Por Claudia Cagigas
Hoy se mezclan los roles, no escribo como periodista sino como mamá de un niño con múltiples discapacidades, que requiere la asistencia continua de una obra social para poder pelear a diario por su rehabilitación. No quisiera hablar de mi historia personal pero no puedo hacer otra cosa, no puedo pensar en otra cosa, es como que si algo me empujara a hacerlo por otros padres que están en la misma situación. Acabo de recibir la noticia que todavía me arranca lágrimas de emoción y de descarga luego de tantas, tantas tensiones acumuladas: “Felicitaciones! Ganamos el juicio! El juez otorgó todo lo que pedimos!!! Tanto esfuerzo, papeles, médicos y escritos valieron la pena…”, me escribió la abogada María Eugenia Todone al whatsapp.
Lo mío es anecdótico, lo verdaderamente importante y el objetivo de este texto es instar a otros padres o familiares de personas discapacitadas o enfermas, a no aceptar un NO como respuesta por parte de una obra social, cuando se trate de un pedido justo y justificado. El camino es largo, tedioso, pero no hay que quedarse en el molde. Si estás en esta situación, sé que te sentís cansado, que no tenés fuerzas, que tenés que atender a tu hijo y no das más; pero tenés que hacerlo, tenés que reclamar por la vía legal porque tu hijo lo necesita y lo merece. Entonces, cuando te caigas, date una pequeña tregua –pequeña nomás- y luego levantate, sacudite el polvo y volvé al campo de batalla. Buscá un abogado que te pueda ayudar, hacé las cosas al pie de la letra y no lo dudes.
Mi hijo Tiago nació con el corazón muy malformado. Hubo que hacerle tres operaciones al corazón para poder modificarlo y permitirle vivir: la primera fue a los 21 días de vida, la segunda a los dos años y la tercera a los cuatro años. En esos días primeros 21 días de vida estuvo muchas veces al borde de la muerte, faltó oxígeno en su cerebro y quedaron lesiones neurológicas serias de por vida. Hoy su problema cardiológico está solucionado pero no es un corazón “normal”, por lo que hay que controlarlo de por vida. Las lesiones neurológicas le impiden caminar solo –lo hace con asistencia de un caminador-, tiene retraso mental, no puede controlar algunos impulsos por lo que en determinadas circunstancias agrede a terceros y, por si fuera poco, sufre ADHD.
Llegando ya a mitad de 2017, OSECAC aún no autorizó las prestaciones que necesita para su rehabilitación: psicología, psicopedagogía, terapia ocupacional, kinesiología, entre otras, y le niega la cobertura de su psiquiatra (Dr. José Angemi) por cuanto OSECAC no firmó convenio con la Asociación Médica de Concordia y este profesional es de esa ciudad y también de su cardiólogo infantil, Néstor Bailatti, por el mismo motivo. Recién luego de varias gestiones conseguimos con reconozca la atención de Bailatti pero no que éste le practique los estudios de control necesarios… un absurdo… OSECAC tampoco autorizó la adquisición de una tricicleta que necesita para desplazarse por la vía pública en lugar de una silla de ruedas (qué locura que se priorice la autorización de una silla de ruedas y no de una tricicleta que le permite al niño valerse de sus propias piernas para moverse y rehabilitarse al mismo tiempo) y que, cabe aclarar, fue indicada por su neuro ortopedista, María Pía Gotter Campo; por su pediatra, Natalia Dalbies; por su psiquiatra, José Angemi y por el resto del equipo que lo atiende. También cabe aclarar que una tricicleta no es un juguete sino un elemento de re rehabilitación y se compra en comercios donde se venden productos ortopédicos.
Pero bueno, las buenas noticias también llegan y hoy ésta llegó: ganamos el amparo y OSECAC deberá cumplir, por orden de un juez federal, con todo lo que se le solicita.
Hay otra buena noticia: desde hace poco tiempo, en Chajarí contamos con una abogada que está habilitada para litigar en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, que es donde deben tramitarse los amparos cuando se tratan de obras sociales nacionales. Me refiero a la doctora María Eugenia Todone.
No soy quien para dar consejos, solo quiero llevar aliento a quienes están sufriendo y decirles que se puede conseguir lo que nuestros hijos necesitan. El verdadero cansancio no lo infringen nuestros hijos sino estas luchas continuas, pero es lo que nos toca y hay que seguir.
Que el bienestar y la sonrisa de nuestros hijos sea la energía que nos impulse. Solo así SE HARA JUSTICIA, tal como termina el texto de cada amparo…