Está destinada a jóvenes y adultos que por diferentes motivos no pudieron iniciar o completar la primaria. Es una propuesta muy flexible en horarios y asistencia y sin deteriorar la calidad educativa, ya que está pensada para personas que trabajan.

Por Claudia Cagigas
La Escuela N° 43 “Ciudad de San Juan” ofrece una excelente posibilidad para aquellos jóvenes y adultos de Chajarí y la región que deseen completar sus estudios primarios. Funciona de lunes a viernes de 18:30 a 21:30 horas en el edificio de la Escuela Álvarez Condarco, pero con una particularidad que la hace especial: su modalidad flexible ya que está pensada para personas desde los 14 años en adelante, la mayoría de los cuales trabajan. Hay amas de casas, empleadas domésticas, cosecheros, comerciantes, empleados de aserraderos, jóvenes de escuelas especiales que requieren inclusión… Entre todos conforman una gran familia que recorren juntos el camino de aprender.
Roxana Confalonieri es docente de la institución. Invitada en el programa EL ESPEJO (Radio Show) explicó que parte de la flexibilidad de la modalidad tiene que ver con el horario, ya que se permite a quienes trabajan que asistan luego de la finalización de su jornada laboral. Es decir que si las clases comienzan a las 18,30 pero un alumno puede llegar a las 19 horas, se contempla el caso. “Y como la educación es muy personalizada, a medida que van llegando al aula, el docente se dedica a explicarle la parte del tema que no alcanzaron a ver. No pierden contenido ni se baja la calidad educativa. Como son adultos, aprenden más rápido que un niño y eso permite flexibilidad”, explicó.

Tres ciclos conforman esta alfabetización. “El primero es para personas que no están alfabetizadas, que están aprendiendo a leer y escribir. El segundo es para personas con conocimientos pero que no han finalizado la primaria y el tercero es para personas a las que les falta el último grado entonces ya los vamos preparando para la secundaria”, dijo la docente.
Un dato llamativo es que no es necesario esperar todo un año para pasar de ciclo. “Si uno ve que el alumno aprende velozmente y que está preparado, en el segundo semestre ya se lo cambia. Por eso también decimos que hay flexibilidad. La finalización depende del compromiso del alumno, de su ritmo de aprendizaje y de sus ganas de superarse”.

La escuela no sólo brinda contenidos en el formato tradicional, sino que también es una poderosa herramienta de autoayuda y superación personal, ya que posibilita que los alumnos “se suelten, pierdan los temores y la vergüenza con la que ingresan ya que logran darse cuenta que nunca es tarde para superarse y aprender”.
Hay talleres que complementan las actividades, por ejemplo, en el Taller de Computación, a cargo de Facundo Dalarda, se les enseña, entre otras cosas, a efectuar trámites on line ante organismos públicos, para brindarles herramientas acordes a los tiempos que corren.
La matrícula actual es de 70 alumnos, no obstante, la asistencia fluctúa porque “en tiempo de cosecha, como la del arándano que comienza ahora, tenemos alumnos que van a trabajar y no vuelven hasta dentro de un mes o más… Cuando regresan recuperamos los contenidos y se les da tiempo para que vuelvan a integrarse”, contó Roxana Confalonieri.
Historias de alumnos
Juanita Deaira (59) es cordobesa pero vive en Chajarí. De chica cursó hasta cuarto grado y luego debió abandonar los estudios. Este año, animada por otra alumna de la escuela, retomó sus estudios. “Me pusieron en el segundo ciclo. No me costó empezar porque me gusta aprender y siempre estoy leyendo porque todo me interesa. Me siento cómoda, todas son muy buenas, tenemos muy buena relación y nos reímos mucho”, dijo.

Abelino Ortiz (68) trabaja desde niño. Debió dejar la escuela primaria porque llegaba cansado y se quedaba dormido en clase. Ahora su anhelo es aprender a leer y a escribir y lo está logrando. “Hago changas en San Roque, cosechando o sacando plantas y tengo una jubilación que me ayuda. En esta escuela estoy aprendiendo a leer y a escribir y soy más educado. Antes era nervioso, atropellado y no sirve ser así. Ahora espero, escucho las cosas que dice la gente… la escuela me enseñó a no a ser arrebatado”, comentó en cuanto a su experiencia.
Acompañar a sus alumnos a superar miedos, brindarles herramientas para la vida, ayudarlos a entender que no hay límites de edad para aprender cuando uno se lo propone, es parte de la maravillosa tarea que realizan los docentes de la Escuela Ciudad de San Juan.