Por Claudia Cagigas
Amores ocultos, hijos naturales, hijos de próceres que llevan otro apellido, las mujeres que acompañaban a los ejércitos por años y que cumplían todos los roles, sospechas de pintores espías, escenas de cuadros “arregladas” que trascendieron como reales, también son parte de nuestra historia, pero de la que no te cuentan en la escuela.
A 200 años de la Declaración de la Independencia Argentina, como dato de color hacemos este aporte, surgido de una entrevista a las profesoras de Chajarí Daniela Zanandrea (Historia), Patricia Pezzarini (Filosofía) y Silvia Lissa (Artes Plásticas).
El General, el Pintor y la Dama
“El General, el Pintor y la Dama” es una historia apasionante de la escritora entrerriana María Esther de Miguel, que tiene como protagonistas al general Justo José de Urquiza y al pintor uruguayo Juan Manuel Blanes; es una novela de amor y odio que muestra a los solemnes próceres como los seres humanos que eran, con virtudes pero también con defectos.
“Es una obra fantástica porque hace una revisión histórica a modo de novela. Hay un relato amoroso, pero también está la historia (real) de este pintor uruguayo que vino a vivir al Palacio San José, cuando Urquiza ya estaba grande y retirado de la lucha. Urquiza le iba relatando las batallas y Blanes las imaginaba y pintaba los cuadros que hoy están en el Palacio –los originales adentro y las copias en las galerías-“, contó Silvia Lissa.
Por su parte, Patricia Pezzarini agregó: “A lo largo del libro, se van mencionando las proezas amorosas de Urquiza y de otros próceres que eran cercanos a él. Se cuenta sobre los hijos que tenían y la manera en que se vinculaban. Por ejemplo, en el paso por una pequeña comunidad, era frecuente que la madre entregue su hija jovencita a ese prócer – como un honor-”.
¿Un pintor espía?
Cándido Lopez es el pintor que retrató la Guerra del Paraguay de la Triple Alianza. Acompañaba el ejército y pintaba las escenas. “No estaba con el caballete en plena batalla sino que hacía bosquejos y luego pintaba. Pero cuando uno lee historia del Arte Argentino, lo que sale como dato de color y como pregunta es si Cándido López era un espía, porque en sus obras mostraba la formación del ejército, donde estaban ubicadas las carpas, datos muy estratégicos. Por eso, se sospecha que era un espía”, comentó Silvia Lissa.
“En la guerra Cándido López perdió la mano derecha, lo mandan a Buenos Aires donde aprendió a pintar con la izquierda, y volvió a la guerra a seguir retratando”, agregó.
Las mujeres del ejército
“El Ejército del Norte estuvo muchísimos años, desde 1810 hasta que Guemes terminó con la guerra de guerrillas después que San Martín cruzó los Andes en 1817. Fueron muchos años… ¿Quiénes acompañaban el ejército? “Entre el mito y la historia, es un libro de Perla Zelmanovich que recomiendo. Allí, la Tía Clementina es un personaje, una negra que se reencuentra con su hermana luego de diez años. Su hermana acompaló al Ejército del Norte y sirvió para todo: curar heridos, cocinar, remendar uniformes, sexo, acompañar a los soldados… Estas mujeres eran muchas y tenían hijos con los soldados; son esos hijos naturales excluidos del relato historiográfico que es muy moralista”, acotó Daniela Zanandrea.
Belgrano tuvo hijos que reconoció Rosas
El mismo relato moralista, que condenaba a los próceres al bronce y a la perfección, obligaba a ocultar las cosas mundanas.
“Esta neutralidad de los valores supuestos, llevó a no contar todo esto: Manuel Belgrano murió soltero pero tuvo hijos, hijos que reconoció Rosas”, agregó Daniela Zanandrea.
French y Berutti no repartieron escarapelas
Por si fuera poco, otro golpe a lo aprendido en la escuela. “French y Berutti no repartieron cintas celestes y blancas. Igualmente, Belgrano utilizó una cucarda, una cinta celeste y blanca porque el ejército no tenía uniforme; era un ejército popular y necesitaba identificar a sus hombres porque se estaban matando entre ellos”, explicó.
Finalmente, Zanandrea apuntó: “La cuestión del bronce hizo que se oculten un montón de pasiones que son el motor de la historia. El amor y el odio hacen que se tomen decisiones terribles a veces y el relato histórico oficial los obvia, pensando que a los niños no se le pueden contar estas cosas”.