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19 julio, 2020

Adicciones: “El padre piola es el peor factor de riesgo”

Adultos que no se animan a poner límites y que no tienen tiempo para hablar con sus hijos, arrastran a sus hijos a la soledad y al consumo de distintas sustancias.

MARCELA BRAUN Y CAROLINA VEGA. Psicólogas del Arte de Volver, Centro de Recuperación de las Adicciones de Chajarí.

Por Claudia Cagigas

“Los papás hoy no tienen tiempo para hablar con sus hijos… Ya no hay un modelo de familia, no hay valores… Vivimos en un egoísmo absoluto y estamos cada cual inmerso en lo suyo… Los padres no tienen ganas de ser padres”, fueron algunas de las aseveraciones de la psicóloga Marcela Braun en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí), a la hora de hablar del tremendo problema de adicciones que enfrenta Chajarí, el país y el mundo entero.

Como primera medida, la psicóloga que se dedica a la recuperación de pacientes adictos a distintas sustancias, explicó que lo que nos está pasando tiene mucho que ver con la sociedad en la que vivimos. “Cuando empecé la facultad estudiábamos que a la familia modelo la reemplazaba la familia ensamblada. Hoy no hay un modelo de familia, tampoco hay valores y por tanto no los inculcamos a nuestros hijos. Vivimos en un egoísmo absoluto y estamos cada uno inmerso en lo suyo… No se hace un trabajo preventivo sobre adicciones, que debería comenzar en las salitas de cuatro. Cuando nos llaman de un colegio es para una charla de tercer o cuarto año cuando los chicos ya empezaron a salir, cuando ya están en la calle y no han recibido toda la prevención que debería haber dado la familia”, sostuvo.

Los papás sin tiempo para hablar constituyen otro de los factores preocupantes que advierten quienes trabajan en recuperación de adicciones. “Cuando los chicos y las familias llegan al tratamiento (en el Arte de Volver), el diálogo se ha perdido hace mucho tiempo. Hay padres de niños pequeños que me han dicho que consideran una pérdida de tiempo el sentarse a jugar con sus hijos, cuando el juego es fundamental porque refleja todo lo que hace el niño. Entonces le dando a un niño un celular para que se entretenga y así se va perdiendo el contacto humano. Hay que estar, preguntar, crear el vínculo de confianza porque cuando no hay familia presente, nuestros hijos empiezan a buscar afuera las respuestas o las cuestiones que le llaman la atención”, sostuvo la psicóloga.

¿Qué nos pasó a los adultos que nos olvidamos del disfrute con nuestros hijos? “La primer cuestión que aparece es el estrés; uno vive estresado y con muchos compromisos. Y los padres no tienen ganas de ser padres. Está el padre piola que no pone límites, el que permite todo, el que vive inmerso en su propia vorágine de trabajo y no van a las reuniones de la escuela… los chicos están muy solos. Y nosotros estamos viendo que también están llegando papás consumidores”, agregó Braun.

Poli adicciones

En la última década el consumo de sustancias ha variado mucho, al igual que los tratamientos. “Hay muchos casos de poli consumo o poli adicciones; hay casos de trastorno de alimentación y alcoholismo o trastorno de la alimentación y drogadicción, es decir, personas que presentan ambas adicciones. Y en el consumo de sustancias también hay un poli consumo”, explicó.

Por su parte, la psicóloga Carolina Vega que también trabaja en El Arte de Volver, comentó que hoy están llegando chicos de 13 años “con consumo de más de una droga y descontrol en el alcohol… Primero es el alcohol a temprana edad, lo cual se minimiza desde lo social y familiar y luego aparecen otras sustancias”, manifestó.

“En las admisiones se ve mucho el padre piola que no puede poner límites. Entonces los guiamos, le damos indicaciones, los ayudamos… La crisis de valores la veo a diario y falta de límites también… Los padres no toleran el mal clima que se genera ante un límite. El límite es cuidado, es amor responsable, es saber que te están cuidando, es guía para la vida. No todo se puede, no todo es sí. El adolescente está creciendo y necesita que se lo guíe, no puede hacer lo que quiere”.

Bullying y adicciones

Finalmente, ambas profesionales señalaron que muchos de los pacientes que hoy están en tratamiento han sufrido bullying o lo han hecho y que el consumo fue la forma equivocada que encontraron para mostrar una imagen más fuerte.

“La persona que hace bullying es la que verdaderamente está mal, es la que necesita atacar antes de que la ataquen, es una persona que está vacía, resentida, que tiene mucho dolor. La que está estable emocionalmente, contenida, en su eje no hace bullying. Quien hace bullying generalmente es un líder negativo en el grupo y es seguido por los demás, esto sucede mucho”, concluyó Braun.

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