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1 septiembre, 2020

El Hospital de Día de Chajarí sólo cuenta con una psicóloga para consumos problemáticos

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Los recortes en el personal destinado al tratamiento de pacientes con consumos problemáticos preocupan. Una psicóloga y una asistente social han sido dadas de baja y la institución hoy sólo cuenta con una psicóloga que realiza las entrevistas de admisión. El resto de la asistencia se solicita en consultorios externos del Hospital Santa Rosa.

Por Claudia Cagigas

La salud mental de la población es la gran deuda pendiente, fundamentalmente en tiempos de pandemia y aislamiento social. Cecilia Baloni, psicóloga de Chajarí a cargo del Hospital de Día que funciona en el Hospital Santa Rosa para la recuperación de pacientes con consumos problemáticos, explicó que al comienzo de la cuarentena “se generó mucho temor, mucha tensión, había poca información; en el Hospital Santa Rosa de una semana para para otra cambió todo –por directivas de la Provincia-, se dejaron de dar turnos, se cambió la modalidad de atención, había que atender de manera virtual y adaptarse a un montón de cosas sin tener mucha información -sobre todo en esto del COVID-. Esto generó miedo, temor y trajo como consecuencia mucha ansiedad. En las guardias se comenzó a ver mayor caudal de gente que, al no contar con atención en salud mental, empezó a llegar a las guardias con cuadros de ansiedad exacerbada”, dijo en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).

Los cuadros de ansiedad, tensión, insomnio y demás manifestaciones emocionales no sólo se dieron en pacientes con consumos problemáticos. Pero si hablamos puntualmente de esto, hay que sumar varios aspectos. En primer lugar, que la atención ya venía resentida porque dos profesionales habían sido dadas de baja del Hospital de Día: una psicóloga y una asistente social, quedando sólo una profesional abocada específicamente a esta institución: la psicóloga Baloni. Así las cosas, el resto de la atención profesional debía solicitare en consultorios externos del Hospital Santa Rosa con las consiguientes complicaciones que implica por la saturación en los turnos.

En segundo lugar, al comienzo de la cuarentena en el Hospital de Día “también se cortó la atención presencial y entonces algunos chicos en recuperación se iban a la guardia del Hospital para hablar con alguien porque habían perdido el contacto social. Llegaban con taquicardia, con insomnio, manifestando que tenían un poco de miedo, pero hablaban y mejoraban… El ser humano es un ser social, vivimos vinculados en sociedades. Entonces, esto de aislarse para cuidarnos tal vez uno lo hace por un tiempo, pero llega un momento en que no da para más y comienzan a verse consecuencias peores en salud mental”.

En tercer lugar, Cecilia Baloni contó que la virtualidad no funcionó para el tratamiento de las adicciones. “Alimplementarse la atención virtual para no cortar la atención, en el caso el Hospital de Día no nos dio resultado porque ellos necesitan el contacto, el teléfono no sirve, genera más ansiedad, por ahí son personas con cuadros ansiosos importantes y la espera, la tensión de si el profesional va a llamar o no va a llamar es contraproducente”.

Por todo lo dicho, en esta cuarentena, en el Hospital de Día se dieron varias situaciones. “Desde jóvenes que abandonaron el tratamiento porque tuvieron sus recaídas quizás porque éramos el único punto de contención que tenían; otros que estaban más adelantado en el tratamiento pudieron sostenerlo con mucho esfuerzo y de a poco se fueron incorporando de nuevo. Pero fue muy difícil. Y también para nosotros fue algo nuevo y semana a semana debimos cambiar las estrategias de trabajo”, explicó Ceciia Baloni.

– ¿Por qué la virtualidad no funcionó para el tratamiento de personas con consumos problemáticos?

– Porque son jóvenes que -antes de la cuarentena- asistían todos los días. En el Hospital de Día está lo terapéutico individual y los talleres que tienen su atravesamiento terapéutico y socio laboral. Entonces iban, estaban todo el día en contacto con otras personas y ese espacio de contención se cortó abruptamente por directivas de la Provincia y se los dejó solos de nuevo.  Nuestros teléfonos estaban disponibles pero el cambio fue tremendo.

– ¿Cómo están trabajando hoy en el Hospital de Día?

– Hoy estamos trabajando con los grupos. Sigue lo individual, las entrevistas y se incorporó el espacio grupal, pero todo depende del clima porque nos juntamos afuera para cumplir con los protocolos de salud. Estamos viendo la posibilidad de incorporar algún taller, de acuerdo a cómo siga la situación.

– ¿Cuántos pacientes tienen?

– Hoy muy poquitos, cuatro o cinco. La gente también tiene miedo a ir al hospital, les explicamos que estamos apartados, estamos más atrás, no estamos en la parte central hospitalaria, pero cuesta.

– ¿Cómo está compuesto el equipo que trabaja en el Hospital de Día?

– En este momento está Rodrigo Barrios Berterame, que es operador en Psicología Social y está a cargo de los grupos y del Taller de Comunicación -que no se está haciendo-; Alejandra Vallejos, en el Taller de Reciclado- y yo que hago las entrevistas de admisión.

Cuando había admisiones, la parte terapéutica la derivábamos a psicólogos que estaban en consultorios externos del Hospital Santa Rosa porque no había un profesional más trabajando con nosotros. En un momento lo tuvimos, pero después lo perdimos al igual que la trabajadora social.

¿El recorte de la psicóloga y de la trabajadora social fue decisión de la Provincia o del Hospital?

– Administrativamente no sé qué fue lo que pasó. Pero en estos tres años hemos perdido esos espacios de profesionales. Igual siempre tenemos muy buena predisposición de otros profesionales del Hospital Santa Rosa, que están abocados a otros trabajos (tanto la trabajadora social como los psicólogos) y cuando les pedimos un turno nos responden bien. Pero exclusivo para el espacio no hay. También el psiquiatra nos están apoyando.

– ¿Qué diagnóstico hacés de los consumos problemáticos durante la cuarentena?

– Me atrevo a decir que en esta cuarentena lo que más ha aumentado es el consumo de alcohol, psicofármacos y otras sustancias también.

– ¿Qué hay detrás de un paciente adicto o con consumos problemáticos?

– Vemos que es gente que está muy sola, con familias disfuncionales, jóvenes que desde chicos no han tenido el apoyo de sus padres. Por eso cuando vienen a estos espacios lo importante es el estar, porque vienen de historias de abandono afectivo, esto se repite todo el tiempo. Y el no poder estar durante el aislamiento, nos produjo un retroceso importante.

– ¿Qué diferencia hay entre una persona con consumos problemáticas y una adicta?

– Nosotros diferenciamos lo que es el consumo problemático y la adicción. En el Hospital de Día trabajamos mucho más con consumos problemáticos, que es cuando la sustancia no ha tomado su vida todavía; cuando no gira todo en torno a la sustancia, sino que mantiene algún vínculo sano, sea algún trabajo o algún contacto con un hijo o alguna persona de la familia. Entonces apostamos a recuperar estos vínculos, estos lazos para que los sostenga y la sustancia no vaya a llenar esos espacios.

En la adicción, en cambio, todo gira en torno a poder consumir o no y esos casos son para otros lugares de tratamiento porque nosotros no podemos ofrecer ese abordaje.

Por último, Cecilia Baloni animó a aquellas personas que necesiten ayuda a que se acerquen al Hospital de Día, sin turno, de lunes a viernes de 8.30 a 12, ingresando por 1° de Mayo y Brasil.

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