Por Cecilia Capovilla
Después de nueve años, Chajarí volvió a tener sus dos noches de carnaval. Todo comenzó con un grupo de personas que, motivadas por el regreso de las comparsas, empezó a trabajar y logró que todos podamos disfrutar del ritmo, del brillo y de la alegría que genera el carnaval.
Mucha emoción se vio en las noches del sábado 6 y domingo 7 de febrero pasado, cuando más de 15.000 personas se dieron cita en la calle Belgrano (entre 9 de julio y 1 de mayo) para acompañar y alentar a las dos comparsas que desfilaron y bailaron al ritmo de los tambores (Yasí Verá y Baila Conmigo).
Ailin Almeida, referente de la Comisión Organizadora de los corsos 2016, comentó que fue un enorme trabajo llevar adelante la idea y se mostró satisfecha por el apoyo recibido desde la Secretaria de Cultura del Gobierno de Chajarí, de las instituciones participantes y de la gente que alentaba. Es un enorme desafío que los carnavales crezcan en Chajarí, pero este es el primer paso que hay que dar para volver a recuperar la fiesta y que sea verdaderamente una celebración del pueblo.
Expresión popular
Silvia Rossi, entrevistada en el programa EL ESPEJO por su participación en los carnavales de antaño, comentó que para que los corsos crezcan hay que dejar de lado los egoísmos, pensar en la masividad de la fiesta y trabajar de manera grupal para que los resultados también sean compartidos por todos. Recordó que en aquellos años, con los premios las comparsas apenas recuperaban un 20 por ciento de lo invertido y que el club al que pertenecía (Santa Rosa), se vio severamente comprometido por esta situación (como otros).
Por su parte, Flavia Versalli, agregó que lo económico es un factor muy importante a tener en cuenta, no solo por el costo que tiene cada uno de los trajes sino por el costo que implica poner una comparsa en escena con carros, espaldares, destaques, músicos, directores, batería
Sobre la cuestión económica indicó que ninguna comparsa se puede sostener, si los precios de los insumos que maneja la ciudad son abusivos. A modo de ejemplo indicó que este año un herrero de la ciudad cotizó 1000 pesos el alambre de un casco, cuando en Corrientes el casco con mucho trabajo artesanal, más las hombreras y el caderín costó 1200 pesos. También comentó que en comercios locales una piedra sale alrededor de 4 pesos, cuando en Buenos Aires la bolsa de 100 piedras sale 100 pesos o cuando el metro de stráss aquí cuesta 150 pesos y en Buenos Aires los 10 metros cuestan 300 pesos.
Si bien es cierto que hoy hay muchas alternativas para confeccionar y producir las vestimentas, lo económico no es un factor menor a la hora de ponerse a bordar. Es por esto que decimos que los carnavales tienen que ser un compromiso de todos si queremos que Chajarí los tenga y los pueda mantener.
Flavia opina que hay que aprender de los errores y empezar despacio. “En su momento el carnaval de Chajarí llegó a superar al de Monte Caseros y el de Concordia aún no existía. Pero Concordia es un ejemplo a seguir porque comenzó lentamente y logró el apoyo de la Provincia y del Municipio”. Porque “cuando el estado se compromete con la cultura, se puede crecer”.
Asimismo, no es necesario gastar 700 mil pesos en un traje (como cuesta uno de alta gama en Monte Caseros). Alejandro Ramos, reconocido director de batucadas, manifestó que “no hay que morir en la amazona y el faisán”. En esto fue contundente: “Yo creo en el carnaval alternativo, con materiales más sencillos. Pero para esto hay que trabajar en lo que transmite cada persona. Podés poner una bailarina llena de brillo, pero si traés una brasilera en ropa interior te aseguro que te levanta todo un pueblo por la forma en que siente el carnaval”.
Puro sentimiento, el carnaval es eso… Recuperamos esta fiesta y es el deseo de muchos que pueda proyectarse en el tiempo. Pero cuidado, hay que ser concientes y aprender del pasado para no volver a cometer los errores que llevaron a su desaparición.