Todos los martes, a las 20 horas en Parroquia María Auxiliadora, hay un espacio donde personas con problemas de adicciones y sus familias pueden encontrar un espacio de escucha y guía. No es un grupo de oración ni importa el credo de cada persona.

Por Claudia Cagigas
No es un grupo donde se aborda profesionalmente el consumo de drogas y otras sustancias adictivas, tampoco es un grupo de oración. Los martes a las 20 horas, en Parroquia María Auxiliadora funciona un espacio gratuito, de contención y guía para personas con problemas de adicción y para sus familias. El mismo está a cargo de Diego Oliver (recuperado del consumo de drogas), su esposa Carina Zilloni, otras personas que han pasado por situaciones similares y la guía espiritual del padre Marcelo Dalmazo. Es un espacio de contención porque abre la posibilidad de escucha. Es un espacio de guía porque se brinda información y asesoramiento sobre los lugares que pueden ayudar profesionalmente a superar el consumo.
La idea de este grupo comenzó a gestarse muchos años atrás, cuando Diego y Carina estaban realizando el tratamiento de recuperación en un centro privado, según comentaron en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí). Conscientes de que con las ganas no alcanza, sino que es preciso capacitarse, tiempo después se prepararon en la Universidad Católica de Córdoba para contar con las herramientas necesarias para brindar ayuda.
El martes pasado fue el primer encuentro público, abierto. Pero contrariamente a lo que pensaban, llegaron seis personas con historias duras, fuertes y mucha necesidad de escucha. “Se notaba una gran necesidad de desahogo; una gran necesidad de escucha, de contención. Cuando nos presentamos comenzamos a contar algo de nosotros y al escuchar, otros pudieron hablar y expresar lo que les estaba pasando. El poder contar lo que uno está pasando genera un gran alivio”, comentó Diego. También anticipó que para las próximas reuniones pretenden armar dos grupos: uno para las personas que están atravesadas por el consumo y otro para familiares.
“Hay que entender la adicción como una enfermedad. Al principio uno piensa que no pasa nada, que uno puede controlar el consumo, hasta que la realidad muestra que no se puede controlar nada… En el grupo hay personas en distintas situaciones, familiares desesperados, gente que ya está haciendo un tratamiento, gente que aún no lo está haciendo… Pero tenemos que entender que cada persona tiene su tiempo: quizás algunas necesitan mucho más tiempo dentro del grupo para decidirse a hacer un tratamiento y otras no tanto”, dijo Carina Zilloni.
Finalmente, indicó que hay mucho desconocimiento en materia de adicciones, que cuesta mucho entender que es una enfermedad y que la parte económica juega mucho. “Un tratamiento no es inaccesible, se puede hacer porque al estar dentro del Plan Médico Obligatorio (PMO) las obras sociales deben cubrirlo –lamentablemente a veces hay que optar por un recurso de amparo-. También asesoramos desde ese lado. Quizás estamos siendo un poco ambiciosos en lo que queremos, pero la idea es hacer todo lo que está a nuestro alcance, siempre en contacto con profesionales porque nosotros no vamos a recuperar a nadie, sólo podemos escuchar, contener, guiar y ayudar”.
En breve compartiremos la historia personal de Diego Oliver y Carina Zilloni.