Por Claudia Cagigas
“No están concluidos los trabajos pero están asegurados los cuatro bordes de la obra y se han disminuido casi a cero los riesgos”, aseguraron ayer en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí) los arquitectos Mario Coulleri y Eduardo Butta, autores del proyecto de obra para la construcción del nuevo templo de María Auxiliadora. Pocos días atrás el tema volvió a poner en vilo a muchos vecinos de Chajarí, fundamentalmente a la comunidad educativa del Instituto María Auxiliadora (IMA), dado que el gran pozo excavado a su costado seguía derrumbándose y llegaba muy cerca. A raíz de esto intervino el municipio y otorgó un plazo de 15 días para solucionar los aspectos que ponían en riesgo a la escuela.
Cumplidos esos 15 días, Coulleri explicó: “A partir de los acontecimientos que ocurrieron y de la notificación que hizo el municipio a todas las partes -al representante técnico de la empresa constructora, al comitente (Comisión Pro Templo) y a la dirección de obra que seríamos los asesores del comitente-, nos dieron 15 días para solucionar los temas de riesgo respecto al último deslizamiento del borde del IMA. La responsable de presentar un plan de trabajo de contingencia es la empresa constructora y así lo hizo; elaboró un interesante y ambicioso plan que excedía esos 15 días porque incluía los problemas de derrumbe de los cuatro bordes de la obra. Este plan contempla un plazo de 30 días”.
La municipalidad tomó el 24 de febrero como día de inicio para solucionar las contingencias. “O sea que estamos dentro de los 15 días. No están concluidos los trabajos, pero están asegurados los cuatro bordes y se ha disminuido casi a cero los riesgos”, aseguró Coulleri.
Por otra parte, subrayó que en este tiempo la Secretaría de Obras Públicas realizó controles permanentes e emitió informes “diciendo que están de acuerdo con lo hecho hasta el momento”. Por otra parte, agregó que como responsables técnicos del Comitente (Comisión Pro Templo), tanto él como Butta realizaron controles para que todo se vaya ejecutando como se propuso.
Tras la aseveración de que “los riesgos de derrumbe disminuyeron casi a cero”, consultamos a los arquitectos si están absolutamente tranquilos de que nada pasará de aquí en más. “Nunca estuvimos intranquilos”, aseguró Eduardo Butta. “Entendemos a quienes ven la obra y se ponen nerviosos, pero como técnicos sabemos hasta qué limites hay posibilidades grandes de un derrumbe o no”, agregó.
Sorprendidos por la respuesta, preguntamos si como “técnicos” pensaron alguna vez que el derrumbe iba a llegar tan cerca de la escuela. “No, en realidad no estaba previsto. Las contingencias y tiempos de obra hicieron que se llegue a esta situación porque cuanto más tiempo está abierto una excavación, más riesgos hay de que sucedan este tipo de cosas… Obviamente que una vez que sucede lo que sucedió no se puede seguir dejando abierto el pozo y por eso se hizo ese plan de trabajo continuo y de muchas horas, para evitar algún tipo de consecuencia mayor”, argumentó Butta.
Por otra parte, aclaró que actualmente se habla de un riesgo de “casi cero” porque “siempre hay que dejar un margen. No sabemos si durante una semana de lluvia puede presentarse otra situación, pero riesgo no hay”, aseveró.
Finalmente, Mario Coulleri subrayó que el plan de obras que actualmente está ejecutando la empresa constructora no es sólo para resolver los deslizamientos que hubo por el paso del tiempo y el accionar de la lluvia, sino que abarca la construcción de todos los muros perimetrales. “De esta manera, todo lo que se va haciendo se va cargando con suelo de muy buena calidad, compactando y recomponiendo el borde. Se van haciendo los tabiques de toda la obra y la excavación hasta nivel cero. Hay una buena parte que ya está terminada hasta nivel cero, en esos lugares ya se ha recompuesto el relleno, se ha compactado y esos bordes está como antes de comenzar el pozo”, concluyó.