Enérgica, apasionada, Celina Zambón decidió un día bajarse del escenario y atesorar como un recuerdo preciado el flamenco, su actuación junto a Dustin Hoffman y otras producciones que hizo a nivel nacional. En la búsqueda del crecimiento personal, hoy se dedica al yoga y está viviendo en Chajarí. En esta nota vuelve a volcar su pasión, su energía y habla de su presente intentando despertar la conciencia dormida de quienes aún no han despertado.
Por Claudia Cagigas
Si pensamos en Celina Zambón, lo primero que nos viene a la mente es la emoción que experimentamos cuando interpretó un personaje junto a Dustin Hoffman y Bárbara Streisand en la película “Little Fockers”. Por aquellos años, Celina vivía en Estados Unidos y nos llenó de orgullo conocer la noticia que corrió como reguero de pólvora en Chajarí. Lo cierto es que esta actriz chajariense, bailarina de flamenco y ahora profesora de yoga, tiene una personalidad muy firme, una energía que le fluye notablemente y una decisión inquebrantable que la impulsa siempre por nuevos caminos. Porque entendió que la vida es eso: dinámica, cambio permanente, búsqueda, conocimiento interior y también la necesidad de parar en determinados momentos en busca del yo interior.
Si pensamos en Celina también nos viene a la mente el show de flamenco que brindó en mayo de 2011 en Chajarí, con el que cerró la carrera de bailarina de flamenco luego de dedicarle 20 años de su vida. Entrevistada en el programa EL ESPEJO (Radio Show), recordó aquel momento de su vida diciendo: “Estaba agotada, pero antes de bajar el nivel quería cerrar mi carrera acá. Era le época de Juan Javier García como intendente, él me propuso hacer ese show para los 100 años de Chajarí y para mí fue un honor”.
Luego de ese show, volvió a Los Ángeles, cerró las actividades que realizaba allá, vendió su departamento, su automóvil, armó dos valijas y retornó a Argentina para vivir aquí y concentrarse en yoga –su actual ocupación.
EE- Del flamenco al yoga… el cambio es notorio. ¿Cómo se dio este pasaje?
CZ- Quiero contarles que como bailarina profesional pude seguir bailando entre siete y diez años más gracias al yoga. Abusarte de tu cuerpo te trae consecuencias, como les pasa a los atletas, entonces tenés que cuidarte como oro y devolverle al cuerpo un poco de lo que te da. Yo vivía con dolor de espalda, de rodillas, de tobillos porque el flamenco es percusión con los pies y por la vibración, el cuerpo sufre. Me hacía acupuntura, quiropraxia, masajes, pero ya no se arreglaba más el tema y me aconsejaron comenzar yoga para seguir bailando. Así empecé.
EE- ¿Extrañás tu época dorada de bailarina de flamento?
CZ- Creo que es importante saber cuándo uno se tiene que ir. Es como cuando estás en una fiesta y está todo bien hasta que no está todo bien. Si no te vas en ese momento de esplendor, después viene la decrepitud. Entonces hay que soltar, dejar ir, no aferrarte a nada. No dejé el flamenco porque no lo quería más o no me daba más placer, lo dejé por sentido común, porque mis cartílagos no iban a durar diez años más a ese nivel.
EE- Y entonces dejaste el flamenco y te abocaste de lleno al yoga. ¿Qué fue lo que te atrapó de esta disciplina?
CZ- Somos seres tridimensionales. Tenemos un plano físico, mental y espiritual. Vos te podés focalizar más en uno que en otro, o no darle bolilla a alguno, pero existimos en esos tres niveles. La conquista de lo material va de la mano con la espiritualidad. Entonces si querés conquistar algo, podés pedir y dar las gracias, porque el agradecimiento es la puerta para lo nuevo que vendrá. Hay un maestro que dice que, si pedís, hay solo dos cosas que podés dar a cambio: la impecabilidad de pensamiento y la impecabilidad celular.
