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24 mayo, 2016

El largo proceso del perdón y la reconstrucción

Iris y Bartolomé

Por Claudia Cagigas

¿Por qué hablar de cosas tan privadas, por qué hacer público parte de lo que uno pasó, no debería quedar en el ámbito del hogar? Si y no. Depende de cada uno. Bartolomé Aguiñagalde e Iris Dalmaso creen que contar lo que les sucedió como matrimonio, la destrucción de la familia, los engaños durante años, el dolor inconmensurable y el acercamiento a Dios, es parte de un proceso de sanación pero también “la mejor forma de llegar a la gente, porque lamentablemente en Chajarí hay muchas historias similares”; gente que sufre y necesita ayuda. Y si bien no hay recetas mágicas o únicas, para ellos la reconstrucción comenzó cuando Iris se acercó a la Iglesia, empezó a orar y, paralelamente, a ocuparse del tema buscando ayuda profesional. Su tenacidad obró efectos positivos: Bartolomé, luego de varias idas y venidas, terminó escogiendo a su familia, remodelando su vida y hoy pueden brindar su testimonio tomados de la mano. De todas maneras, reconocen que el camino del perdón y de sanación es un largo proceso que aún están viviendo.

 

”Creo que lo que nos pasó fue para aprender. Teníamos una familia perfecta, dos hijas, casa, lo que queríamos; pero empezaron a pasar cosas en el matrimonio: separaciones, situaciones que se repetían y que yo no podía entender. Podía entender una separación, pero no las vueltas a casa y al poco tiempo otras personas en el medio, nuevas separaciones y así indefinidamente. Fueron cinco años de huida, siempre con otra mujer en el medio”, contó Iris.

 

Mientras Bartolomé “hacía todo lo posible para arruinar lo que tenían”, no se preocupaba en absoluto por esconder las infidelidades “y pensaba que era un banana bárbaro por salir con una y otra mujer” (según el mismo reconoció), Iris estaba mal todo el tiempo. “Estaba enojada, con bronca hacia él y hacia las otras mujeres”.

 

Parte de sus allegados le aconsejaba que se separe de su marido, pero su corazón le decía NO. Entonces Iris se acercó a los seminarios y la Renovación Carismática. “Me acuerdo que iba y lloraba, lloraba y ese llanto hizo que fuera sacando un montón de cosas que tenía adentro y que cambie mi mirada. Una de las últimas veces que Bartolomé decidió irse de casa, yo lo tomé con tanta naturalidad, que creo que ahí empezó el proceso de reconstrucción”.

 

La importancia del grupo

 

Iris le dio a Bartolomé la libertad de partir y hacer lo que quiera con su vida, pero estaba contenida por la comunidad carismática de Parroquia María Auxiliadora y por muchos sacerdotes. Sabía que el camino que él había elegido no era el que ella quería, no obstante lo aceptó. Si él cambiaba de idea y elegía volver, sería bajo otras condiciones.

 

¿Por qué tantas idas y vueltas? ¿Por qué esa necesidad de conquista permanente? La explicación llegó más adelante, con profesionales que ayudaron a encontrar el problema. A Bartolomé le diagnosticaron bipolaridad y lo medicaron para ayudar a encontrar estabilidad emocional. Volvió a su casa y escogió el camino de la familia y de Dios.

 

Hubo varias cuestiones que se conjugaron para que la pareja comience el proceso de reconstrucción: la tenacidad de Iris y su búsqueda implacable, el acercamiento a Dios, la voluntad de Bartolomé para empezar a entender que estaba destruyendo lo más preciado que tenía, la constancia para seguir adelante y la ayuda profesional. En esto Iris fue contundente: “Podés pasarte el día entero rezando, pero si no salís al mundo y te ocupás del problema, no alcanza”.

 

El perdón

Iris y Bartolomé 1

¿Se puede verdaderamente perdonar cuando nos han herido tanto? ¿Se puede volver a confiar? ¿Se puede recuperar la alegría?

 

“El proceso del perdón no es fácil, para mi todavía no es fácil, hay un montón de cosas que tengo adentro y voy sacando y voy sanando. Pero quiero sanar. Me falta, soy humana, todos los días me equivoco pero yo quiero seguir este camino que nos marca Jesús”, dijo Iris.

 

Por su parte, Bartolomé sostuvo: “Tuvo que pasar de todo para que pueda darme cuenta que esta mujer es la que impulsa todas mis decisiones, a mis hijas, a mi familia, a mi casa, a mis proyectos. Dios, Jesús, el Espíritu Santo hicieron que me saque esa venda que tenía y lo comprenda”.

 

Hace casi un año y medio que Iris y Bartolomé están en este camino. Luchan día a día por afianzarlo. Tienen la VOLUNTAD y sienten que tienen a DIOS de su parte.

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