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1 diciembre, 2018

El suicidio en jóvenes aumentó en las últimas décadas. ¿Por qué?

 

El psicólogo Sergio Luis Brodsky asegura que el suicidio es un fenómeno multicausal y que es el acto final de un proceso que muestra distintas manifestaciones implícitas o explícitas. Por tanto, se puede prevenir.

 

SERGIO BRODSKY, psicólogo especialista en el tema. “Es un mito que quien se va a suicidar no avisa”.

 

Por Claudia Cagigas

“Los hijos de la desdicha” es el último libro del psicólogo concordiense Sergio Luis Brodsky y trata de la prevención del suicidio en los adolescentes. Históricamente la mayor franja de riesgo era la tercera edad. En los adolescentes había más tentativas de suicidios pero no tantos consumados, no obstante, en las últimas décadas esto ha cambiado y se ha notado un aumento muy importante de suicidio en jóvenes. Nuestra provincia no escapa a esa tendencia. ¿Por qué?

 

En primer lugar hay que entender que no es una sola causa la que lleva al suicidio. “El suicidio es un fenómeno multicausal, donde el contexto social, económico, las relaciones familiares y las formas que cada sujeto tiene de procesar todas esas situaciones configuran las causas que pueden llevar a un proceso suicida. En la enorme mayoría de los casos no es un acto impulsivo, imprevisible, sino el acto final de un proceso que va dando distintas manifestaciones implícitas o explícitas, que permiten a quienes rodean a esa persona actuar a nivel de la prevención”, explicó Brodsky en el programa EL ESPEJO (Radio Show Chajarí).

 

Factores de riesgo

La depresión es la principal causa de suicidio. “La mitad de las personas que se suicidan sufren algún tipo de depresión”, manifestó Brodsky. “La adolescencia por sí misma es una etapa crítica y creo que hoy es más crítica porque los adolescentes la transitan más solos, conectados a los aparatos electrónicos y esto genera una deshumanización de las relaciones. Defino al mundo actual como un mundo de soledades interconectadas, fíjate que en una reunión siempre hay alguien con el celular en la mano y con poca comunicación cara a cara”.

 

Las drogas ilícitas y el alcohol son otro factor de riesgo. “El 25% de las personas que se suicidan sufren algún tipo de abuso a las drogas y alcohol”.

 

También hay que prestar atención a “las autolesiones en la adolescencia, enfermedades psicosomáticas, la bulimia, la anorexia, porque son formas de expresión del dolor a través del cuerpo”, dijo Brodsky.

 

Los factores sociales, familiares y personales determinan un riesgo de suicidio. “En la franja entre los 18 y 25 años, que es una franja de alto riesgo, la desocupación es tres veces mayor que en otra franja etaria en condiciones de trabajar. Entonces cuando un adolescente o un joven no tiene un proyecto de futuro que le dé sentido a su vida (estudiar, trabajar) estamos hablando de un factor social de depresión. Y en los jóvenes las depresiones son profundas porque los sentimientos están magnificados. La depresión está ligado a pérdidas; pérdidas de expectativas, de una relación amorosa, de un proyecto de vida…”, aclaró el psicólogo.

 

“La identidad del adolescentes, quien es y cómo se valora, está muy ligado a lo que sucede en las redes sociales. El cyber bullying es una realidad muy compleja. También el bullying aparece como uno de los problemas más graves, esto es el acoso escolar sistemático, de la denigración del otro”.

 

Otro de los factores de riesgo de suicidio es ser miembro de una familia donde ha habido suicidios, sobre todo un familiar directo. “Por eso el abordaje de los familiares de las personas que se han quitado la vida es prioritario; hay que trabajar con el entorno que ha quedado vulnerado”.

 

Señales que da el suicida

  • Manifestación explícita de ideas suicidas. Amenazas suicidas.
  • Tristeza, desinterés, desesperanza. Retraimiento, aislamiento.
  • Entrega de posesiones valiosas.
  • Notas suicidas. Mensajes en las redes sociales expresando el malestar y la intención
  • Disminución del rendimiento (escolar, laboral, deportivo…). Ausentismo.
  • Rebeldía, agresividad.
  • Dificultades en la concentración. Descuido del aspecto y la higiene personal.
  • Decepción y culpar por no satisfacer las expectativas paternas.
  • Dificultades en la comunicación, tendencia al aislamiento. Escasas relaciones interpersonales, rechazo del grupo de pares.
  • Importante incremento en el consumo abusivo de sustancias o alcohol.
  • Cortes o golpes en el cuerpo (autolesiones).
  • Considerar al suicidio como un acto heróico.
  • Insomnio, ansiedad, cambios repentino en el comportamiento.
  • Calma, después de un período de ansiedad.
  • Hablar de muerte o suicidio. Sentirme culpable o desesperado.
  • Transmitir sentimientos de soledad, impotencia, desesperanza.
  • Expresar sentimientos de ser rechazado, miedo a diferenciarse del grupo de pares.
  • Deseo súbito de arreglar asuntos personales.

 

¿Qué hacer ante estas señales?

Ante estas señales de alarma lo mejor es buscar ayuda profesional, sin guardar secretos, ni dar consejos, ni intentar debatir sobre si es correcto o incorrecto tal actitud.

 

“Hay que tomar siempre seriamente las ideas suicidas”, aconseja Brodsky, porque muchas veces nos aferramos al mito de que quien realmente piensa en quitarse la vida no avisa y esto no es siempre así.

Por cada mujer que se suicida hay cuatro hombres que lo hacen

Este dato es llamativo y se relaciona, según Brodsky, con “los mandatos culturales sobre cómo deben ser los hombres y cómo las mujeres. Por ejemplo, los hombre no lloran ni hablan de sus sentimientos. Sin embargo, como dice Shakespeare, el dolor que no se dice gime en el corazón hasta que lo rompe”.

 

“Los mandatos sociales, culturales, históricos pesan mucho. Las poblaciones que en Entre Ríos vienen de corrientes inmigratorias tienen un mandato del éxito, del progreso económico muy fuerte. El fracaso es vivido como catastrófico”, agregó Brodsky.

 

Finalmente, el psicólogo sostuvo que los suicidios se puede prevenir y que para ello es necesario un abordaje interdisciplinario, interinstitucional que hasta el momento no se está llevando a cabo.

 

“Es fundamental una política de prevención del suicidio a nivel nacional y provincial. Está la ley 27130, que es la ley nacional de prevención del suicidio y la provincia ha adherido en agosto a través del programa Entre Ríos valora la Vida, pero no vemos todavía ningún tipo de programa o de política concreta que permita el abordaje de esta temática con impacto positivo”, concluyó.

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