El juego compulsivo es una adicción poco reconocida, aunque hay muchas más personas enfermas de las que se atreven a reconocerlo. No solo destruye al ludópata sino también a su entorno familiar.
Por Claudia Cagigas
La ludopatía es la adicción al juego y su tratamiento es como el de cualquier adicción. No tiene la sustancia pero la base de la enfermedad es la misma y una característica fundamental es la falta de control de impulso, la necesidad incontrolable de apostar, de jugar.
¿Cuál es el límite entre un ludópata y una persona que juega pero no es adicta?
“El límite es cuando uno va a jugar por diversión y puede decir NO. Por ejemplo, llevo este dinero y cuando lo termino, gane o pierda me retiro. La adicción aparece cuando ya no puedo pensar en nada ni en nadie: no importa la familia, el trabajo, la pareja, los hijos, el sexo… Todo pasa a segundo plano, lo único que interesa es jugar en cualquier momento del día”, explicó la psicóloga Marcela Braun, del Centro de Recuperación de las Adicciones El Arte de Volver de Chajarí.
Cecilia Laderach, otra de las psicólogas que abordó el tema en el programa EL ESPEJO (Radio Show), dijo: “Hablamos de juego por dinero, de juego que se basa en la apuesta. Pero también hoy se está viendo mucho en los adolescente los juegos en red o por internet que tienen las mismas características. Por ahí las apuestas son más virtuales en esos espacios pero también dominan por completo la vida de la persona”.
Toda la organización y la actividad del ludópata está centrada en el juego. “Está pendiente de la hora a la que va a jugar, del dinero que tiene que conseguir y si pierde, al día siguiente regresa pensando que va a ganar y recuperará lo perdido. Esa fantasía que se crea hace que sea muy difícil salir, cortar este impulso de recurrir constantemente al juego. A esto hay que sumarle que cada uno se mete en un mundo particular, con reglas particulares donde aparece lo económico como central y no se mide el riesgo de perder absolutamente todo”, agregó Laderach.
En este contexto, la persona casi que no está con su familia sino que la prioridad es ir a jugar y la mentira aparece frecuentemente. “El engaño hacia el círculo más cercano del paciente aparece para sostener esta conducta patológica: el dinero que estaba no está, o la escritura de la casa o el boleto de compra venta desaparecen sin explicación…”, manifestó la misma psicóloga
La mentira, presente en todas las adicciones
“Esto de la mentira, la inmediatez, la compulsión tiene que ver con todas las adicciones porque también hay un componente emocional: así como el drogadependiente oculta su malestar con la sustancia, el ludópata lo hace con el juego (casino, quiniela o cualquier apuesta)”, intervino Carolina Vega, otra de las psicólogas de El Arte de Volver.
¿El hecho que abran cada vez más salas de juego es un factor de riesgo?
“Aquí hay que tener en cuenta la predisposición de la persona, porque pueden abrir un montón de salas de juego y si a la persona no le interesa jugar le va a ser indiferente. El problema es cómo repercute en cada persona el ir y descubrir el juego y ese mundo. Los juegos de azar son los más atrapantes en cuanto a adicciones se refiere. La predisposición a enfermar la tenemos todos. Está en cada uno, en la estructura de personalidad y en la vida que cada uno lleve la posibilidad de que esta enfermedad se despierte o no. El poder decir que NO es lo que diferencia a un adicto de un no adicto”, explicó Marcela Braun.
Por otra parte, hay que aclarar que si bien vemos cada vez más salas de juego y se acorta el horario de cierre, la adicción al juego no solo se desarrolla en estos lugares sino también en otros como, por ejemplo, en los bares de campo o de la ciudad. Allí las apuestas son muy fuertes, como luego contará Gustavo, en otra nota que publicaremos a la brevedad.
La fantasía de la solución económica fácil
La fantasía de obtener dinero de manera rápida atrapa a gente de todos los sectores sociales. “A los lugares de juego va gente de todos los sectores sociales con esta fantasía de poder resolver sus problemas ganando una suma de dinero importante y esto genera muchos problemas. Muchas veces se recurre al juego frente a una situación dolorosa, a algún problema que no se puede enfrentar, entonces el juego aparece como medio de evasión”, concluyó Cecilia Laderach.
Finalmente, cabe destacar que el infierno que vive el ludópata es tal que no puede pensar en otra cosa, se aísla de su familia, de sus seres queridos, no puede hacer bien ningún trabajo porque está pendiente de la hora de ir a jugar y de conseguir el dinero necesario y la vida se convierte en un verdadero calvario.