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30 junio, 2021

El día después de la jubilación. Historias de vida

En esta sociedad de consumo que suele ser cruel con aquellas personas que considera improductivas, Olga Tisocco, Graciela Díaz y Myriam Farneda vienen a demostrar que el límite de edad no existe cuando la voluntad y la actitud prevalecen. Por suerte son muchísimas las personas que persiguen sus sueños y realizan proyectos postergados después de la frontera de los sesenta y pico…

OLGA TISOCCO, GRACIELA DÍAZ Y MYRIAM FARNEDA. MUJERES QUE SIGUEN CAPACITÁNDOSE Y BUSCANDO NUEVOS DESAFÍOS LUEGO DE LA JUBILACIÓN.

Por Atilio Amerio

La palabra jubilación proviene del latín iubilare, cuyo significado es celebración. Otras versiones indican que su origen es hebreo: yobel, que era el sonido de la trompeta que anunciaba el año que terminaba. De cualquier forma, para los tiempos actuales lejos está de ser una fiesta o motivo de alegría, sino que más bien refiere el final de la vida laboral y el consecuente ingreso a la clase pasiva.

Pero (porque siempre hay un pero), en El Espejo (Radio Show Chajarí) entrevistamos a tres mujeres que refutan esta idea de que la jubilación es para descansar y no ser productivo nunca más. Veamos qué nos contaron…

Señoras inquietas

Olga Tisocco trabajó treinta y un años en el municipio, la mitad de ellos, prácticamente, en el sector de Informes de nuestro Parque Termal. Luego de jubilarse comenzó a realizar artesanías en cuero. “Yo me preparé antes de jubilarme –nos dice Olga-; no me imaginaba quieta, algo tenía que hacer…Entonces comencé a estudiar para ser guía de turismo. Y en lo que es artesanía en cuero hice una capacitación diez años atrás. Ambas son mis ocupaciones actuales, y nunca me imaginé que me iba a hacer tan bien seguir activa, tanto en lo personal como en lo económico. Siempre digo yo que Dios te va preparando”.

Graciela Díaz fue docente de Educación Física y se desempeñó muchos años en las escuelas Agrotécnica y Alvarez Condarco. También fue entrenadora (pionera) de natación en el Club Vélez. Ella fue quien presentó el proyecto para crear la Dirección Municipal de Deportes y estuvo al frente de la misma entre los años 2003 y 2009. “La función pública fue una etapa de mi vida extremadamente demandante, pero de muchas satisfacciones también. El éxito de mi gestión fue porque la gente me acompañó… Después de todo esto, necesité bajar un poco… Por eso volví a ejercer la docencia y en el año 2013, antes de jubilarme, concursé por la rectoría de la Escuela Agrotécnica. Siento que esa fue la coronación de mi carrera… No había pensado qué hacer después de mi jubilación, si bien no tenía dudas de que iba a hacer algo… ¡Quieta, imposible!… Empecé a capacitarme en Turismo, y en forma paralela comencé a dedicarme a las artesanías, en el rubro textil, sobre todo a partir del año pasado cuando la actividad turística decayó por causa de la pandemia”, contó.

Hoy Graciela tiene un emprendimiento de turismo rural en Barrio Las 14, una posada con alojamiento para personas que vienen a visitar Chajarí, en la que también aplica todo sus saberes. “Constantemente estoy proponiendo, reformando y haciendo cosas nuevas en la posada para que los turistas se sientan cómodos. Pienso en los detalles que mejoran la hospitalidad. Por ejemplo: somos la zona productora de citrus por excelencia, entonces qué mejor que recibir a nuestros visitantes, cuando llegan después de horas de viaje,  con una jarra de jugo natural. Ellos lo aprecian mucho, quedan encantados…”.

