Fragmento de Mi país inventado
Isabel Allende
… Francamente, una de las características de Willie que más me atraen es su actitud desafiante y confiada. No duda de sí mismo o de sus circunstancias. Siempre ha vivido en el mismo país, sabe comprar por catálogo, votar por correo, abrir un frasco de aspirina y dónde llamar cuando se inunda la cocina. Envidio su seguridad; el se siente totalmente a gusto con su cuerpo, en su lengua, en su país, en su vida. Hay cierta frescura e inocencia en la gente que ha permanecido siempre en el mismo lugar y cuenta con testigos de su paso por el mundo. En cambio aquellos de nosotros que nos hemos ido muchas veces desarrollamos por necesidad un cuero duro. Como carecemos de raíces y de testigos del pasado, debemos confiar en la memoria para dar continuidad a nuestras vidas; pero la memoria es siempre borrosa, no podemos fiarnos de ella. Los acontecimientos de mi pasado no tienen contornos precisos, están esfumados, como si mi vida hubiera sido solo una sucesión de ilusiones, de imágenes fugaces, de asuntos que no comprendo o que comprendo a medias. No tengo certezas de ninguna clase. Tampoco logro sentir a Chile como un lugar geográfico con ciertas características precisas, un sitio definible y real. Lo veo como se ven los caminos del campo al atardecer, cuando la sombras de los álamos engañan la vista y el paisaje parece solo un sueño.