Cansancio emocional, fatiga y un nivel de incertidumbre que lleva a la ansiedad son algunos de los síntomas que se advierten en la población como consecuencia del Covid 19, apuntó la psicóloga Rosana Percara en el programa EL ESPEJO.

Por Claudia Cagigas
Hay una especia de fatiga que nos acorrala desde hace más de un año, es la fatiga pandémica con todos los estragos que causa a nivel emocional. Según la OMS, la fatiga ha ido emergiendo gradualmente y está influida por distintas emociones, experiencias y percepciones relacionadas con la extensión y gravedad de esta crisis sanitaria y con las restricciones que los gobiernos han impuesto para contenerla. Siguiendo esta línea, la psicóloga Rosana Percara indicó que la semana pasada, cuando se tomaron nuevamente medidas que llevaban a la población al encierro, muchas personas comenzaron a tener emociones negativas: incertidumbre, dramatismo, temor… “A mí me enoja mucho cuando se habla de salud física y no de salud mental, cuando los mayores problemas que está teniendo la gente por la pandemia son emocionales. Hay cansancio emocional, fatiga emocional y un nivel de incertidumbre que lleva a la ansiedad”, dijo en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).
Crisis de angustia en los niños
Con el inicio de la escuela comenzaron a aparecer crisis de angustia en los niños. “El CGE habla de una bimodalidad, pero es una bimodalidad intermitente porque el chico nunca sabe cuándo ir a la escuela, la jornada presencial a veces se corta por sanitización los días viernes, hay feriados, hay una intermitencia que desorienta mucho al chico y no le permite tener una rutina”, dijo.
Pérdida cognitiva
La pérdida cognitiva de los niños es otra preocupación a la que refirió. “Es casi trágico que un niño de primero, segundo o tercer grado no pueda estar en presencialidad porque es el momento de mayor plasticidad neuronal de la vida”. En cambio, “hoy están frente a pantallas y lamentablemente lo que miran en general es de poca calidad, con padres que siguen trabajando y que a veces no pueden controlar estas cosas. Por eso también el cansancio emocional y la fatiga aparece mucho en los papás que han tenido que tomar un nuevo rol, el de docentes. Los que hemos tenido la suerte de hacer una escolarización primaria, secundaria, terciaria o universitaria podemos acompañar a nuestros hijos, pero hay gente que realmente no los puede acompañar”.
Estrés familiar y desregularización de las emociones
En este contexto, “se produce un estrés a nivel familiar que modifica todo y que se puede soportar tres meses, pero luego de tantos meses, empieza a desregular las emocionales, empieza a desregular las familias. De hecho, la tasa de divorcio es importante porque es tanto el cambio de rutina en esta pandemia, que la gente se desconoce dentro de la propia casa”.
Al volverse todo tan disfuncional, aparecen emociones negativas todo el tiempo.
Adolescentes, encierro y aislamiento social
En los adolescentes la sensación de encierro es muy fuerte. “Los padres dicen que están todo el día en la pieza y yo les digo que es un lugar seguro, tranquilo y que en la normalidad está bien porque el chico va a la escuela, hace sus actividades y en la habitación está un tiempo acotado. El problema es que ahora está todo el día en la pieza y esto pasa a ser una situación de aislamiento social”, explicó Rosana Percara.
“El adolescente necesita mucho socializar, la base de su vida es la socialización con sus pares y ¿por cuánto tiempo no se les ha permitido salir?… Las video llamadas, la virtualidad no es lo mismo, porque el contacto físico, la mirada, la comunicación no verbal, producen otro nivel de emocionalidad que lo estamos perdiendo”.
Los adultos mayores están muy solos y tristes
“Los adultos mayores que no están en la etapa laboral o productiva tiene mucha tristeza y están muy solos. Con esto de cuidar a los adultos mayores, los estamos dejando muy solos. Hay gente que no ve a sus hijos hace un año… Veo a muchos adultos mayores llorar y algunos ya ni se animan a salir a caminar”, dijo Rosana Percara.
Tantos meses de pandemia y medidas restrictivas, por el contrario, también provoca que comencemos a tener dificultades para cuidarnos. “Empezamos a decir y bueno… al principio llegábamos del supermercado y desinfectábamos todo y ahora es y bueno…. Esto también aparece como síntoma”.
Señales de alerta de una fatiga pandémica
La OMS dice que esta cadena de emociones negativas marcadas por la incertidumbre es una reacción natural ante una situación como la que estamos viviendo. “En realidad, es natural porque está comprobado que lo que hace más felices a las personas es poder socializar y al perder eso, empezamos a tener una sensación de infelicidad…”.
No obstante, hay indicadores de una fatiga pandémica que debemos tener en cuenta y para pedir ayuda profesional. Sobre el particular, Rosana Percara explicó: “Cuándo aparece el deterioro cognitivo (no logro concentrarme más o hay cosas que ya no puedo hacer); cuando aparece el deterioro emocional (tengo ganas de llorar todo el tiempo, tengo ganas de estar en la cama, tengo apatía, no tengo deseos de nada, ya no tengo deseos de relacionarme, descuido mi aspecto físico). Cuando uno empieza a sentir ese deterioro más allá de lo normal, hay que consultar”.
Aislarse no es la solución porque contribuyen al asentamiento de las emociones negativas y a la fatiga pandémica con todas sus consecuencias. Una vida social con los cuidados que se han repetido hasta el cansancio, es posible y será la red que aportará positivamente a nuestra salud mental.