Petrona Uribe nació en el siglo pasado en Colonia Belgrano. Su vida está plagada de dolores, humillaciones y mandatos familiares que su bisnieta, María Silvina Hartwig, rescató en su último libro. ¿Cuánto de nuestros ancestros hay en nosotros, cuánto debemos sanar del linaje familiar para sanar nuestro presente? Una de las tantas reflexiones que nos deja.

Por Claudia Cagigas
Petrona Uribe es el nombre de la bisabuela paterna de María Silvina Hartwig. Nació en el siglo pasado, en Colonia Belgrano y a una temprana edad perdió a su padre. En ese momento el paraíso de Petrona seguramente se rompió para siempre, impulsándola por caminos de desdicha… Con el tiempo, su madre, que aún era muy joven, se volvió a casar y tuvo varios hijos más con un hombre que jamás dio buen trato a Petrona y la relegó al lugar de “sirvienta”.
Los detalles los obviaremos porque precisamente están en el libro “Petrona en mi Alma” -a la venta en Casa Florida, Vaina Librería, Librería Benitti-. Nos limitaremos a decir que con los años Petrona se casó muy enamorada de un comisario de apellido Cavallaro y que la ilusión pronto se derrumbó. En la novela -basada en hechos reales- se habla de alrededor de nueve hijos extramatrimoniales de su marido, una relación paralela de muchos años e incluso de un crimen escalofriante…
Pero el corazón de Petrona siguió adelante, fiel a los mandatos familiares: no sólo siguió recibiendo a su esposo a sabiendas de su relación paralela, sino que también crió a dos de sus hijos extramatrimoniales, e incluso lo despidió de rodillas cuando falleció.
Entrevistada en el programa EL ESPEJO, Silvina Hartwig habló de esta historia familiar, pero también de las semejanzas que encontró con su propia vida y la posibilidad de sanar.
Te dejamos la nota completa aquí 👇