El 14 de mayo de 2022 se presentará el libro “Julia Isla. La historia de una madre frente al femicidio de su hija”; una obra que refleja el camino que Julia recorrió en estos 23 años trascurridos desde el asesinato de Alejandra Natalia Martínez. ¿Cómo está encarado el libro, cómo se hace para convivir con una pérdida tan traumática, hay formas de mitigar el desgarro? En esta nota de EL ESPEJO, Julia lo cuenta todo.
Por Claudia Cagigas
La causa por el femicidio de Alejandra Natalia Martínez prescribió hace tres años, sin embargo, su madre nunca dejo de alumbrar su recuerdo con diferentes actividades y entrevistas que se sucedieron a lo largo de estos 23 años. El próximo sábado 14 de mayo, a las 17 horas, en la Sala Independencia del Centro Cultural Constantino Cavallaro de Chajarí, se presentará un nuevo libro titulado “Julia Isla. La historia de una madre ante el femicidio de su hija”, escrito por los paranaenses Pablo Felizia y Fernanda Rivero.
Recordamos que Alejandra Natalia Martínez tenía 17 años, cuando fue vista con vida por última vez el 12 de diciembre de 1998. La buscaron intensamente durante 32 días, hasta que su cuerpo fue hallado en un monte de eucaliptus de Colonia Belgrano, en una zanja tapada con palos. Se manejaron muchas hipótesis y finalmente se procesó a su padrastro, quien en la instancia de juicio fue sobreseído por falta de mérito. Hasta el día de hoy el caso está impune.
Entrevistada en el programa EL ESPEJO (Radio Show) Julia contó que hoy en día sigue escribiendo historias a Alejandra. “Las historias que le escribo a mi hija van tomaditas de la mano, quizás no tienen ese toque de autor, pero un día me propuse aprender a contar una historia, porque tengo varios cuadernos escritos que quería compartir y así di con Ana Editorial, de Paraná. Allí conocí a Pablo (Felizia), que escribió Bicicleta Roja (la historia de Pocho Morales, desaparecido en San Jaime). Me gustaba su narrativa y le pedí que sea él quien escriba el libro que tenía en mente. Aceptó y tomó como material mis cuadernos que contienen pasajes de 23 años donde fui anotando cuando me sentía mal, pero también entrevistó a otras personas y se nutrió con el expediente”, dijo Julia.
La narrativa de Pablo es acompañada por Fernanda Rivero, quien edita en Paraná la revista Marga, “donde habla de mujeres que han pasado por situaciones desgraciadas que las han llevado a un cambio radical en su vida, a formatearse como personas, como lo hice yo. En mi caso tenía dos opciones: encerrarme a llorar (que ganas nunca me faltaron) o convertirme en un mejor ser humano y elegí lo último”.
La marca que deja la muerte de un hijo es imborrable, peor aún en circunstancias tan dramáticas como las de Alejandra y sin que se haya logrado justicia. ¿Cómo hace una madre para seguir adelante? ¿Qué alivia a Julia? La respuesta no se hace esperar. “Alivia mis pensamientos poder hacer algo por otras personas que está atravesando por situaciones difíciles y no saben cómo manejarlas. El alivio llega no cuando lo estoy haciendo, sino cuando la persona me da a conocer el resultado positivo. Ahí es como que soy libre de las penas”.
“Alejandra nunca va a estar separada de mí. Me encanta ver su risa, pero no puedo escucharla. Y lo que soy se lo debo a ella. El libro cuenta sucesos que quizás no están dentro de la causa y deja un mensaje. Es un libro pequeño, no muy profundo, pero da un pantallazo de la lucha contra una injustica que lleva 23 años… Además, forma parte de la historia de un pueblo”, agregó Julia Isla.
El asesinato de Alejandra Martínez fue un hecho emblemático para Chajarí por el espanto, por muchas cosas que se dijeron, por una parte oculta que comenzó a salir poco a poco a la luz y sacudió a toda una comunidad… La tenacidad de Julia también fue un gran ingrediente, que convocó marchas multitudinarias pidiendo Justicia y llevó el caso lo más lejos que pudo y hasta donde le dieron las fuerzas.
A modo de anécdota de aquellos días de dolor desgarrador, Julia recordó un viaje que hizo a Buenos Aires, para dar a conocer el asesinato de su hija en Crónica TV. “Había ido en un auto chiquito con unos conocidos de unos conocidos porque no tenía dinero para viajar. Me acuerdo que el auto era un Twingo y como siempre fui voluminosa de cuerpo, viajé apretadita y no sé cómo hice para bajar. Me dejaron en el garaje de entraba a Crónica y quedé parada en ese mundo que no conocía… Siempre tengo una mirada positiva. Hubiera dado cualquier cosa por tomarme un café ya que había salido a las dos de la mañana de mi casa, también pensaba qué iba a comer al mediodía, cómo iba a volver, tenía un montón de problemas porque el dinero nunca estuvo de mi lado… De repente, el chico que abrió el portón del garaje me preguntó que necesitaba, le dije que quería hablar con un productor y me hizo entrar a una oficina. Me pidió que espere, que cerca del mediodía vendría un productor y que él me iba a hacer entrar. Y así fue”.
Después de este contacto, Julia llamó a Gladys Cabeza, hermana del fotógrafo asesinado y miembro de la Fundación Cabeza. Gladys la derivó con sus padres, quienes fueron a buscar a Julia, la hospedaron, le dieron de comer y la contactaron con el abogado Alejandro Vecchi, quien posteriormente intervino como abogado de parte. “Todo eso lo hice a ciegas, no sé si hoy me iría así… Después aprendí a mirar, a pensar, a estudiar el terreno antes de dirigirme, pero en ese momento me bauticé con algo que no podía manejar porque nunca había tenido una situación con la Policía o con un Juzgado”, reflexionó Julia.
La causa de Alejandra fue la causa 33/98 del entonces flamante Juzgado de Instrucción de Chajarí. “Fue mal llevada desde un principio. No se tomaron en cuenta los testimonios que se deberían haber tomado en cuenta, porque había cuatro o cinco líneas de investigación, pero el juez siguió una sola”, opinó.
Por la causa hubo un solo procesado y detenido, el padrastro de Alejandra Martínez, quien finalmente fue sobreseído por falta de mérito. Luego de esto ya no se agregó ni una prueba más. “Cuando vine de Concordia –donde tuvo lugar el juicio-, viene con el pedido del juez de que se vuelva a activar la causa contra autores desconocidos. Pero todos los testimonios que acercamos a la Justicia, las denuncias de llamadas anónimas y amenazas, el juez las desestimaba. Incluso cuando pedí la fotocopia de la causa y las fotografías para mandarle al perito Enrique Pruger, el juez me respondió que no me las podía dar, que el perito venga a Chajarí, pero yo no tenía el dinero para eso. Por eso digo que no hubo ganas de buscar la verdad por ese lado”.
Consultada si en fuero más íntimo tiene la certeza de lo ocurrió, Julia lo niega. “Certezas no tengo, pero sé que hay gente muy importante, con cargos, que sabe lo que pasó con Alejandra. Todos los días le pido a Dios que antes que se mueran los haga hablar”.
Finalmente, Julia Isla indicó que el nuevo libro es una forma más de lucha y agregó que no se quedará sólo con eso. “El libro no hace justicia, es una manera de contar una historia. Si alguien se siente identificado, les diría que se hagan cargo”, concluyó.