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30 abril, 2017

Mundo (cuento)

 

Por Jorge Porcel de Peralta

Llego al bar, como todas las noches, a beber con los amigos y a discutir como el gato nos está cagando a todos, la puta que lo parió… y eso que ninguno lo votó… bueno, ahora decimos todos que no lo votamos, pero sabemos que es una mentira… pero somos amigos y no da para echarse culpas.

 

Empujo la puerta, esperando encontrar la mesa de siempre… los amigos de toda una vida… pero… un par de ojos que se clavan en los míos, me miran y quieren ser mirados. Me turbo… miro para los costados y para atrás, como no creyendo… pero los ojos bajan y vuelven a mirarme, el cuerpo un poco inclinado porque José, el mozo, está parado levemente adelante… ahora ya no me quedan dudas…

 

Mis amigos me llaman a los gritos, diciéndome no se que cosa de Boca y del partido de ayer. Carlitos, el dueño, pregunta si quiero lo de siempre, creo escuchar… -si lo de siempre… hago un gesto que debe haber parecido que asentía pero no recuerdo porque el bar ya no está… solo están esos ojos que de a ratos van hacia la mesa y el resto de esas personas que están ahí y no conozco… pero que a cada segundo vuelven a mí por el rabillo, acompañados ahora por la sonrisa más linda del mundo.

 

Me acerco, torpe, zombie, despacio, atraído por una fuerza atávica que se apoderó de mi desde que crucé la puerta… mis amigos comienzan a percatarse de la escena y alguno ensaya una chanza que es rápidamente acallada por el resto… todo el bar se convierte en silencio… si hasta se escucha la tele por vez primera… el corazón se va a escapar del pecho e intento quitarme la estúpida sonrisa que creo tener en el rostro.

 

Ella se incorpora de su silla y camina hacia mi… parecen kilómetros la distancia que nos separa y los pies me pesan… pero estamos cerca, más cerca, frente a frente, nos volvemos cíclopes como recuerdo cuenta Cortazar… y nos fundimos en un beso con gusto a deseo viejo y anhelado…

  • No se quién sos… no se ni tu nombre…
  • Eso no tiene importancia –dijo- y me tomó de la mano, encaró para la puerta y nos fuimos al mundo.
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