En las sociedades más antiguas las mujeres fueron sacralizadas. Nuestra cultura judeo cristiana hizo lo contrario… Una charla mano a mano con mujeres de Chajarí.
Por Claudia Cagigas
“En las sociedades más antiguas las mujeres fueron diosas de la fertilidad, de la transmisión de la vida, fueron sacralizadas. Sin embargo, nuestra cultura judeo cristiana hizo todo lo contrario: a partir de la Edad Media en adelante, la Iglesia y el Estado Moderno construyeron esta cultura patriarcal, machista, totalmente autoritaria, con normativas disciplinadoras hacia la mujer”, reflexionó la profesora de Historia Daniela Zanandrea en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí). Paradójicamente, “Jesús reindicó a la mujer a través de la figura de su madre”, pero “el poder masculino la disciplinó, la sacó de la historia, la relegó a lo privado”.
Similar situación describió Silvia Lissa desde el arte. “En la historia del arte la mujer no tuvo la misma relevancia que los varones. El caso más conocido fue el de Picasso, que contó con varias mujeres que finalizaban el trabajo que él comenzaba, por ejemplo en cerámica. El hacía su cerámica, pero de lo más engorroso, que es la cocida en el horno, se encargaban las mujeres. Después hay muchas mujeres que han firmado como varones porque en la Antigüedad no podían figurar; lo mismo le pasó a muchas poetas”.
Las restricciones hacia la mujer también podemos encontrarlas en el ámbito local. En el Museo Camila Quiroga aún se conservan diarios de las primeras décadas del XX, que “establecían deberes de la esposa cristiana hasta con los ‘criados’; hablaban de sujeción al esposo, de la ropa que tenía que usar, de los modales que tenían que tener, de una forma de ser sumisa y sencilla”, agregó Daniela Zanandrea.
Esas recomendaciones eran para las mujeres europeas que habían llegado con las corrientes inmigratorias. Pero aquí había otras, criollas, nativas ya cristianizadas, “que desde hace varios siglos habían abandonado la poligamia pero vivían en una zona de frontera donde pasaban ejércitos en forma permanente. Era una sociedad de mujeres solas, negras, afro, que vinieron desde el sur de Brasil y también desde el sur de Entre Ríos; además de mujeres aborígenes y criollas. Según registros de la época tenían muchos hijos naturales… La mujer europea que llegó, miraba espantada, pero de a poquito las fue aceptando y contratando”, explicó Daniela.
“El padre Max decía siempre que Chajarí tenía diferencias sociales bien marcadas y vio la necesidad de asistencia social en muchos lugares; vio la necesidad de llevar educación, de mostrarles otra realidad y por eso llevó a cabo su obra de la manera en que lo hizo, en lugares estratégicos. Hoy se sigue notando la discriminación hacia la mujer y hacia la diversidad”, sostuvo Daniela Zanandrea.
Lourdes Tisocco, también desde su rol de docente, da fe de esta situación en la actualidad. “En los talleres que se hace con chicos de ocho y nueve años ya está marcado que la mujer sirve para estar en la casa, en la cocina, cuidando los hijos. Cuando les hago ver que hay papás que participan en las actividades del hogar, todavía lo ven como algo raro. Y por otro lado tengo la escuela nocturna, con adultos, donde se ve mucho la violencia: la mujer con la cabeza gacha, como que está bien que el hombre pegue, grite, cele, se sienta superior. Lo toman naturalmente. A pesar de que se han hecho charlas no alcanzan a ver que eso no está bien. Son chicas de 13,14 años que no pueden ver que ellas tienen derechos, que no tienen por qué estar en casa planchando, cocinando, teniendo chicos uno tras otro sino que pueden elegir otra cosa. Hay chicas que cobran el plan y se lo dan a su pareja. Es una cultura aprendida desde su bisabuela”.
Perla Alegre dio una vuelta más de tuerca y agregó: “A veces esas chicas se descargan con los nenes porque no lo pueden hacer con sus maridos. Yo veía como mi padrastro maltrataba a mi mama y hoy veo cómo mis hermanas son maltratadas y ellas maltratan a sus hijos. Ellas buscan personas que le pisan la autoestima, repiten la historia”.
¿Qué es ser mujer?
“Ser mujer tiene que ver con un sentimiento, aunque hayas nacido con un cuerpo diferente. Yo no siento que haya nacido en un cuerpo equivocado porque me amo. Lo primero para ser feliz es aceptarte, quererte como sos y luchar por eso. Ser mujer no es ponerte un par de tacos y salir a la calle; es luchar por tus metas, por tus convicciones y respetarte. Para mí fue muy difícil porque la gente siempre juzga el envase: mirá la gorda, mirá la flaca, sin saber qué clase de persona hay detrás… conmigo es ‘mirá el puto’. Eso lo noto todavía. Yo me siento muy cómoda en Chajarí, pero más cómoda me siento fuera porque no están mirándome continuamente. A mí Chajarí no me permite estar de jogging y zapatillas. Imaginate si un día salgo así, me sacan una foto y me escarchan en el face!!! De todas formas, me encanta dedicar tiempo a arreglarme, a verme bien, a sentirme femenina. Amo mi cuerpo y no siento que nací en un cuerpo equivocado”, afirmó Perla.
Lourdes Tisocco sostuvo: “Disfruto mucho ser mujer, disfruto ser madre, disfruto ser femenina y no siento que para estar plena hay que tener la media naranja. En mi caso no fue fácil ser mamá bastante joven, a 23 años, con el entorno que me tocó vivir. Por eso me causa gracia cuando dicen que somos el sexo débil, yo creo que somos fuertes pero por todo esto que describe Daniela, tenemos en la cabeza que somos débiles y en el diario vivir nos damos cuenta que somos las que llevamos todo adelante. El Autismo de mi hijo es un camino que me desafió un montón. No lo considero una lucha porque si lucharía no tendría como ganar”.
En definitiva, ser mujer tiene que ver no solo con el hecho de ser madre sino también con la femineidad, la seducción, la fortaleza y la lucha por lo que uno siente. Hoy en día siguen existiendo mujeres víctimas de sumisión hacia el varón, que sufren su violencia y mueren en sus manos. El trabajo a realizar es arduo…