Myriam Farneda también es docente jubilada y, además de su conocida trayectoria en Coral Cantiamo, es guía de turismo. “Estar en actividad fue una demanda y una exigencia muy altas… Y en el momento en que me jubilé se abrieron otras puertas, otras ventanas. Realmente no sabía qué me esperaba detrás de esa puerta, pero sabía que tenía las herramientas para enfrentarlo; y la verdad es que estoy ampliamente satisfecha de poder desarrollarme en actividades distintas, que a la vez tienen su raíz en la educación. Cuando estás haciendo una visita guiada estás pasando por la historia, por la economía, por experiencias para compartir. Nunca dejás de enseñar… Y en cuanto a la música, cuando llevo a la gente a conocer la iglesia Santa Rosa o la de Villa del Rosario, yo siempre entono el Ave María. Es como un rezo. A la gente le gusta mucho porque a todos les llega esa parte que tiene que ver con el alma, sin importar si son o no religiosos, o de tal o cuál creencia. De todas maneras, el canto es como una oración y la mayoría de la gente lo disfruta porque les refiere algún recuerdo lindo”.

Ejemplos que estimulan

Les preguntamos (a esta altura de la nota sabiendo lo que nos contestarían) qué sienten cuando escuchan referirse a los jubilados como la clase pasiva.

“Para mi manera de ver, están muy equivocados – abre el fuego Olga -. La clase pasiva puede comenzar a los ochenta y cinco, noventa años… Antes de esa edad, la mayoría estamos activas. Las invito a que se animen. Todo está dispuesto para descubrir la capacidad de cada uno”.

Y Graciela suma al argumento: “Hay situaciones que limitan, sin dudas: el tema de la salud, el tema de la distancia, el no tener las cuestiones básicas resueltas; todo lleva a que la gente tenga otra preocupación… Pero en la cuestión de decir ‘tengo tiempo, qué voy a hacer’, eso es ciento por ciento actitud y decisión personal. El momento actual te permite acercarte a muchas herramientas para hacer ese cambio. Uno ya no está solo. La virtualidad, la internet, las redes sociales, si las usamos bien, son herramientas de motivación exterior. Es imposible que no encuentres una pasión. El tiempo después de la jubilación es un tiempo que Dios nos regala para hacer lo que queremos, lo que nos gusta, lo que dejamos, lo que nos hace sentir felices. Porque estar feliz es celebrar la vida, y hoy qué es lo que queremos: VIVIR”.

El tiempo: ese aliado

Las tres coinciden en que no hay que dejar de capacitarse, en lo que sea, aprender siempre y más. Dice Olga: “Estamos capacitándonos en forma permanente. La capacitación y el conocimiento van de la mano. Esto es fundamental y clave, hay que ir a lo específico y estudiarlo a fondo para desarrollar luego tu propio emprendimiento. Para mi función de guía turístico debo saber historia, geografía, incluso qué distancias hay entre ciudades. Tengo que estar preparada para lo que la gente me quiera preguntar”.

En esta sociedad de consumo que suele ser cruel con aquellas personas que considera improductivas, ellas vienen a demostrar que el límite de edad no existe cuando la voluntad y la actitud prevalecen. Sin duda y por suerte son muchísimas las personas que persiguen sus sueños y realizan proyectos postergados después de la frontera de los sesenta y pico… Y no son sólo el avance científico y el crecimiento de la expectativa de vida lo que impulsa esta fuerza creativa, sino lo más importante: el espíritu, la actitud, las ganas de encontrar esa pasión de la que nos hablaba Graciela más arriba, la que nos mantiene vivos. La que refuta los calendarios.

Para el final, nos quedamos con estas palabras de Myriam: “Yo animaría a muchas personas a que se acerquen a las actividades culturales, porque uno no sabe lo que tiene adentro, lo que puede llegar a dar. Es solamente tiempo y ganas para que las puertas se abran y aflore tu potencial… Por ejemplo, ahora estoy haciendo pintura. Nunca imaginé que ponerme a pintar cuadros me llenaría de tanta satisfacción. Por eso estoy siempre ocupada, hasta más que antes, porque cuando uno trabaja tiene el límite impuesto por la obligación de ese trabajo; y cuando te liberás son tantas las cosas que querés hacer  que no te alcanzan las horas… A todas las personas que están un poco encerradas en sí mismas les digo que hay lugares que las están esperando.”

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