Por Jorge Porcel de Peralta (profesor de Historia, La Paz)
La panza húmeda de estar contra el suelo. No se cuanto tiempo hace que estamos así… Juan y Yo… Juan, mi compañero, mi amigo… Los codos y las rodillas hundidos en el barro, la cara y las manos cubiertas por ese mismo barro… el fusil no pesa nada ya, de tanto tenerlo… listos, prestos para la acción. No se como llegamos hasta acá, como nos fuimos involucrando, como nos compenetramos, como… pero estamos en esta selva húmeda donde apenas se sospecha el sol. Nos arrastramos lentamente, por horas, haciendo ningún ruido, una planta más en medio de tantas, esperando al enemigo. La mochila pesa, los músculos duelen, el silencio aturde… pero ambos sabemos que es esto lo que queremos, esto y ninguna otra cosa, alcanzar la libertad, hacer la revol…
Se escuchan pasos… primero lejos, luego cada vez mas cerca… retumbando contra el suelo duro, a marcha rápida. De pronto, nuevamente el silencio… apenas un remover de pies en el lugar… no nos han visto, pero saben que estamos aquí…
-¡Chicos, a tomar la leche!!!
-¡MAMAAAAAA! Así no se puede jugar al Che Guevara…