Por Claudia Cagigas
No fue decisión de ninguno de los cuatro Hermanos que hasta el año pasado acompañaban a los chicos en el Colegio Marista de Chajarí. Luego de 80 años de presencia Marista en la ciudad, debieron partir por decisión del Hermano Superior Carlos Aparicio. Cada uno tomó un rumbo diferente. Pero el Hermano Raúl Lorenzón logró cumplir parte de su sueño y, de alguna manera, amortiguar el impacto que la partida causó. Hoy alterna sus días entre Nogoyá y Chajarí intentando llenar el vacío; dice que tiene libre albedrío para moverse de un lugar a otro de acuerdo a las necesidades de ambas ciudades. En tanto, el Hermano Andrés está en Caaguazú (Paraguay), el Hermano Oscar en Limpio (Paraguay) y el Hermano Carlos en Mendoza.
El pasado sábado 18 de marzo el Hermano Raúl estuvo en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajari), contando como son sus días. “Estuve una semana en Nogoyá y me prometí que el primer día de clases estaría en Chajarí para que no los chicos no se sientan más o menos huérfanos y por eso vine. Me quedará hasta el 23 de marzo”, dijo.
A poco de cumplir 80 años, no tiene pereza en subirse a su auto y recorrer la distancia que separa a ambas ciudades. Es más, planea celebrar su cumpleaños en Chajarí, donde sus sentimientos están muy arraigados. “Hace 17 años que estoy acá y conozco mucha gente; quiérase o no la amistad se va profundizando y eso no se olvida de la noche a la mañana”.
Según sus palabras, su carisma es el de la presencia. “Me gusta estar al servicio de los niños y los adolescentes. Casi siempre me van a encontrar en el patio porque allí me buscan para que les de agua caliente para el mate. Hay chicos a los que les falta el papá y buscan un abrazo. O a veces hay problemas entre ellos y yo intento que busquemos una solución entre todos. Hago lo posible para que se sientan bien en el colegio, por eso predico que no se peleen, que se quieran porque la herida que causa un insulto a veces dura años… El Evangelio dice que es mejor dar que recibir, entonces el carisma que me he impuesto es el apostolado de la presencia, que los alumnos recuerdan mucho esa presencia”.
Chicos poco exigidos condenados al fracaso escolar
Con una experiencia de 53 años en docencia, el Hermano Raúl considera que los chicos hoy tienen menos ganas de estudiar. “Tienen un montón de cosas que antes no teníamos, pero se ha bajando bastante la exigencia. Hay un entendido en la materia que dice que haciendo bien el secundario, habiendo aprendido a estudiar, las posibilidades de fracaso en la facultad son casi nulas. Pero si falta el hábito de estudio cuesta mucho porque la sabiduría no sale junto con los bigotes”.
Los hábitos de estudios “también se cultivan en la casa… Yo les predico siempre que empleen por día cerca de dos horas de estudio, eso rinde, pero no sé si lo harán. Veo de adolescentes que van a rendir cinco o siete materias muy conformes”.
Su salud
A poco de cumplir 80 años, el Hermano Raúl asegura que está muy bien de salud, salvo un problema en un tendón originado el año pasado. Sin embargo, aún se lo nota dolido por la decisión tomada por su superior, quien también fuera su alumno. “La hubiese discutido feo –a la medida- pero me dijo mi ex alumno ‘está decidido’, así que tomé los bártulos y andando… me costó bastante emocionalmente… no me fui del todo”, insistió.
¿Cómo son sus días cuando está en Chajarí? Durante la semana mantiene firme su presencia en el patio para estar en contacto permanente con los chicos. Pero los fines de semana se queda solo. “Me gusta mucho hacer manualidades, ocuparme, veo fútbol. Otra cosa no puedo hacer por el problema del tendón, tengo una quintita pero todavía no me animo a tomar la pala”, explicó.
A modo de mensaje final, el religioso dijo: “Les he repetido muchas veces que nuestra vida se asemeja a un trípode, una parrilla de tres patas. Una pata soy yo, otra pata son los demás y otra pata es Dios. Si fallo con una pata casi seguro que la parrilla se me cae. ¿Por qué hay tantos problemas en el mundo entero? Y probablemente alguna pata se cayó… no le tengo lástima al otro y le pego un tiro en la cabeza, ni tengo en cuenta a Dios que me pide otra cosa… El gran mensaje que nos dio Jesucrito es ámense como yo los he amado… Las cosas pueden andar muy bien si nos queremos”.