Siete de cada diez niños y adolescentes sufren acoso en la escuela, según un informe publicado por la ONG Bullying sin Fronteras. Argentina es uno de los países con más casos registrados de bullying. Sobre este perverso mecanismo charlamos con la psicóloga Flavia Kuxhaus, en el programa EL ESPEJO.

Por Claudia Cagigas
Silencios cómplices, dejar hacer, risitas dolorosas, mensajes que se clavan como puñales en quien sufre en silencio bajo la mirada de muchos que se pliegan a la destrucción que una persona ejerce sobre otra. El bullying está a la orden del día no sólo en las escuelas, sino que también en diferentes ámbitos sociales, incluso en el plano laboral. Entrevistada en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí), la psicóloga Flaxia Kuxhaus brindó datos muy interesantes sobre esta perversa dinámica que apunta a la destrucción emocional y, en algunos casos, física, de las víctimas.
EL ESPEJO (EE)-. ¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de bullying)
FLAVIA KUXHAUS (FK)-. Cuando hablamos de bullying estamos hablando de acoso ejercido hacia una persona de menor poder, de menores recursos o más pequeña. Hay distintos tipos de bullying. Estamos acostumbrado a hablar de bullying escolar, pero no todo es bullying porque hay diferencia entre bullying y conflicto.
El conflicto es cortito en el tiempo, se resuelve entre las personas que participaron y la tensión queda de lado cuando el conflicto se resuelve. Por el contrario, el bullying puede durar años, a veces comienza en la primaria y puede continuar en la secundaria.
En el bullying hay una víctima, un agresor y los seguidores (los terceros que no van a hacer nada salvo mirar, apoyar, filmar lo que el agresor está haciendo).
Pero hay otras formas de bullying: la del profesor hacia un alumno; la de los alumnos hacia un profesor; la de un superior hacia un docente o un empleado. Este último tipo se denomina mobbing y se da cuando alguien de poder dentro de la institución ejerce acoso hacia un subalterno. En estos casos, el subalterno queda igual de destruido que el niño que sufre bullying de parte de un compañero y los síntomas no terribles.
EE-. ¿Cómo se elige a la víctima?
FK-. Cuando se empezó a estudiar el bullying, se pensaba que la víctima era una persona débil, que estaba con su autoestima baja, que era pasiva dentro del aula. Hoy se sabe que es una persona inteligente, muy capaz y que generalmente tiene algo que el agresor quiere.
Ese “algo que el agresor quiere” se denomina la envidia del ojo. Porque la envidia es siempre del ojo ya que existe una diferencia entre el mirar y el ver. Entonces ¿qué vio el agresor en esa víctima? Puede ser belleza, capacidad, una familia, contención… Este es el nuevo perfil de la víctima de bullying.
El agresor siempre va a tratar de destruir lo que quiere, por eso el bullying perdura a lo largo de tanto tiempo y la víctima va pidiendo ayuda de todas las formas posibles.
Generalmente, cuando comienza el bullying, la víctima nota que hay miradas sobre ella, que hay ciertas reacciones del otro, siente que no la está pasando bien en la escuela porque, de golpe, sus compañeros comenzaron a tratarla mal. A veces hasta el docente la trata mal y empieza a apartarla, a dejarla arrinconada, porque generalmente el agresor tiene hacia el docente una actitud buenísima: lo compra, es muy simpático y nadie puede creer que el agresor sea esa persona. La víctima le va contando a la seño qué vivencias va teniendo y el docente minimiza la situación.
EE-. ¿Por qué se produce la red de complicidad?
FK-. El ser humano tiene cuestiones muy primitivas y esa red de complicidad tiene que ver con esto: si la víctima deja de existir, si la víctima ya no está más, el próximo puedo llegar a ser yo. Por eso, generalmente la víctima va perdiendo sus amistades y a veces hay un protector que con el tiempo se va corriendo también.
EE-. ¿Cómo se frena esto? ¿Qué puede hacer un padre de un chico víctima de bullying?
FK-. Una cosa es la teoría y otra la práctica. La teoría dice que eso de que el padre vaya a hablar a la escuela funciona sólo para que la institución se ponga en estado de alerta y que llamen a los dos chicos. Antiguamente los docentes o los equipos educativos llamaban a ambos para hacer un careo, en el careo siempre ganaba el agresor, entonces la víctima se iba cerrando cada vez más. Al principio le contaba al docente, después a los padres y después ya no hablaba porque se sentía deprimida y que nadie la escuchaba.
Hoy en la escuela hay un protocolo que tiene que ver con hacer las entrevistas por separado… Si la víctima siente que no hay respuesta de parte de la escuela, generalmente se va a otra escuela, pero eso no resuelve nada. Está documentado en todos los libros que la víctima, así como sufrió acoso en una escuela, apenas llega a la nueva escuela inmediatamente será reconocida por otro agresor y será nuevamente víctima de bullying porque tiene como un quiebre, un rasgo que el agresor leen (como cuando nos enamoramos y no sabemos por qué).
EE-. ¿De qué manera se puede quitar ese rasgo, trabajar ese quiebre?
FK-. La víctima se sentiría mucho más segura si siente que se hace algo con lo que ella cuenta.
EE-. ¿Qué sería el hacer algo?
FK-. Hacer todo lo necesario para movilizar. Que se tome al agresor como a un otro, como a un compañero, que la víctima tenga la certeza de que si se acerca no será agredido y que la relación volverá a ser como era antes. Porque generalmente el agresor y la víctima eran compañeros. Entonces la resolución tiene que ver con dar garantías a la víctima.
EE-. ¿Puede el bullying llevar al suicidio?
FK-. El bullying puede llevar al suicidio porque es tal la desesperación y el estado de depresión de la víctima, que como recurso puede suicidarse o puede atacar cuando sea grande. El ataque nunca es hacia el agresor, porque el agresor no se toca, sino hacia la institución.
EE-. ¿Qué hay detrás del agresor?
FK-. El agresor generalmente es víctima de su familia, puede sufrir maltrato, violencia física… Entonces, en la escuela, con un poquito de poder hace activamente lo que sufre pasivamente.
Finalmente, sumamos a la charla a la Directora Departamental de Educación Federación, Nancy Ledesma, quien sostuvo que en las escuelas se ve “una permanente necesidad de abordar estos temas”. Deslizó que anima a los docentes a no hacer oídos sordos a lo que los chicos están manifestando, ya que “en cada hecho hay una oportunidad de cambiar una realidad dolorosa”. También indicó que cuando el problema supera la capacidad de resolución de cada escuela “hay que armar redes” con el municipio, con el COPNAF y con diferentes instituciones para buscar entre todos una solución.
Según un informe publicado por la ONG Bullying sin Fronteras, siete de cada diez niños y adolescentes sufren acoso en la escuela. El relevamiento se hizo tomando en cuenta el periodo de enero de 2021 y marzo de 2022. El mismo informe indica que Argentina es uno de los países con más casos registrados de bullying, que se divide en acoso y ciberacoso. Si bien no sucede en la mayoría de los casos, el bullying causa intentos de suicidio, por lo que la problemática debería abordarse con mayor énfasis, formación y compromiso.