Ilustración Aldo Vercellino
Ya se ha dicho que el chajariense medio es saludador por naturaleza, algo que el forastero siempre aprecia; de ahí tal vez aquel slogan de Ciudad de amigos, al menos amigos del saludo, o mientras el saludo dure, lo cual no es poca cosa.
Es extraño que Turismo no se haya encargado todavía de hacer folletos instructivos alentando la costumbre y educando respecto a la manera de potenciar esa capacidad innata, tanto para turistas cuanto para nativos.
Como para empezar, podría hacerse una somera clasificación de los saludos y otras maneras de comunicación habituales, a saber:
1- Uep.
Supóngase que está usted sentado en la entrada de su casa o va caminando; si alguien conocido pasa en bicicleta o marchando apurado, el saludo correspondiente será el siguiente: “!Uép!”, al cual se responde de la misma manera, haciendo un movimiento breve con el brazo o señalando al interlocutor. Si el encuentro fue demasiado rápido como para reconocer al sujeto, la respuesta deberá ser: “Uéhe” o “Uépa”; si hay tiempo suficiente se enviarán saludos a un pariente, o se afirmará haber visto recientemente a la esposa con otra persona.
2- Chiflido
Parecido al anterior es el silbido cortito y agudo; en ese caso cabe responder igual o utilizar el “Uép” antedicho. Los más modernos ya empezaron a valerse del sonido de beso largo, que antes se utilizaba para espantar perros.
3- Voz de pito
Otra manera de saludo callejero consiste en pronunciar el sobrenombre del saludado con voz aguda de mascarita, como fingiéndose otro. Ejemplo: “!Chancho peláu!!”, mirando para otro lado. Se responderá con una carcajada o un sapukay, u, otra vez, con el Uép o el Uéhe, a elección.
4- Para anunciar su llegada, los más secos apelarán al vetusto “güenas” o al “cómo dice que le va”, ya en decadencia, igual que el “cómo le baila la bola el ojo”.
5- Las diferencias generacionales también se hacen notar en los forcejeos que surgen cuando alguien tiende la mano para estrecharla y el otro, en cambio, la dispone como para una pulseada. Según una nueva tendencia, importada de Bs. As., algunos muchachotes amenazan con besar, para disgusto –comprensible en algunos casos- de los más impresionables.
6- Persiste desde la adolescencia (que en Chajarí se prolonga indefinidamente) un mecanismo salutatorio usual que consiste en tocarle el culo al distraído mientras se dice: “!Uóhoo!”, seguido de un abrazo reconciliatorio, pero no es probable que al visitante le simpatice semejante costumbre
7- Si se es joven, la tradición indica que al atender un celular o un teléfono deberá decirse invariablemente: “Que hacé puto”. Los mensajes de texto esquivarán toda referencia a la ortografía clásica y moderna:
A propósito, aunque no es estrictamente un saludo sí es una manera de comunicación inevitable: el sapukay. Los hay diferentes:
a- El clásico: Largo y finito; cuanto más sostenido sea, mejor será su efecto. Se usa para festejar o acompañar algún suceso llamativo: ante la caída de una bandeja o la rotura sorpresiva de una botella, todos los circunstantes pregonarán “¡Uíiiiiibaaaaaa!” o: “Biúbiúbiú”; algún desorientado agregará “epa cagón”, aunque no venga al caso.
b- El sapukay profesional es más agudo y más largo: “Uíuíuíuíuíuíiiiii…”; hay personas grandes y serias que viven de eso.
c- Hay un sapukay más íntimo y concentrado: dice algo así como “Áuubrr”; no es para cualquiera y sirve para saludar vecinos o en borracheras melancólicas.
d- Luego hay una serie de variantes menores pero frecuentes, como el patoruzesco “huí-jaaaaa” o el “iújujuu”.
En todos los casos, la actitud corporal adecuada deberá ser gallinácea: se aconseja, a la hora de emitir un sapukay, avanzar la cintura hacia delante y echar los brazos hacia atrás. Y después reírse, claro, mirando al costado como quien busca cómplices.
8- Otro saludo, ideal para confrontaciones entre personas caseras y caminadores: el semoviente deberá hacer comentarios acerca de la quietud del interlocutor, como “vo sí que la pasá bien, eh? Guarda, no te vayas a cansar”. Respuesta indicada: “y bueno, que trabajen los pobres…”.
9- Si la persona en casa es una señora, preferentemente dos, el saludo será: “Á-dióooss”. Los maleducados suelen contestar “a Dios no lo va vé nunca”
10- Al “quetalco muandás” se responderá: “bienacandamos”.
11- El saludo indeciso: aparece cuando los contrincantes dudan de la identidad del otro, o de si corresponde o no saludar; después de miradas de fuego, terminará siendo un “Áu” o “Grumf” que se manifiesta cuando ya pasaron dos metros desde el cruce frontal en la vereda.
12- El bocinazo es un clásico, en el que casi siempre pierde el caminante, que se queda con la incomodidad de no saber quién era ese que pasó, y no dormirá en paz hasta saberlo, después de arduas investigaciones y deducciones.
Por esa costumbre, es fácil reconocer a un chajariense en otra ciudad porque siempre se dará vuelta ante los bocinazos, hasta que se percate de que todo el mundo toca la bocina pero con otros fines.
13- El saludo equivocado: consiste en responder a un saludo que iba destinado a otra persona: después de haber levantado la mano, se dará uno cuenta de que había alguien detrás. Es feo, sí…
14- Los miopes y/o autistas apelaremos al recurso de no saludar a nadie o saludar a cualquiera, según el día, provocando confusiones.