Vergüenza, sentimiento de vulneración de la masculinidad, provoca que muchos hombres no concurran al urólogo cuando aparecen síntomas de mal funcionamiento de la próstata. El gran temor es el tacto rectal. ¿Qué sucede si no se controla o trata? Nicolás Báez, médico urólogo, habla del tema.

Por Claudia Cagigas
Nicolás Báez es médico urólogo de Chajarí, pero actualmente vive en Cinco Saltos, Río Negro. Días atrás estuvo en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí), dijo que “hay mucho mito con el tema de la urología porque todavía estamos en una sociedad machista” y explicó que “el hombre es muy reticente al control prostático por el examen digito rectal, que es básicamente un examen que dura dos minutos y uno toca la próstata para ver si hay algo sospechoso… Hay mucho tabú, uno escucha en la calle que ya no se hace el examen prostático porque se reemplazó por un análisis de sangre. Y eso no es así, es importante hacer el examen tacto digital”.
– ¿Por qué la resistencia al tacto?
– Nicolás Báez (NB). Por vergüenza, porque hay muchos tabúes, porque muchos consideran que le están vulnerando la masculinidad… Pero es un examen que puede ayudar mucho.
– ¿En qué casos sí y en casos qué casos no se realiza el examen digito rectal?
– NB. En general el tacto es un complemento de todo lo otro: del análisis de orina, del de sangre y de la ecografía… Hay dos cosas que generalmente controlamos en la próstata: la patología benigna y la patología maligna.
– ¿Qué es la próstata?
– (NB) – La próstata es una glándula que en la juventud tiene el tamaño de una nuez. Está por debajo de la vejiga atravesada por la uretra. La uretra es el conducto por donde uno orina. En la juventud, el hombre puede orinar bien porque la próstata no ha crecido; pero con la edad, la próstata empieza a crecer y a obstruir la uretra (que es como un cañito) y ahí aparecen los síntomas.
De la patología benigna (del crecimiento) no se salva ningún hombre, por tanto, a partir de los 50 años hay que controlar si aumenta de tamaño. Si hay síntomas se puede medicar o eventualmente operar, depende de cada paciente.
La patología maligna (un tumor) es lo que tenemos que tratar de detectar precozmente, para tener más chances de un tratamiento o una evolución positiva.
– ¿Cuáles son los síntomas de patologías benignas en la próstata?
NB – El crecimiento benigno de la próstata produce problemas para vaciar la orina. Al principio son síntomas leves que se van acentuando… Algo muy característico es despertarse a la noche con ganas de ir al baño, luego surge la necesidad de hacer fuerza para vaciar la vejiga, la sensación de que no se la puede vaciar bien, el chorro débil… Como queda orina dentro de la vejiga, hay que ir al baño a cada rato… También pueden aparecer infecciones urinarias. Esos son los principales síntomas de vaciado y se producen porque la próstata comienza a obstruir el conducto.
– ¿Qué soluciones hay?
– NB. Cuando es una patología benigna, se empieza con lo menos agresivo. Hoy por hoy hay buena medicación para eso. Sin embargo, quiero aclarar un concepto erróneo: por ahí se piensa que la próstata está inflamada y que la medicación desinflama, pero no es así. Generalmente la próstata no se desinflama porque es un agrandamiento, no una inflamación. En segundo lugar, lo que la medicación hace es regular un poco el tracto de salida, pero no puede frenar el crecimiento de la próstata.
En algunos pacientes sucede que con el tiempo ya no pueden orinar, llegan a la guardia de un hospital, hay que ponerle sonda y después realizar una cirugía cirugía.
La cirugía prostática antes se hacía a cielo abierto, había que abrir la panza, la vejiga y sacar la próstata por ahí. Hoy tenemos mejor tecnología y a través del conducto de la uretra se puede resolver.
– ¿Qué pasa si el paciente, pese a los síntomas, no va al urólogo?
– NB. Generalmente terminan yendo al urólogo porque llegan a una guardia sin poder orinar. Eso es una urgencia urológica donde el paciente tiene ganas de orinar, no puede y la vejiga se sigue llenando de orina. Yo he vaciado hasta tres litros de orina en un paciente, cuando una micción normal es de 200 ml. Muchos están con una retención aguda crónica, empiezan a orinar con goteo porque la vejiga se rebalsa, les tienen que poner una sonda y pueden tener una infección…
– ¿Cuándo se requiere de una cirugía prostática?
– NB. Hay pacientes que terminan su vida con medicación y nunca necesitaron pasar por el quirófano. Cuando la próstata ya está grande y uno se da cuenta que no va a funcionar la medicación, hay que operar –siempre hablando de patologías benignas-.
En las patologías malignas, un 70% requiere de operación. Hay que sacar próstata, ganglios, vaciar, porque en una cirugía oncológica el principio es sacar todo para dejar al paciente sin tumor y a veces puede quedar con algún grado de incontinencia o disfunción sexual.
– ¿Qué profesional debe controlar la próstata?
-NB. Vemos con preocupación que en los centros de salud, los hospitales, los consultorios, la próstata está manejada por los médicos de cabecera. Eso está mal porque el medico puede manejar patologías crónicas, pero llega un momento en que tiene que derivar a un especialista para un control exhaustivo. Por eso, a partir de los 50 años, lo ideal es que se concurra al urólogo.