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TITULOS: Renarrar y sanar: El arte de escribir para transformar nuestras heridas Leer Más

16 mayo, 2023

¿Quién es ese hombre que dice no guardarse nada?: Carlos Menéndez tiene la palabra

Entrevistado en el programa EL ESPEJO, habló de su salud, de un libro en preparación, de su infancia, de su familia, de su pasión por el periodismo, de sus heridas y de una sola cosa de la que se arrepiente…

CARLOS JAIME MENÉNDEZ. Ejerce el periodismo hace 52 años con pasión y convicción.

Por Claudia Cagigas

Carlos Jaime Menéndez, el “Toro” Menéndez, es uno de los referentes periodísticos de Chajarí porque hace 52 años que ejerce la profesión con pasión y convicción. Uno puede quererlo o no, pero en su larga trayectoria se ganó un justo reconocimiento por ser uno de los primeros en abrir camino, cuando aún no existían los medios masivos de comunicación en la ciudad -el antecedente más parecido fue la Propaladora Monumental-. No fue el único, claro, pero hoy, en EL ESPEJO (Itel Radio 91.9 y Canal 2 de Itel), charlamos con él.

El “Toro” tiene 75 años y tras superar una trombosis pulmonar en octubre pasado y un infarto de miocardio un mes y medio después, actualmente se encuentra bien de salud y con ganas de volver al ruedo. “Me salvé porque soy un toro, sino hubiese sido otro cantar”, dijo bromeando, pero no tanto.

De todas maneras, no ha desaprovechado el tiempo ya que está escribiendo un libro sobre San Jaime de la Frontera; localidad donde vivió los diez primeros años de su infancia.

Un libro en preparación y la necesidad de seguir aprendiendo

Por ahora son apuntes que va tomando a partir de lo que su memoria saca a la luz. Tal vez es de madrugada y se despierta con un recuerdo. Sin perder tiempo lo anota, para ponerlo a resguardo de la mañana. Carlos quiere escribir lo más que pueda. “Por si me llega a pasar algo”, aclara. A fuego lento va llevando este proyecto, que algún día proyecta plasmar en formato de libro.

“Mi padre tuvo toda su evolución comercial en San Jaime. Era comerciante mayorista y minorista de un almacén de ramos generales muy grande, que se llamaba El Hormiguero Sociedad de Responsabilidad Limitada. En el libro cuento algunas anécdotas con mis hermanos; cómo era la Fiesta de Navidad y quiénes venían; quienes trabajaban en el negocio; hablo de los vecinos; del primer hotel; de la primera Terminal de Ómnibus; de la primera confitería…  Yo era chiquito, pero me acuerdo de muchas cosas y las estoy escribiendo a todas. Hablo de la cultura, de la historia, de las costumbres de San Jaime. Recuerdo que había un parque de diversiones propiedad de la Familia Kanemann, entre tantas otras cosas”.

Sin lugar a dudas que la vejez no tiene que ver con una fecha impresa en un DNI, sino con la actitud que cada uno asume ante la vida. El Toro no envejece porque elige seguir con la mente bien activa: no sólo está escribiendo este libro, sino enriquece su conocimiento a través de la lectura cotidiana “porque uno nunca termina de aprender”.

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Su familia de origen, los juegos de la infancia y un mandato

Remontándose a su familia de origen, contó que estaba compuesta por su mamá Rosa Alicia Schatenhoffer, su papá Horacio Fortunato Menéndez, sus hermanos Marta Amalia, Teresita Laura, Néstor Horacio, Juan Darío, Guillermo Alberto, Ana María y él -uno de los del medio.

La atracción por el periodismo comenzó a sentirla siendo pequeño aún, a los13 o 14 años. Para ese entonces, la familia se había trasladado a Chajarí y vivía en la emblemática casa de Urquiza y Entre Ríos -que ya no existe-. “Mi hermano Juancho me sentaba en una carretilla y yo iba haciendo publicidad. Después me bajaba, agarraba un micrófono y hacía notas”, recordó.