¿Qué quiere decir esto? Que tenemos que cuidar muchísimo de qué alimentamos nuestros pensamientos y de qué alimentamos nuestro cuerpo.
EE- La conquista de la propia mente debe ser uno de los desafíos más grande que enfrena cada ser humano.
CZ- Si. La calidad de vida viene de la mano de la conquistar de la tecnología más grande que tenemos: la mente. Tenemos dos tecnologías para transitar esta vida: la mente y el cuerpo. Y en la vida experimentación emociones.
Las emociones son como una brisa que viene y se va. Entonces no nos aferremos a lo que estamos sintiendo justo a hora. Por el contrario, hay que respirar hondo, recibir esas emociones y dejarlas pasar. Porque guarda, las emociones son una trampa: si se repiten y se repiten, se convierten en una acción. El desafío es aprender a manipular las emociones, manejar el verdadero yo. El yoga es una disciplina de autoconocimiento, significa unión de los tres planos.
EE- ¿Cómo se aplica a la vida cotidiana?
CZ- Unión de los tres planos significa que, si decís una cosa, tu hacer debe congeniar con lo que decís. De lo contrario es desunión.
EE- Hablemos de la necesidad de parar, mirar hacia adentro y observar el caos de nuestra mente.
CZ- Esta es una cultura que premia el hacer, el tener, el estatus, los títulos; una cultura donde no hay lugar para el no hacer, para el detenerte, para practicar el silencio. Entonces, si no tenés un momento para detenerte, ¿cómo vas a crear el espacio mental para lo nuevo? ¿Cómo vas a tener espacio mental para preguntarte si lo que estás haciendo con tu vida realmente te da felicidad o si lo estás haciendo para mantener un estatus o porque te sentís presionada o porque…?
Meditar es parar; es sentarte en una silla con la espalda a 90 grados, cerrar los ojos y observar el caos de tu mente. Meditar es cerrar los ojos en vigilia y respirar. Si hacés una respiración conciente durante cinco minutos, vas a encontrar un gran espacio mental, vas a encontrar un montón de cosas, porque todas las respuestas están adentro.
Yoga es organizarte para tener el equilibrio interno.
EE- ¿A qué te referís con “impecabilidad de pensamiento”?
CZ- La impecabilidad de pensamiento, las frases que nos decimos son importantísimas porque crean realidades. Si decís que sos fea, vas a ser fea porque es lo que estás creando. Empezá a repetir que sos hermosa, que el día es bello, valorá a tu hijo, a tu casa y vas a crear algo bonito. Los pensamientos son corrientes eléctricos que modifican la realidad.
Si vivimos en la queja, olvídate… Por eso, te aseguro que si podés parar la queja durante siete días, vas a ver grandes resultados en tu vida. Y si podés alimentarte de una manera saludable, también.
EE- ¿Y la impecabilidad celular, en qué consiste?
CZ – El tema de la espiritualidad tiene que ver con cómo estás vibrando; con qué comés y cómo comés. Estamos hecho de lo que comemos. Un cuerpo alcalino es un cuerpo oxigenado y donde hay oxigeno no hay enfermedad. ¿Cómo puedo hacer para que mi cuerpo está oxigenado? Primero la respiración conciente y la meditación que alcaliniza el cuerpo y equilibra el sistema nervioso. Equilibrar el sistema nervioso implica que no te enojes tanto, que no estés tan triste, que estés en equilibrio con las emociones. Ahí viene la claridad mental
El yoga habla de los nutrientes del estómago (lo que te mentés en la boca) y nutriente mental.
La charla con Celina fue mucho más extensa de lo que podemos compartir en esta nota. Hablamos de alimentación conciente, cuestión que merece un capítulo aparte.
Finalmente, comentó que, a partir del jueves 4 de noviembre, a las 20: 15 horas, estará dando clases de yoga en Sarmiento y Belgrano, para lo cual es preciso inscribirse previamente al celular 11 – 58095282.