El médico cardiólogo Mauricio Acevedo Miño y el naturópata Pablo de la Iglesia coincidieron en que hay que desechar la “política del miedo” y empezar a pensar en estrategias de salud comunitaria e individual que estimulen las defensas naturales.
Por Claudia Cagigas
“Estoy plenamente convencido que ésta es una crisis política en un 90%. Hoy estamos frente al primer golpe de estado global de la historia de la humanidad, provocado por una plutarquía que nos considera comensales inútiles y que está utilizando a gran escala un arma biológica (que puede ser creada o no en laboratorio) para infundir miedo en un escenario global. El virus existe, pero no es una enfermedad grave; no es algo que amerite la declaración de la pandemia y de ninguna manera una cuarentena de sanos. Mucho menos lo que estamos viviendo en la Argentina, que es la cuarentena más larga en la historia de la humanidad”, respondió el naturópata y escritor Pablo de la Iglesia, en una entrevista realizada en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).
“La gente tiene que entender que las persona que están muriendo con coronavirus (porque de coronavirus no se muere nadie) son personas mayores que ya estaban comprometidas por otro tipo de enfermedades y son las mismas que el año pasado se morían con gripe, neumonía, sarampión, enfermedades comunes que a una persona sana no le amerita nada más que unos días de cama y de cuidados”, agregó.
En este sentido, consideró que esta situación nos presenta la gran oportunidad de pensar cómo vamos a cuidar nuestra salud de aquí en adelante y cómo vamos a producir y cuidar el medio ambiente. “La gente puede seguir teniendo miedo, sometiéndose al mandato de una plutarquía global que ya está identificada, aislarse, dejar de ver a sus seres queridos, seguir esperando la vacuna o elegir empezar a cuidarse para no ser más una persona de riesgo cuando tenga gripe, sarampión o lo que fuere. Eso implica otra mirada sobre cómo comemos, cómo realizamos actividad física, cómo nos relacionamos con la naturaleza, cómo tomamos sol y también qué otras medicinas incorporamos como el CDS (dióxido de cloro), las plantas medicinales y organizarse localmente para producir alimentos orgánicos. Es una crisis exagerada por el miedo, pero también una gran oportunidad y es lo que me gusta resaltar”, dijo Pablo de la Iglesia.
En la misma entrevista, el médico cardiólogo Mauricio Acevedo Miño coincidió con lo dicho por De la Iglesia y agregó que “al principio no conocíamos el virus, el sistema de salud no estaba preparado, entonces los primeros 15 días o un mes de cuarentena no estuvieron mal. Después ya supimos cuál era el grupo de riesgo (mayores de 70 años, diabéticos, obesos, hipertensos o que tengan algún daño en el sistema inmunológico), entonces seguir encerrados no tiene ningún sentido”.
Siguiendo esta línea de razonamiento, el cardiólogo agregó que “hoy sabemos que esto afecta a menos del 1% de la población, que hay un 80% de personas que son asintomáticas y que hay que cuidar a la población de riesgo. Entonces hagamos medicina real; no nos hundamos en el miedo sino tomémoslo como la posibilidad para un cambio en la salud”.
Acevedo Miño subrayó que “la medicina va más allá de una arteria, un corazón, un órgano, un virus. La salud es cuerpo, mente, familia, entorno, compartir y el cerebro es un órgano social. Hoy tenemos muchísima gente enferma por depresión, por soledad. Esa es la pandemia real por todo lo que nos han asustado … Ahora se viene una palabra; el rebrote. No es un rebrote. El virus ya está, no se va a tomar un avión para desaparecer. Entonces, te guardes hoy o no te guardes, en algún momento lo vas a tener porque es una gripe más pero que se contagia más rápido y va a dañar más al grupo de riesgo”.
Finalmente, Pablo de la Iglesia y Mauricio Acevedo Miño coincidieron en que la estrategia de salud tiene que ser crónica. “Todos los días comer sano, todos los días realizar actividad física, todos los días permanecer unos 15 minutos al sol, todos los días poner los pies en la tierra para equilibrar la carga eléctrica del cuerpo. No se trata de convertirse en un monje o un atleta, pero sí dedicarse a gestionar salud, a estimular las defensas naturales del organismo”.