Estaba claro que lo suyo pasaba por ahí. Sin embargo, cuando terminó la secundaria, su papá lo envió a Corrientes a estudiar Veterinaria “porque aquí había mucho campo y se necesitaban profesionales”. Carlos cuestionó la decisión, pero igual se fue para darle el gusto. A los ocho meses volvió, le comunicó a su padre que se iba a Buenos Aires a estudiar periodismo y que él mismo se haría cargo de costear sus estudios, trabajando. Así lo hizo.

A los 20 años le tocó hacer “la conscripción” -el servicio militar que era obligatorio-, pero mientras tanto igual podía trabajar. Tuvo suerte, antes de los cuatro meses salió en la primera baja. Se recibió de periodista deportivo en el Círculo de Periodistas y, a pesar de haber tenido propuestas para trabajar en Buenos Aires, decidió volver a su tierra natal.

El camino del periodismo

Ya en Chajarí, comenzó a trabajar en Radio Belén (República Oriental del Uruguay), cuando aquí aún no existían medios masivos de comunicación. Más tarde, surgió Radio Chajarí, se plegó a la iniciativa, pero a los seis meses se alejó. “Soy como un pájaro, me gusta la libertad, no quiero que me digan qué tengo que hacer o decir, para eso estudié y sé mis límites”. Fue uno de los fundadores de FM La Voz y posteriormente se desempeñó en FM Católica, de Villa del Rosario, donde lo hace hasta la actualidad.

En estos 52 años de periodismo. mechó su actividad con la política. Sin embargo, considera que salió “ileso” y que su incursión le sirvió para saber cuándo un político le está mintiendo. “Conozco el paño y no me guardo nada, aunque puedo sonar agresivo. Quiero que la gente sepa y se entere como puede venir la mano. Yo tengo mi opinión y la vuelco, por más que le toque al que le toque, que me dejen de saludar o me saquen una publicidad”, aseguró.

El momento más triste de su carrera

“El momento más triste de mi carrera fue cuando perdí un amigo con el que habíamos empezado juntos en Radio Belén. Cuando me fui de Radio Chajarí, habíamos convenido que nos íbamos juntos y él se quedó. Ese fue un dolor muy grande porque lo quiero, no es que lo quería, lo quiero porque era un buen amigo. No lo voy a nombre, pero él sabe… Hace poco me llamó y me dijo que quería hablar conmigo, que quería saber cómo estaba. Le dije ‘me diste vida, hermano, con este llamado´. Otra fue cuando no nos pusimos de acuerdo con Luis -Álvarez, quién hace un tiempo se alejó de La Católica-. Yo lo quiero mucho, estuvo prácticamente desde el comienzo conmigo. Cuando estuve mal de salud hablamos, se preocupó por mí y eso también me hizo mucho bien”, reveló con cierta añoranza.

CARLOS MENÉNDEZ. “Me arrepiento de no haber podido disfrutar de mis hijas”.

El dolor por no haber disfrutado de sus hijas

Carlos Menéndez dice no arrepentirse de nada que tenga que ver con su accionar periodístico, con lo dicho o hecho. Pero hay algo que lo moviliza y ahí sí aparece la palabra arrepentimiento. “Me arrepiento de no haber podido disfrutar de mis hijas. No las disfruté, estuve afuera de casa casi siempre -o en la política o en la radio-. Hoy gracias, a Dios, estoy disfrutando de mis nietos. Hoy soy feliz y me arrepiento de no haberle dado ese tiempo a mis tres hijas…”.

En cuanto a su esposa se refiere, destacó el acompañamiento que ella le ha dado en los 45 años que llevan juntos. “Me ayudó en todo, me enderezó en muchas cosas también”, dijo.

Finalmente, el Toro reconoció que le hace feliz el reconocimiento de la gente. “Quizás ese es el ego que no demuestro, pero las muestras de cariño me hacen bien: alguien que llega a la radio con un salame, un dulce, unas mandarinas, eso me hace más feliz que la plata… Soy un convencido que, a veces, con menos tenés un mundo de felicidad, con tus hijos, con tus nietos, con tus amigos, con tu señora. Yo soy feliz sin tener dinero. Vuelvo a trabajar a la radio de Villa porque necesito económicamente y no me da vergüenza decirlo y vuelvo cantando, con mucha alegría”.