Hace un tiempo, la comunidad educativa de la Escuela N° 41 “José de San Martín” se planteó estos interrogantes. Juegos, experiencias directas y atención de la emocionalidad fueron las claves que encontraron para acompañar el proceso educativo que hoy llevan adelante.
Por Claudia Cagigas
La Escuela N°41 “General José de San Martín”, que funciona en el Barrio Salto, sin lugar a dudas es una institución modelo en Chajarí. Desde 2012 incorporó la modalidad NINA y fue trazando un camino que se consolidó a lo largo de los años, cuyo objetivo es lograr que la escuela sea un lugar de disfrute para que los chicos se sientan motivados. Juegos, experiencias, talleres, desarrollo de la creatividad, contención, escucha activa son pilares fundamentales en este proceso.
La Profesora Silvana Nonino es su directora. Entrevistada en el programa EL ESPEJO (Canal 2 de ItelTv y Radio 91.9), explicó que los niños de primer a tercer grado permanecen en la escuela de 13 a 17 horas. En tanto, los de cuarto, quinto y sexto permanecen ocho horas (de 8 a 16) porque la modalidad NINA es sólo para estos grados. Es decir, por la mañana tienen clases como en cualquier otra escuela -con la caja curricular que marca la Provincia-, el almuerzo y por la tarde los talleres.
Niños felices en la escuela: ¿Utopía o realidad?
¿Cómo lograr niños felices en una escuela en la que deben permanecer ocho horas? Hace un tiempo el equipo se planteó ese interrogante. Concretamente advirtieron que al jardín de infantes los nenes iban contentos, pero que en la primaria comenzaban a decaer. Encontraron dos claves: juego y experiencia directa y decidieron implementarlas en toda la primaria. Hoy, los chicos, en cada unidad de trabajo “tienen juegos, se divierten, lo pasan bien, comparten y eso contribuye al aprendizaje”, contó Silvana Nonino.
La experiencia directa la incorporaron de muchas formas. A modo de ejemplo, contó que la institución está adherida al programa “A leer” y, en ese contexto, trabajan con una novela que tiene continuidad. “En cada capítulo de esa historia las docentes han buscado una manera atractiva para que los nenes se entusiasmen. Por ejemplo, el día que en la novela se perdió un perrito, hicieron paseos a la plaza para buscarlo. O el año pasado cuando el texto hablaba de “arepas”, las seños invitaron a una familia venezolana que contaron qué era esta comida típica de Venezuela, hicieron arepas y las compartieron con ellos. Eso les dio la posibilidad de conocer costumbres diferentes, personas que hablan con un acento diferente y les encantó. Por eso, las experiencias directas generan climas que los motiva a la hora de sentarse a leer”.
De todas maneras, resaltó que no todo es color de rosa. “Los docentes siempre estamos con una mirada aguda y si detectamos algún problema damos intervención a la psicopedagoga y la psicóloga. También tenemos talleres con los papás, algunos son exitosos, otros no tanto, pero todos los años los invitamos”.
¿Qué talleres funcionan por la tarde y para qué?
Los chicos que concurren a cuarto, quinto y sexto grado tienen talleres por la tarde, algunos obligatorios y otros no. Inglés y Acompañamiento al Estudio son obligatorios. El Taller de Ciencias, el Taller de Folklores, el Taller de Artes Visuales y el de Deportes (fútbol mixto y vida en naturaleza) son opcionales.
Increíblemente y para desconcierto de las propias autoridades del Consejo General de Educación (CGE), los talleres de Ingles y Ciencias son los que más interés y entusiasmo despiertan en los niños que concurren a la 41. “Decimos internamente que somos una escuela bilingüe, porque todos nuestros nenes están aprendiendo Ingles de una manera activa… Comencé a integrarme a las clases para aprender con ellos y, entonces, a la mañana los saludo en inglés, después de almorzar nos decimos el buen provecho en inglés, se despiden en inglés, en los actos se da la bienvenida en inglés y en castellano, preparan canciones en inglés para llevar a los ciclos iniciales. Es uno de los talleres que más gusta, nuestra teacher, Miriam, trabaja de manera muy dinámica”, dijo Silvana Nonino.
El Taller de Ciencias, en cambio, no es obligatorio, pero es uno de los más elegido. “Tenemos una profe que les propone experiencias para reforzar los contenidos de la mañana. Aprenden a hacer cuadros comparativos, se interiorizan con resúmenes y con técnicas de estudio. Es un trabajo arduo porque hay falencias en el sistema educativo, falencias en la lectura comprensiva, en el razonamiento, pero ahí estamos en movimiento”, agregó.
En el Taller de Artes Visuales se apunta mucho al desarrollo de la creatividad. Los alumnos aprenden a trabajar en lápiz negro, lápices de colores, bocetos, dimensiones, perspectivas. En quinto grado ya intervienen los bancos de la escuela y en sexto realizan estructuras grandes, como escenografías para actividades de fin de año o murales.
En el Taller de Folklore también se despliega la creatividad y el crecimiento personal a través del aprendizaje de danzas típicas. Allí se pone en juego la gran musicalidad que los chicos tienen, se vencen inhibiciones, miedos y es un canal de expresión por excelencia.
Por si fuera poco, en horario extraescolar (los lunes a las 17 horas) se trabaja en el Coro “La 41 canta” -el coro oficial de la escuela-, con chicos que de manera opcional optan por esta actividad.
Emocionalidad y aprendizaje
El objetivo de todo este trabajo desplegado por la comunidad educativa de la Escuela 41 del Barrio Salto es destacar en los niños los talentos que tienen, para reforzar su autoestima, mejorar el proceso de aprendizaje y convertirlos en personas felices.
“Hace 8 años que estoy en la dirección y hemos comprobado que, a veces, un niño que no puede aprender las materias tradicionales con facilidad, se frustra y su autoestima se daña, cuando tal vez tiene una gran creatividad, o musicalidad, o habilidad para jugar al fútbol. Entonces queremos potencializar lo que cada uno tiene, porque cuando sus compañeros o sus papás ven que se destaca en otras cosas, lo miran de otra manera y él se siente de otra manera. Al elevar su autoestima el niño comienza a pensar ‘yo puedo y si puedo esto, puedo aprender algún contenido de matemática que me está costando’. Con todo este trabajo notamos que se eleva la calidad del aprendizaje”.
Finalmente, Silvana Nonino destacó que quienes trabajan en la institución buscan “que los niños sean felices” y subrayó que “la escuela tiene que ser un espacio de disfrute. Eso lo notamos. Nos llena de orgullo y felicidad porque ponemos mucho esfuerzo”.