debe darse dentro y fuera del hospital. Muchas veces la familia sola no puede, se necesita la ayuda de un tío, un vecino, alguien que acompañe la situación y por qué no seguir ampliando la atención con otras instituciones sociales. Hay pacientes que medicados funcionan muy bien, por qué no podemos charlar con los clubes, con las iglesias, con los intendentes para abrir el juego a que más personas se involucren”.
La misma sala que un paciente común
La directora del Hospital Santa Rosa explicó que, de acuerdo a lo que dice la ley, los pacientes con padecimientos mentales deben estar en la misma sala que el resto de los pacientes, siempre y cuando no sean agresivos. “Si están agresivos se lo trata con medicación hasta que la agresividad disminuya. Hasta ahora no tenemos antecedentes de que un paciente haya atacado a otro o al personal, pero para esto tiene que estar muy bien tratado y muy bien controlado”.
Por su parte, la psicóloga Cecilia Baloni indicó que “un paciente desestabilizado generalmente ingresa por Guardia, ahí se le hace la primera atención y se lo estabiliza. Luego el médico y el psiquiatra evalúan y si necesita más días de tratamiento se lo pasa a una sala, pero siempre estabilizado”.
¿Qué porcentaje de la población hospitalaria corresponde a pacientes con enfermedades mentales?
Si bien no precisó porcentaje de población hospitalaria con padecimientos mentales, Fernanda Lalosa comentó que es “altísimo”. Sí se refirió a la cantidad de pacientes crónicos, es decir con una enfermedad determinada, que están viviendo en su domicilio y que personal del hospital se encarga de medicar. “Tenemos alrededor de 15 pacientes crónicos que el personal hospitalario va a domicilio y le aplica una medicación específica inyectable cada 28 días… Son pacientes con enfermedades crónicas y que se pueden tornar muy agresivos si no reciben la medicación. En su gran mayoría están judicializados”, dijo.
¿Está formado el personal de Guardia para la atención de la emergencia en Salud Mental?
Cecilia Baloni explicó que, para la atención de una emergencia en Salud Mental, no es preciso tener en la Guardia una enfermera especializada, ni siquiera un psicólogo. “En el momento en que un paciente entra en una crisis no es mucho lo que se puede hacer porque no escucha, sólo se puede hacer una intervención médica. El médico es el que tiene que estar preparado para actuar, como en cualquier emergencia. Todo el trabajo de recuperación viene después”.
“Uno de los temores del personal son las posibles agresiones verbales y físicas. Pero cuando la gente está estabilizada, ni siquiera se acuerda de lo que dijo. No hay que tenerles miedo sino respeto, nunca hay que estar solos, muchas veces va la Policía, muchas veces requerimos de la presencia judicial porque no podemos sostenerlos por el nivel de agresividad. Igualmente, debemos intervenir con todo el cariño del mundo porque el paciente no está entendiendo lo que le está pasando. Pero una vez que hacemos lo que corresponde -generalmente lo sedamos bastante-, después entra en otra etapa”, dijo Lalosa.
¿Hay recursos humanos suficientes para la demanda que hoy tiene el Hospital en Salud Mental?
El Hospital Santa Rosa cuenta con seis psicólogos y dos psiquiatras. Su directora, reconoció que, dada la alta demanda de la población, el personal nunca será suficiente. Por eso celebró que la Municipalidad de Chajarí, de Villa del Rosario, de Los Conquistadores, de Feliciano cuenten con psicólogos en los Centro de Salud, porque “es lo que corresponde ya que la responsabilidad debe ser compartida”.
Por su parte, Cecilia Baloni diferenció lo que es la atención ambulatoria, de la situación de los pacientes que obtienen el alta luego de una crisis. “Cuando hay pacientes internados, que requieren un seguimiento y se le da el alta, los psiquiatras los controlan semanalmente y luego son ellos los que disponen cuándo el paciente tiene que volver”.
La necesidad de descentralizar el Hospital
Siguiendo atentamente la charla, la psicóloga Rosana Percara subrayó la necesidad que tiene el hospital de descentralizar, porque no puede abordar la demanda en salud mental.
“Después de la pandemia de COVID la OMS declaró que estamos en una pandemia de salud mental, con lo cual hay que descentralizar y buscar en otros espacios y me parece interesante que las municipalidades y demás instituciones se involucren para ayudar y hacer algo interdisciplinario e interinstitucional. Todos mandamos al hospital a una persona en crisis, pero sería interesante que luego el hospital pueda derivar a otros espacios para que el paciente continúe trabajando eso que le pasa; que no quede todo en el hospital porque nunca va a alcanzar el personal. De hecho, en nuestro centro que es privado (Vínculos), tampoco alcanza”.
Haciéndose eco este planteo, Brodsky acotó que justamente la Ley de Salud Mental habla de “la sustitución del manicomio por otros dispositivos comunitarios alternativos: hospitales generales, casas de medio camino, casas de convivencia, hospitales de día, cooperativas de trabajo para personas con problemática de salud mental, los acompañamientos terapéuticos”.
Las casas de convivencia o casas de medio camino son lugares donde pueden aprender a vivir en sociedad, autónomamente. En los hospitales de día “el paciente está todo el día haciendo tratamientos en distintos dispositivos de salud mental y a la noche vuelve a su casa y así se evita el desarraigo”. Las cooperativas de trabajo tienen el objetivo de “incluirlos en la vida laboral y social”.
Una sociedad que produce padecimientos mentales
“Creo que una sociedad en crisis produce padecimientos mentales. La crisis de horizonte, la crisis de proyectos de vida que se está viendo a nivel planetario, no es ajena a los ataques de pánico, a las crisis de angustia, a los brotes psicóticos, a los consumos adictivos, a los suicidios, a las depresiones. Por eso es importante salir del modelo psiquiátrico hegemónico que entiende a los padecimientos mentales desde el reduccionismo biologicista, donde si uno se deprime es porque tiene determinadas bajas en los neurotransmisores. Es decir, tenemos que entender el padecimiento no solamente desde lo biológico sino también desde lo socio familiar”, dijo Brodsky.
Trabajar para compenetrarnos con este nuevo paradigma es responsabilidad de todos.