En esta nota Rocío Rader, Martín Báez y Bautista Coulleri –integrantes de Asociación Conciencia- hablan de las noticias falsas y las formas de detectarlas. También se refieren a las maneras en que nuestro pensamiento se va cerrando al consumo de noticias que confirman lo que avalamos y de algoritmos que poseen las redes sociales para que nos llegue justamente aquello que nos satisface.
Por Claudia Cagigas
Las fake news son noticias falsas que circulan con el fin de desinformar a quien las recibe y trascienden el mundo político para abarcar todos los ámbitos, aunque se intensifican de manera exponencial en los años electorales. Son discursos del odio, de la intolerancia y atentan contra la posibilidad de un diálogo racional y, por ende, a la construcción de una sociedad democrática.
Rocío Rader es una joven de Chajarí que integra Asociación Conciencia; una ONG que trabaja a nivel mundial para educar en la importancia del compromiso ciudadano y la convivencia democrática. Junto a Martín Báez y Bautista Coulleri (colaboradores de Conciencia), explicaron en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí) el riesgo que implica para la vida democrática la circulación de noticias falsas y qué formas tenemos de chequearlas antes de compartirlas o creer en su contenido.
Conciencia tiene varios programas destinados a jóvenes. El de voto joven es uno de ellos –se estuvo dando en Chajarí a adolescentes que votan por primera vez- y el de fake news es otro. “En 2019 decidimos sumar a los talleres de voto joven una segunda parte, un taller que se llama Cómo nos informamos en la era digital. En los talleres de voto joven hablamos de qué se vota, como se vota y cuáles son los mecanismos, pero le queda a cada uno la responsabilidad de informarse sobre la propuesta de cada candidato”, explicó Rocío Rader. Atentos a esa responsabilidad de informarse que le queda a cada ciudadano y a sabiendas de la cantidad de noticias falsas que circulan, se vio la necesidad de implementar esa segunda parte a la que aludía Rocío. Conciencia contaba con un dato preocupante: “quienes nacieron desde el 2000 en adelante, pasan más de cuatro horas diarias con el celular, es decir unas 28 horas semanales en las redes sociales o los medios de comunicación”. Y plantados en esa realidad, decidieron comenzar a trabajar las fake news con los jóvenes; las burbujas informativas y los sesgos cognitivos.
EE- ¿Cómo podemos darnos cuenta si una información es verdadera o falsa? Rocío Rader (RR) – La primera forma para detectar una fake news es chequear la fuente: si es un medio de comunicación serio o un medio de comunicación ficticio, de los tantos que podemos encontrar en las redes sociales y que justamente se dedican a generar contenido falso.
Si es un titular de alguien que publico en un grupo de Whastapp, ya tengo que empezar a dudar, no puedo replicar esa información.
Siempre las fake news van a las emociones, al miedo, a la ira, al odio, siempre intentan llegar a lo más sensible y vulnerable del ser humano, por eso lo primero que hacemos es reaccionar y compartir. Por eso, ante tanta información que nos llega, tenemos que pararnos en un lugar un poco más frío y ver de dónde viene y qué contiene esa noticia.
También tenemos que comprender si no se trata de una broma, porque circulan noticias a modo de chiste o de manera sarcástica. Y hay que verificar la fecha porque a veces nos llegan noticias viejas como actuales y lo único que hacen es sembrar confusión o descontento. Otro punto a tener en cuenta es que hay noticias que tienen titulares confusos y eso hace que saque una conclusión falsa; o titulares que exageran la información.
Entonces, la primera recomendación es que ante la duda no compartan. Y si detectan una fake news, es deber comunicarle al otro que está difundiendo una noticia falsa.
EE – ¿Hay estadísticas acerca de cuánto se chequea la información que se comparte?
RR – En 2019 se hizo un estudio muy interesante sobre alfabetización computacional e informacional entre jóvenes de 16 y 18 años. Más del 82% creía tener la información suficiente para detectar las noticias falsas y en este estudio se detectó que solamente el 2% la tenía. Imagínense en los adultos…
EE – ¿Qué herramientas hay para darnos cuenta cuándo una página reconocida como “seria”, está duplicada justamente para publicar noticias falsas?
Bautista Coulleri (BC) – Podemos chequear la URL, el link de la noticia. Por ahí creemos que es de un medio conocido, supongamos La Nación, y en vez de decir La Nación, le falta la N o la o. La página es exactamente igual, pero le falta una letra y en una mirada rápida uno no se da cuenta. Eso es muy común, sobre todo en Instagram. Uno ve que determinadas cuentas de Instagram cuentan con el formato de otros medios más conocidos (he visto de la Nación, de TN, de Página 12) y ponen sus propias noticias, adjudicando opiniones a personas que nunca dijeron eso y sembrando un nivel de desconcierto importante.
Martín Báez (MB) – Para evitar las fake news uno tiene que informarse en los medios de comunicación más conocidos, en los que se confía más o se sabe que la información que proporcionan es verídica. Hay que fijarse en el cuerpo de la noticia si cita de dónde se obtuvo la información, en qué contexto ese medio dice lo que dice…
EE- Al comienzo de la nota hablaron de “sesgos cognitivos” y “las burbujas informativas”. ¿De qué se trata?
RR – El ser humano tiende a buscar información que valide su propia opinión y a partir de ahí, se sesga a otra información y siempre va a buscar lo que es afín a su pensamiento, lo que valide su postura.
BC – Téngase en cuenta que las redes sociales que usamos cotidianamente (Facebook, Instagran, entre otros) presentan ciertos algoritmos por el cual detectan nuestras tendencias personales, nuestros gustos. Entonces ese sesgo cognitivo puede ser cercado por los algoritmos de las redes y por eso te aparece lo que vos querés ver, lo que validás, lo que pensás.
RR – Eso se llama burbuja de información, yo tengo mi burbuja, vos tenés la tuya y si las dos entramos a Instragram en este momento, las publicidades que vamos a recibir son diferentes, la información que la red social nos va a mostrar es diferente porque depende de las búsquedas que hagamos. Ahí está la confirmación de nuestro sesgo.
MB – Hoy en día hay una tendencia a decir “bueno vos pensás lo que quieras, yo pienso lo que quiero y ya está”, como una forma de cortar las discusiones y esto impide llegar a consensos. En Naciones Unidas lo que se propone es discutir y buscar un punto en común. Pero las redes aumentan la división, cada uno vive su vida, pero con esas posiciones no se puede llegar a un consenso, a una solución necesaria.
EE – ¿La pérdida de la comunicación “cara a cara”, afecta al ejercicio democrático?
BC- Yo sostengo que uno de los grandes escollos a la hora del debate también es la virtualidad impuesta por la pandemia. La democracia consiste justamente en ir al espacio público y encontrarnos cara a cara para debatir ideas, para encontrar un núcleo básico común sobre el cual construir para tomar decisiones políticas. Ese cara a cara no se está consiguiendo, tanto por el abuso que se hace de las redes sociales como de las burbujas informativas, que terminan de encerrar a uno en el espacio privado sin que puedas salir a la calle a dar su opinión.
De esta manera Rocío Rader, Martín Báez y Bautista Coulleri explicaron cómo funciona el mundillo de las noticias falsas y sus fines más oscuros: apelar a nuestras emociones para generar falta de consenso democrático. Rabia, ira, odio, reacción inmediata, compartir sin chequear son sus efectos. Si no frenamos esto, la reflexión y el debate en búsqueda de consensos para una sana construcción democrática es poco probable.