En muchas oportunidades solemos comenzar una relación de pareja con la ilusión de cambiar al otro. Pensamos que el amor todo lo puede y que, si le pongo el empeño suficiente, la otra persona va a cambiar, va a dejar de ser violento, de consumir drogas legales o ilegales, va a dejar de ser infiel. Sin embargo, esto es un mito y, aunque cueste aceptarlo, el amor no todo lo puede.

Sobre este tema puntual, Mariana Stivanello (Medica Psiquiatra Integrativa), reflexionó: “Cuanto más intentes cambiar a tu pareja más te vas a frustrar, más duro y más difícil será ese camino. Uno no cambia porque otro lo pide, uno cambia porque siente la necesidad de una transformación interior. Lo que está en tus manos es tu propio cambio y que puedas aceptar a tu pareja como es, ese debe ser tu trabajo interno”. A partir de ahí, “vas a decidir si querés seguir con esa pareja tal como es o si hay algo en vos que pide una transformación. Pero también uno puede comunicarse, dialogar con el otro para poder ver qué puede flexibilizar y en qué no”.

Esto, de ninguna manera, implica aceptar situaciones que atenten contra nuestro bienestar físico o emocional. Por el contrario, implica dejar de lado la ilusión de que algún día esa persona cambiará, aceptar que las transformaciones las debe hacer uno mismo y aunque cueste, entender que a veces lo más saludable es poner fin a una relación que nos está dañando.