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2 septiembre, 2017

Secando lágrimas, sembrando esperanza

Puertas adentro de la Biblioteca Municipal Cristina Clement, los chicos del Barrio Sacachispa encuentro mucho más que libros o un espacio para hacer la tarea.

 

ADRIANA ROMERO FONSECA Y MIGUEL PAMPILLON. A cargo de la Biblioteca Municipal “Cristina Clement”.

 

Por Claudia Cagigas

Miguel Pampillón nació y se crió en el Barrio Sacachispa de Chajarí. Lo conoce desde adentro no solo por su historia personal sino por el trabajo que a diario realiza en la Biblioteca Municipal Cristina Clement atendiendo, conteniendo, dando afecto y ayudando en las tareas escolares a muchos chicos que allí concurren. Conoce sus angustias, las situaciones familiares por las que atraviesan, las cosas que ven y que nunca deberían ver, los malos ejemplos y las situaciones traumáticas que los marcan de por vida. Miguel trabaja junto a Adriana Romero Fonseca. La tarea que realizan es loable y vale la pena conocerla.

 

La situación que se vive en el Barrio Sacachispa es dura, como en muchos otros barrios de la ciudad. “Uno está viendo cosas que duelen, cosas que antes no se veían y que tal vez estaban escondidas. Hace unos seis o siete esto dio un vuelco, pasan cosas que no quiero mencionar pero los chicos me cuentan, me dicen ‘vi esto, vi aquello, mi padrastro tenía esto, tenía aquello o trajo de la calle esto’… todo me cuentan… son chicos que tienen cuatro a cinco años y no mienten…. Ellos van hacia mi o hacia Adriana para desahogarse. Y no solamente por estas cosas; en la casa también hay otras situaciones con hermanos mayores, con abuelos…”, relató Miguel en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).

 

Con “otras situaciones” se refirió a abusos sexuales o al hecho de presenciar relaciones sexuales entre los padres, por ejemplo. “Son situaciones muy dolorosas que ellos nos cuentan, tal vez por no contarle a la madre porque muchas veces les pegan y ahí es donde se ponen agresivos”.

 

Cuando un chico tiene un problema Adriana y Miguel lo captan enseguida porque los conocen y les prestan toda su atención. “Nos damos cuentan porque los vemos una semana contentos, jugando y otra semana tristes, pintando con colores oscuros, rayando con el lápiz con rabia, como para desahogarse en esa pintura. Ahí uno se da cuenta que hay muchos problemas en la casa”, explicó Miguel.

 

La Biblioteca Cristina Clement abre sus puertas de 7 a 13 horas todos los días. Los chicos concurren a hacer la tarea, merendar, hacer manualidades, jugar, pintar, pero sobre todo buscan la presencia de un adulto que les de amor. Entre otras cosas, Adriana y Miguel les enseñan hábitos de convivencia tales como respetar el lugar, tratarse bien entre ellos, no insultar, saludar y también hábitos de higiene personal.

 

MIGUEL PAMPILLON. “Algunos chicos me dicen mi mamá no cocinó o que no tomaron la leche”.

 

Al tratarse de una biblioteca municipal, la Municipalidad aporta todo lo necesario para la merienda y frutas. “Si podemos les damos leche para que lleven a la casa para desayunar sábado y domingo”, acotó, porque hay chicos que en su hogar no tienen garantizado el alimento diario. ¿Por qué? “Algunos me dicen que la mamá no cocinó o que no tomaron la leche. No es todos los días, por ahí a fin de mes o cuando hay días lluviosos y los papás no pueden ir a la quinta a cosechar. Sin embargo yo pienso que si tenés ganas, en casa encontrás aunque sea un poquito de arroz para cocinar….”.

 

¿Cómo son estos padres que ‘no cocinan el poquito de arroz’ que seguramente hay en el hogar? “Pienso que no les interesa nada, no tratan de que sus hijos quieran seguir adelante, es como que no les interesa nada”, subrayó con angustia.

 

Dejar la escuela a los 12

A esta situación de vulnerabilidad hay que sumar que muchos chicos dejan la escuela. “Muchos hicieron la primaria y no van a secundaria por andar en la calle. Los ven haciendo nada, sacando cosas de todos lados o cosechando desde los 12 o 13 años. ¿Y qué van a hacer si no tienen estudio? Siempre digo que los responsables somos los padres, porque si un chico te dice ‘no voy a ir más a la escuela’, no podés quedarte de brazos cruzados”, relató Miguel Pampillón.

 

Afortunadamente no todos los chicos siguen el mismo camino. “Tengo varios a los que les gusta estudiar: uno quiere ser policía, otro bombero otra doctora, otra maestra jardinera. Todavía no terminaron la primera pero ya se están imaginando que pueden seguir una carrera el día de mañana”.

 

Estas son las situaciones que ocurren en muchos barrios de Chajarí día a día y que no vemos, estas son las situaciones que tenemos que atender con educación para poder revertirlas. Pero ¿cómo educar a los padres?…

 

Gracias Miguel Pampillón y Adriana Romero Fonseca. El trabajo que realizan día a día supera ampliamente al rol de bibliotecario; las historias que cargan sobre sus espaldas, el dolor, la impotencia les pasa factura en sus propias vidas. No obstante están haciendo mucho: están secando lágrimas, regalando abrazos, presencia, afecto y sembrando esperanza.

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