En EL ESPEJO (Radio Show Chajarí) entrevistamos a Mario Duarte y Ana Ríos, vecinos del Barrio Salto, sobre las cosas que faltan solucionar, los problemas que enfrenta en el barrio y el vertido de efluentes cloacales en el arroyo.

Por Atilio Amerio y Claudia Cagigas
Un poco de historia
“Hace treinta y cinco años cuando nos vinimos a vivir a Chajarí, en el barrio la gente no tenía baños, ni siquiera un lugar para lavarse”, nos cuenta Ana. “Formamos una comisión vecinal para comenzar a resolver estos problemas y trabajamos en forma conjunta con el gobierno municipal. Teníamos buena relación, hacíamos reuniones y pudimos hacer cosas: calles, luminarias, incluso el puente de calle Doctor Planas, que fue el broche de oro de nuestra participación en la comisión.”
“Pero los gobiernos que vinieron después nos dejaron de lado, y tampoco hoy podemos trabajar con el actual gobierno… Entonces decidimos dar un paso al costado.”

Arroyo Chajarí. La gran deuda ambiental.
Mario nota que “el barrio ha crecido mucho. Gracias a los puentes que se hicieron estamos incluidos y comunicados con la ciudad. Pero aún tenemos necesidades. Planteamos inquietudes y reclamos, como que todavía se vuelquen aguas servidas al arroyo. Pese a todo el trabajo que, como contamos, realizamos por años, no se encuentra la solución. Van pasando los gobiernos municipales de turno y sigue cayendo caca (sic) en el arroyo. Por ejemplo, en la pasarela de la calle Pío XII -que se rompió con una creciente hace años y nunca se reparó-, hay un tubo que vuelca el agua servida de toda la ciudad. ¿El motivo? Dicen que, aparentemente, no anda una bomba… Y en el puente de Irigoyen, en el barrio Vélez, pasa algo parecido. Estas cuestiones son de alto riesgo para la salud de las personas. Hay que poner atención en eso, es muy importante. Da mucha impotencia ver cómo esos caños siguen contaminando el arroyo y nadie hace ni dice nada.”
“En la época del intendente García hicimos un convenio para que toda la gente del barrio tenga su cloaca, el gobierno municipal ayudó y las obras se realizaron. La verdad que enoja un poco, porque el barrio hizo el esfuerzo en su momento, y ahora nos están tirando estas aguas en nuestra cara.”
“El barrio se sigue expandiendo, y la pregunta es adónde van a descargar los desechos de todas las casas nuevas, como las que están sobre avenida Concordia, cerca de la Escuela Agrotécnica.”
“El arroyo con los desechos cloacales se convirtió en un foco infeccioso. Hoy por hoy es la gran deuda ambiental que tenemos.”
“Las autoridades tienen que dar una solución, no pueden decir que no tienen conocimiento sobre el tema” agrega Ana. “Hace una semana nos comunicamos con el vice intendente, Marcelo Borghesan, y quedó que iba a averiguar. Estamos esperando su respuesta.”

Calles inundables
“Otro reclamo antiguo que tenemos es el pavimento articulado en el pasaje Susana Brarda, donde vivimos veintidós familias”, continúa contando Ana. “Viene de la época de José Luis Panozzo, con quien hablamos en su momento. Esa calle es una cortada y las casas están a bajo nivel, y cuando llueve a la gente se le complica, le entra agua en la casa. Con el articulado hay que bajar el nivel de la calle, lo cual sería la mejor solución. Volvimos a hablar del tema con las actuales autoridades, hablamos con el intendente… pero no hay soluciones. Ayer pasó una máquina arando la calle, y quedó peor que antes.”

El problema de los residuos
Otro tema grave que preocupa a Mario “son los basurales, y esto es responsabilidad de los vecinos, les pedimos que colaboren un poco. Todo el tiempo tiran de todo en las esquinas, y también en el arroyo: colchones, sillas rotas, camas rotas… Vemos gente de otros lados que también vienen a volcar los residuos al arroyo, y esto ya es un tema de educación. No se puede ser tan desprolijo y desconsiderado. Los recolectores pasan todos los miércoles y no dan abasto.”

Inseguridad. Luces y sombras
“No decimos que todo lo que hacen los gobiernos está mal… Que se entienda, por favor… Nuestro barrio está quedando hermoso, han trabajado mucho en ese sentido. Colocaron luminarias, y como en el barrio hay inseguridad, el tema de la iluminación es muy importante”, dice Mario.
“Sin embargo, una vecina nuestra hizo el reclamo para que le reparen la luz de la calle en noviembre del año pasado… y todavía no la arreglaron”, interviene Ana. “Sabemos que Chajarí está grande y que cuesta mantenerla, cuesta cortar el pasto, le cuesta al regador, porque esto se extendió; pero se necesita un poquito más de orden, de control, de mantenimiento. Porque está muy bonito todo lo que hicieron, por ejemplo, en la Irigoyen… pero hay que mantenerlo. Las cosas quedan a medio hacer. Si tenés la gente pero no la controlás, bueno, la casa no está en orden.”
Ambos coinciden en que, con respecto al tema droga, “últimamente el barrio está más tranquilo. Antes teníamos problemas graves, pero nos movimos mucho también”, nos cuenta Mario. “Hicimos reuniones con las autoridades policiales, con los fiscales, con los jueces; con los padres de los chicos que estaban con problemas de adicción y robaban. Venía también un grupo de ayuda de Concordia. Hoy a estos chicos los vemos trabajando, los vemos bien, cosa que como padres y abuelos que somos, nos alegra mucho. Queremos el bien de ellos, y entre todos nos ayudamos para que esto pase.”