El biólogo recordó que en 2015 varios científicos anticiparon que podría aparecer una nueva pandemia, luego de analizar un virus similar procedente de los murciélagos –SARS-. También recordó que la actividad agropecuaria intensiva destruye ambientes y esa destrucción provoca que haya cada vez más patógenos que se contagian a los humanos.
Por Claudia Cagigas
Las enfermedades transmitidas de animales a humanos existieron siempre, pero en determinado momento la naturaleza comenzó a generar mayor cantidad de zoonosis a raíz de las grandes modificaciones ambientales que los humanos operamos sobre la diversidad. En esto coincide Alejandro Giraudo, biólogo, investigador del CONICET y especialista en biodiversidad. “Estamos transformando la Tierra casi por completo, cerca del 40% de la superficie ha sido cultivada y hemos reducido los hábitats naturales; entonces las especies animales y vegetales quedan en espacios muy pequeños y además están estresados. Una de las consecuencias de ese estrés es lo que llamamos crisis de la biodiversidad, que es la desaparición acelerada de especies. Hay especies que están disminuyendo y desapareciendo tan rápido como en la época de la extinción de los dinosaurios, cuando cayó un meteorito que afectó a la Tierra globalmente”, dijo en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).
Una de las consecuencias de esta destrucción es que “los patógenos que antes estaban en determinadas especies animales se van contagiando a otras y se vuelven graves. Además, al tener el estrés de la captura para su venta y posterior consumo, como hace China Oriental, estos patógenos pueden saltar a los humanos”, explicó.
Cabe subrayar que el problema de las pandemias no se circunscribe al tráfico y consumo de este tipo de especies –murciélagos, serpiente, entre otras- sino que su principal causa es la crisis de biodiversidad. “Desde hace años los biólogos estamos diciendo que estamos provocando una crisis climática y que también hay una crisis de enfermedades emergentes. Estas enfermedades, como el COVID 19- son cada vez más frecuentes”.
Para Alejandro Giraudo tenemos que corregir muchas cosas. “Tenemos que modificar nuestra actitud hacia la naturaleza y hacia los animales silvestres que estamos continuamente estresando; tenemos que integrarnos más a la naturaleza evitando destruir tanto los hábitats y tenemos que diversificar nuestras producciones para que no haya tres o cuatro producciones con las que se alimenta el mundo”.
“Pensemos qué pasaría si apareciera un patógeno que atacara al arroz, la soja o el trigo y no lo pudiéramos detener: millones de humanos morirían de hambre porque ya ni siquiera tenemos soberanía alimentaria –producción de una variedad de alimentos en regiones cercanas-. Ni hablar de cosas que había antes como los cinturones hortícolas que rodeaban las ciudades y que hoy ya no están… El mundo está estructurado sobre muy pocos cultivos que generan grandes ganancias. Esa actividad agropecuaria intensiva destruye ambientes y esa destrucción provoca que haya cada vez más patógenos que se contagian a los humanos. Esto es lo que venimos advirtiendo los biólogos desde hace décadas: los humanos vamos a recibir un revés importante de la naturaleza por lo que estamos haciendo”, sentenció el biólogo.
Giraudo está de acuerdo en que los cultivos industriales deben seguir existiendo, pero reguladas por los Estados. “Necesitamos mucha producción porque la población mundial es enorme: somos más de 7000 millones de personas”. En este sentido, apuntó que no podemos seguir creciendo de la manera en que lo estamos haciendo, “simplemente porque los recursos existentes en la tierra no alcanzan y si alcanzaran, al extraer tal cantidad, se provocaría un impacto tan grande que tendríamos problemas ambientales más serios que los que tenemos. Recordemos que por más que vivamos en ciudades, artificialmente, lo que pasa en la naturaleza tarde o temprano nos afecta. Los humanos somos un resultado de la evolución biológica y todas las cosas que necesitamos están en la naturaleza”.
Finalmente, Alejandro Giraudo remarcó: “Hace 30 o 40 años que los biólogos estamos diciendo que estas modificaciones ambientales van a repercutir sobre las sociedades. Pasaron 30 o 40 años y ya hubo repercusiones, pero no fueron tan fuertes como ésta. Éste es un problema que claramente tiene raíces ambientales. Ya en 2015 científicos norteamericanos, en conjunto con científicos chinos e ingleses y de otros países, habían publicado que podía existir esta pandemia porque había aparecido un virus parecido que se llama SARS – venido de los murciélagos- y había provocado un serio problema en una región de Indochina y lo habían podido detener. Cuando estudiaron ese virus se dieron cuenta de la posible pandemia actual y lo publicaron, por eso hay quienes afirman que fue un virus inventado en un laboratorio. No, no fue algo que inventaron…. Sería bueno que quienes manejan el poder empiecen a escuchar un poco más a los científicos”, concluyó.