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29 marzo, 2021

Morir, para nacer a otras posibilidades

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Morir, para nacer a otras posibilidades Siempre me acoplé a la idea que hace tiempo escuché, acerca de morir, de vez en cuando, a nosotros mismos. A esas versiones que ya no nos representan. Que firmaron parte de nuestra evolución, pero sin embargo hoy no nos nombran.

Nietzsche, decía, que uno le pierde el miedo a la muerte cuando ha consumado la vida. Es decir, cuándo estamos viviendo la vida y no cuando nos estamos dejando vivir por ella. Habla del desafío que nos conduce la idea de apropiarnos de nuestra existencia y hacerla verdadera en casa decisión.

 

¿Estamos decidiendo o eso que tenemos cada vez que nos levantamos son accidentes del destino que no reconocemos como nuestras elecciones?

¿Cuántas veces miramos al costado y nos agarramos la cabeza?

 

Morir, para nacer a otras posibilidades, es una luz que nos hace de faro en medio de nuestras propias oscuridades.

 

Mueren relaciones. Mueren deseos. Mueren formas de transitar el mundo.

Mueren formas de verlo todo. Morimos nosotros.

 

Dejarnos morir es permitirnos un nuevo nacimiento. Es transmutar. Conocernos en otras facetas. Romper la rutina de lo lineal.Uno siente ese llamado interior que dice “esto ya está”, “cumplió su ciclo ” y sin embargo, carga esa tumba durante años.

 

Da miedo renunciar. A aquellos, a los que la muerte de un ser querido nos pegó cerca, sabemos con certeza, que un día todo desaparece. De esa muerte no se vuelve más. Entonces la vida se eleva. Cobra otro valor.

 

No sé en qué voy a florecer. Pero hay cosas que cumplieron su ciclo.

Hay cosas que ya aprendí. Hay cosas que ya entendí. Hay cosas que ya dije.

Están integradas a mí ser. Fueron parte de mí. Pero no quiero acampar ahí.

Elijo el cambio. Elijo elegir.

 

El camino del autoconocimiento es duro. Nos interpela la idea de saber cuánta verdad estamos dispuestos a escuchar. Pero una vez que ese encuentro sucede, uno tiene que viajar. Salir de ahí.

 

Que la búsqueda tenga un sentido quiere decir que, una vez que lo vea, salga de ahí. Muera a mí. Muera a todo lo que ya no tiene que ver conmigo.

 

Alas. Uno tiene alas. Pero si no las usa, da lo mismo tener que no tener.

Como la vida. Si no la vive, tenerla o no… Da igual.

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