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31 octubre, 2018

“Bajo el efecto de las drogas no me importaba que me apuñalen o me rompan la cabeza”

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Facundo tiene 21 años y está a punto de obtener el alta terapéutico tras largos años de rehabilitación por consumo de drogas. “Si miro para atrás veo peligros, riesgos que buscaba a propósito… Por dentro estaba hecho mierda, por fuera demostraba que estaba todo bien”.

 

FACUNDO Y JENNIFER FABRELLO. Facundo está a punto de obtener el alta terapéutica por consumo de drogas. Esta es su historia.

 

Por Claudia Cagigas

Facundo (21) es de Monte Caseros pero vive en Villa del Rosario. Comenzó con el consumo de drogas a los 16, en el último año de secundaria porque estaba un año adelantado y, en cierta manera, eso lo hacía sentir un poco descolocado del grupo. Sus padres se habían separado, así que con todos sus dramas a cuesta, después del viaje a Bariloche empezó a consumir, en una etapa de depresión de su mamá.

 

El consumo de Facundo fue acelerado. “De golpe fui pasando por diferentes drogas. Como hacen los chicos de hoy empecé con previas, con juntas de escuelas rateándonos para tomar alcohol y cuando ya no alcanzaba me junté con otros amigos para tomar una droga y luego otra y otra”, dijo en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).

 

Me costó un montón explicar que me sentía mal. Yo tapé todo todo el tiempo. Cuando llegué al Arte de Volver y empecé a escuchar a mis compañeros, a hablar y a tener terapias, empecé a darme cuenta los sentimientos que tenía porque yo no conocía los sentimientos, para mi era estar triste o estar contento, no conocía otra cosa. Y me costaba mucho identificar que tenía impotencia, que tenía esto o lo otro, algo me enojaba y peleaba o hacía algo para descargar.

 

¿Cómo lograste identificar tus emociones, que te sirvió?

“Hablar fue una de las primeras herramientas que adquirí en el Centro y a partir de ahí arrancó todo; comencé a conocerme, a conocer a mis compañeros, a tener empatía, a ponerme triste por los demás, a tomar conciencia que no solo me hacía daño a mí sino también a mi familia. Eso fue un gran quiebre para generar un cambio”.

 

Facundo lleva tres años y tres meses en recuperación. En este tiempo pudo comenzar a conectare con sus sentimientos, reconocerlos, recomponer la relación con su papá y su mamá y a alejarse de lo que lo dañaba. “Creo que lo más importante lo solucioné aunque quedan cosas por resolver y van a seguir apareciendo otras. Después del alta terapéutico, cada tanto tendré que seguir yendo a terapias de seguimiento. Cuesta un montón despegarse, pero esta última etapa fue importante para hacer el duelo”, sostuvo.

 

FACUNDO CON EMANUEL OTRO DE LOS PACIENTES QUE EN BREVE OBTENDRÁ EL ALTA TERAPÉUTICO Y COMPARTIREMOS SU HISTORIA.

 

¿Cómo está tu cabeza hoy en relación a antaño?

“Yo entré al tratamiento con 18 años y parecía que tenía 15. Hoy es como que maduré 8 años. Veo peligros, riesgos que antes no veía y que buscaba a propósito. Antes buscaba lo extremo, el límite, la adrenalina todo el tiempo, desde andar fuerte con el auto hasta tirarme del techo a la pileta o andar a fondo en una moto. Eso durante el efecto de las drogas. Era como que no me importaba nada por el malestar que sentía. O iba a buscar peleas sin importarme que me apuñalen o me rompan la cabeza con una piedra. Es la caparazón que uno se pone: por dentro estás hecho mierda y por fuera demostrás que está todo bien”, reconoció Facundo.

 

En este punto de la charla, la psicóloga Marcela Braun intervino: “Encontrarse con los sentimientos es los más difícil. Primero discernir lo que está pasando y después soportar, porque cuando uno está consumiendo drogas se evade del dolor. Y cuando están en tratamiento se sienten raros porque no conocen esa emoción, se empiezan a enfrentar a eso. Bancarse los sentimientos sin tener con que evadirse es difícil”.

 

“Si, la pasás mal, es sentir de golpe el malestar que tapas cuando consumís”, reconoció Facundo. “Una vez que podés hacer el duelo, descargarte, te empezás a sentir mejor y así se hace una cadena porque después se viene de nuevo algo que cuesta y la tenés que pelear otra vez hasta que conectás con lo que te duele y lo aceptás, lo entendés, lográs llorarlo, cuesta un montonazo…”.

 

 

Padres, no amigos

Otro tema es la aceptación familiar. “A mi mamá le costó aceptar mi enfermedad, porque para ella yo era el chico que siempre le iba bien en la escuela, que tenía valores, que nunca se llevó una materia. Tal vez mi mamá veía actitudes pero ni ahí que quería aceptarlas”.

 

Jennifer Fabrello, psicóloga de El Arte de Volver, agregó: “En el caso de Facundo, lo que fue complicada es que con su mamá había una relación amiguista donde, a su vez, cada uno sacaba su tajada. Entonces el empezar a poner límites, a tener una relación de madre hijo y desprenderse de un montón de alianzas fue muy difícil”.

 

Tres años y tres mes después Facundo es otra persona. Es un joven que ha vuelto a la vida junto a muchos integrantes de su familia. Porque como dijeran en una nota anterior las psicólogas, la droga aniquila la vida no solo de quien la consume sino también la de sus seres queridos.

 

s Facundo es otra persona. Es un joven que ha vuelto a la vida junto a muchos integrantes de su familia. Porque como dijeran en una nota anterior las psicólogas, la droga aniquila la vida no solo de quien la consume sino también la de sus seres queridos.

 

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