Es de Chajarí y compite en diferentes picódromos de Entre Ríos y Buenos Aires. Asegura que “por ahí los hombres se ponen nerviosos porque no quieren perder contra una mujer”, pero ella se siente muy segura compitiendo.
Por Claudia Cagigas
Laura Rader es de Chajarí. Hace unos tres años comenzó a correr picadas o carreras de 1/4 de milla en diferentes autódromos de Entre Ríos y Buenos Aires. Aunque en el país hay otras mujeres que hacen lo mismo, en su categoría es la única entrerriana que corre. “A mí siempre me gustaron los autos, con amigos empecé a ir al autódromo a mirar. Cuando me compré mi auto de calle decidí probar y empecé en las categorías bajas. Un día mi novio apareció con un casco de regalo, hace unos tres años, y me quedé sorprendida. El ya corría, tiene un Fiat Duna también hecho casco. Yo empezó con el Fiat 1 que me regaló y hoy estoy corriendo”, dijo entrevistada en el programa El Espejo (Radio Show).
Un casco es un auto al que se lo aliviana. “Se le sacan los asientos, tiene jaula antivuelco, cinturón de cinco puntas, todas las medidas de seguridad. No te sirve para andar en la calle, está dado de baja y se lo utiliza sólo para correr”, explicó. Sin embargo, “hay categorías con autos de calle”, en la que puede competir cualquiera que tenga uno.
En el contexto en el que corre, las picadas son legales porque se hacen dentro de un circuito. “Hay organizaciones de picadas como cualquier categoría de automovilismo, lo más cercano es Concordia, pero dentro de la provincia también hay en Concepción del Uruguay y Gualeguaychú. En Buenos Aires el principal es el Autódromo Gálvez (capital del 1/4 de milla), el picódromo de Avellaneda, el de San Pedro, entre otros”.
Una picada se corre de a dos autos que se colocan en una recta de 250 metros o 402 metros. Existen diferentes categorías según los segundos que demora el auto en hacer esos metros. El que primero llega -estando dentro de los tiempos de la categoría-, pasa a la ronda de ganadores hasta llegar a la final. Laura corre en las categorías 9, 10 y libre (sin límite de tiempo). “Yo hago 8:70 segundos en 250 metros y tengo que ganar estando en ese tiempo, porque si hago menos quedo descalificada”.
La largada y la adrenalina
“El momento previo a la largada es muy fuerte, se maneja mucha adrenalina. La clave está en la salida, se larga por semáforo; hay como una cascada de luces y tenés que ser muy rápida… Mi auto tiene un largador en el volante, entonces pongo el pie a fondo y el botón limita las vueltas y así puedo sacarlo como quiero”, explicó. A cargo de la mecánica está su novio, Mario Williams.
Los segundos que transcurren entre la línea de partida y la llegada “se dilatan… Trato de ir fría y viendo al otro para no caerme de tiempo… pero es tan corto, que si cometés algún error seguro te quedás afuera”.
Las picadas implican riesgo, “pero teniendo las medidas de seguridad no tiene por qué pasar nada. Es obligatorio el cinturón de seguridad de cinco puntas, casco, jaula antivuelco, buzo antiflama. También hay ambulancia en la salida y en la llegada. Es decir que la seguridad es mucha”.
“El ambiente es hermoso” y “si bien es competitivo, cuando te bajás del auto somos amigos”.
Finalmente, reconoció que “por ahí los hombres se ponen nerviosos porque no quieren perder contra una mujer” y, además, “están los amigos que los cargan. Que te gane un hombre bueno, pero que te gane una mina…” es cosa que no gusta nada…